Los grandes dilemas éticos de las
redes y la informática
Por: Diana Paola
Pérez Hernández
La facilidad que brinda la web para
generar, distribuir, producir, compartir y descargar información, se ha
convertido en un problema tanto para quienes se encargan de dichos procesos
como para los encargados de controlar el medio masivo considerado hoy por hoy
el más importante para algunos sectores. Dicho esto, se puede abordar el tema
de la información digital desde amplias perspectivas; el problema radica en que
algunas perspectivas no se pueden mezclar porque se contraponen y los esfuerzos
por reconciliarlas podrían ser en vano.
Así pues, tenemos como principal
ejemplo, las leyes y la ética; que aún en el marco físico, no suelen ir de la
mano. Si no hay una congruencia de manera física entre estos dos factores; es
mucho más complicado lograrlo en la web. Sin embargo, tal como lo plantea
Hernando Cruz en su texto Net ética[1],
la ética puede operar en internet pero es un asunto de conciencia colectiva, de
asumir la red como un medio en el que se ven reflejados los principios básicos.
Al plantear esto, puede hacerse mención de algunos principios éticos que operan
o que deberían ser aplicados en internet como la primacía del bien público, el
respeto por la propiedad intelectual, evitar cualquier acto de piratería y la
posibilidad de acceso del usuario sin discriminación. Sin embargo, cada usuario
debe saber que aunque está en sus manos cumplir o no tales principios, es
indispensable que asuma la responsabilidad frente a cada acto que emprenda.
El dilema con las leyes
Es posible que hace unos meses
cuando no había entrado a operar la famosa “ley S.O.P.A”, todo estuviera
permitido en internet; porque de cierta manera había una libertad más amplia o
evidente respecto al uso de los contenidos publicados; pero surge precisamente
esta norma que pretende defender la propiedad intelectual que además se
convierte en un arma de doble filo porque si bien protege la información,
elimina ciertas posibilidades que los usuarios tiene porque impide el acceso a
diferentes sitios, de usa la información con fines educativos o recreativos,
restringe en muchos sentidos la libertad de expresión que se resalta en la
declaración conjunta de la OEA[2]
y permite al Estado actual como censor de la actividad en internet como lo
indica The Electronic Frontier Foundation en su texto “What´s wrong with SOPA”[3];
ergo, hoy no podemos decir que todo se vale en la web porque el Estado ha
encontrado diferentes formas de suprimir dicha libertad.
Ahora bien; el otro lado de la
moneda es la ventaja que estas medidas de control, podrían traer para aquellas
personas que publican contenidos propios, que se dedican a la producción de
material intelectual y académica, a quienes posiblemente se les ha plagiado o
tienen riesgo de ello; aunque se supone que por ser un medio “libre”, el que
publica debe conocer a qué se expone cuando lo hace. Si de ponerse en su lugar
se trata, puede decirse que la misma libertad de la red, se basa en saber las
posibilidades y limitaciones que tiene el medio y en saber cómo hacer uso de él;
incluso hay formas de proteger la información así que si se ha de publicar
algo, lo natural es tener cuidado y entender que en cada usuario está la
decisión de exponer su información o no. Lo anterior incluye la información
confidencial, puesto que si está en la web (aún de manera privada) está
expuesta a ser encontrada por los hacker
o cracker.
Cabe entonces, indagar sobre las
diferencias elementales de estos dos agentes informáticos. Según Camilo García[4],
el hacker es una persona que tiene
amplios conocimientos sobre el funcionamiento de las redes pero hay quienes
usan lo que saben para dañar, violar códigos de seguridad entre otros (es
decir, los cracker), y hay quienes abordan
de manera creativa, la actividad en internet. La cuestión no es si es legítima
la labor de estas personas o no; el punto está en que a los usuarios no se les
debe restringir desde las leyes estatales sino desde las políticas internas de
cada sitio web. Pese a esto, en Colombia, se ha adicionado al código penal, una
serie de artículos relacionados con el control de la información, los sistemas
informáticos, la violación de datos, el uso de software maliciosos entre otros que podrían ser causal para multas
e incluso para ir a prisión[5].
Control estatal, un problema de
libertad
Ante todo esto, aumenta la duda
sobre la real libertad en internet, si en cada país hay un determinado número
de normas o leyes que determinan cómo actual o no respecto al campo
informático; ¿cómo se puede hablar de libertad? y ¿qué carácter se le debe dar
al ejercicio virtual?
Si partimos desde una visión
cualquiera de libertad; encontramos que está sujeta a diferentes factores que
van desde la concepción cultural del término hasta la aplicación gubernamental
que se le da. Teniendo en cuenta que este atributo social está sustentado bajo
un cuerpo legislativo, no se puede separar de las normas y de la misma forma
opera actualmente en el entorno virtual. Tal es el caso de países como Cuba en
donde el internet es altamente restringido o el de China en donde no se permite
el acceso a determinadas páginas. Pero si entendemos al internet como una
plataforma universal, ni el acceso ni su uso deben estar condicionados por las
políticas internas de cada país sino por un organismo que regule ciertos
elementos de dicho servicio e incluso por cada sitio web.
Dicho esto, el papel del Estado no es
el de intervenir ni ejercer un control estricto sobre todo lo que pasa en el
entorno virtual ni el de ver como delincuentes a los ciudadanos por lo que
hagan o dejen de hacer y aunque se pretenda defender la propiedad intelectual y
los derechos de autor; las medidas extremas como el cierre de sitios web y la
restricción total o parcial de aplicaciones, páginas o software; solo
demuestran la ambición por el poder y la falta de reconocimiento de internet
como un espacio democrático y con una dinámica global. El rol del Estado debe
estar limitado e ir de la mano con un ente mundial que trate estos casos; pero
si es necesario que el gobierno de cada país promueva el buen uso de las redes,
eduque y capacite sobre el tema y cree conciencia sobre la ética y los principios en la web.
El periodista y los medios virtuales
El auge del uso tecnológico para el
intercambio de información, la escritura de noticias y la actividad mediática
en general, hace que día a día se planteen retos tanto éticos como
estructurales, para los medios de comunicación tanto privados como
independientes. Eso, no solo porque algunas audiencias han abandonado los
televisores, radios y periódicos para consultar los sitios web que además lo
contienen “todo” sino porque el tratamiento de la información a través de
internet, requiere un cambio de géneros, formatos y herramientas así como la
creación de nuevos perfiles profesionales que le den la talla a la inmediatez y
que tengan especial cuidado con la calidad de dicha información.
Al respecto, habla Guy Riboreau en
su texto, La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la
globalización[6], y
revela que además de la ya creciente dependencia de los medios no digitales
hacia los grandes grupos empresariales y políticos, se ve también hoy por hoy
en la era digital. Los medios no han logrado una independencia ni política ni
financiera por la que según el autor, deberían pasar para garantizar el
ejercicio ético de su profesión. Sin embargo, se dice también, que en muchas
ocasiones, esta dependencia se da por parte los periodistas porque no existe
respeto frente a la libertad de prensa. “La asociación Freedom House, por su
parte, estima que sólo el 22% de la población mundial se beneficia del acceso a
una prensa libre. Su informe anual destaca una tendencia al incremento de
autocensura: ´la presión por parte de regímenes que practican la censura ha
conducido a un número cada vez mayor de periodistas a autocensurarse por temor
a represalias´… ”[7] expresa
el autor.
Así las cosas, el ejercicio del
periodista, está limitado y lo ha estado desde siempre, a diversos intereses y
es medianamente el periodista independiente quien puede realmente llevar a cabo
cualquier proyecto informativo sin miedo a ser castigado por ello. Adicional a
esto, es visto actualmente cómo, periodistas de todo el mundo, son despedidos
de los medios para los que trabajan por comentarios en sus perfiles de Facebook o Twitter como el periodista australiano Matt Nicholls, del periódico
Glenn Innes Examiner, quien fue despedido por comentar sobre un asesinato o el
caso del periodista francés Pierre Salviac quien perdió su empleo tras hacer un
comentario en su Twitter.
Estos casos, se suman a la larga
lista de periodistas que han sido suspendidos, censurados o despedidos por
expresar sus opiniones propias en sus redes sociales. Lo anterior bajo la
excusa de pertenecer a un medio cuyo buen nombre queda comprometido incluso
cuando el periodista se expresa por sus propios medios virtuales a nombre
propio luego se ve el límite bajo el cual, una persona, dependiendo de su
profesión, puede pensar o expresar ese pensamiento libremente.
Según lo anterior, el medio estaría
limpiando su nombre y defendiendo al lector tal como se sugiere que debe suceder.
En el contexto deontológico, es necesario que un medio de comunicación, posea
políticas internas para evitar que los lectores, oyentes o audiencias, sean
engañados, o reciban información no adecuada. Para esto, se traslada la figura
del defensor de los medios no digitales al internet. Así lo indica Gerardo
Albarrán[8]
quien ve de gran importancia la creación de tal figura para el control de la
información en los medios virtuales también conocido como “ombusdman” y es así
como debe operar el control en la web; a través de agentes internos de los
sitios o de los medios para que no sea el Estado quien tome partido de esos
casos.
En suma, el mayor dilema de los
entornos virtuales, es cómo se direcciona la ética en un medio tan abierto. Las
fronteras y el sentido de nacionalismo, permiten a los gobiernos, pretender un
control que no siempre pueden ejercer pero que el mismo internet no tiene
porque no es una institución. Prácticamente, podemos decir que el internet
tiene millones de dueños que deciden a voluntad propia, qué hacer con él pero
aunque así debe ser, el Estado ha logrado instaurarse como un ente dominante
del espacio sin que los usuarios sepan cómo defender un territorio que se consideraba
de la humanidad y no de un grupo específico.
[1]
Cruz, H. (2009, julio - diciembre), “La
net-ética desde la perspectiva de una secuencia de investigaciones sociales”,
en Signo y Pensamiento, vol. XXVIII, núm. 55, pp. 136-151.
[2]
Organización de los Estados Americanos (OEA), “Relatoría especial para la
libertad de Prensa” [online] disponible en http://www.oas.org/es/cidh/expresion/index.asp
Consultado el 19 - 05 - 12
[3]
Electronic Frontier Foundation, “What´s wrong with sopa” en [online] disponible
en https://www.eff.org/sites/default/files/One-Page-SOPA_0.pdf
Consultado el 19 - 05 - 12
[4]
El tiempo. “Ni delincuente ni activista, esto es mucho hacker”. [online] Disponible en http://m.eltiempo.com/cultura/libros/ni-delincuente-ni-activista-esto-es-mucho-hacker/11623342
Consultado el 19 - 05 - 12
[5]
GANDINI, Isabela, ISAZA, Andres y DELGADO, Alejandro. “Ley de delitos
informáticos en Colombia” [online] disponible en http://www.deltaasesores.com/articulos/autores-invitados/otros/3576-ley-de-delitos-informaticos-en-colombia
Consultado el 19 - 05 - 12
[6]
RIBOREAU, Guy. La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización” En
Sala de Prensa. Año VI vol. 2 Enero 2003 [online] disponible en http://www.saladeprensa.org/ Consultado
18 -05- 12
[7]
ídem
[8]
ALBARRÁN, Gerardo. La figura del defensor del lector en los diarios digitales
En Sala de Prensa. Año VI vol. 2 Diciembre 2002 [online] disponible en http://www.saladeprensa.org/ Consultado
18 -05- 12
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