jueves, 8 de noviembre de 2012


Los grandes dilemas éticos de las redes y la informática

Por: Diana Paola Pérez Hernández

La facilidad que brinda la web para generar, distribuir, producir, compartir y descargar información, se ha convertido en un problema tanto para quienes se encargan de dichos procesos como para los encargados de controlar el medio masivo considerado hoy por hoy el más importante para algunos sectores. Dicho esto, se puede abordar el tema de la información digital desde amplias perspectivas; el problema radica en que algunas perspectivas no se pueden mezclar porque se contraponen y los esfuerzos por reconciliarlas podrían ser en vano.
Así pues, tenemos como principal ejemplo, las leyes y la ética; que aún en el marco físico, no suelen ir de la mano. Si no hay una congruencia de manera física entre estos dos factores; es mucho más complicado lograrlo en la web. Sin embargo, tal como lo plantea Hernando Cruz en su texto Net ética[1], la ética puede operar en internet pero es un asunto de conciencia colectiva, de asumir la red como un medio en el que se ven reflejados los principios básicos. Al plantear esto, puede hacerse mención de algunos principios éticos que operan o que deberían ser aplicados en internet como la primacía del bien público, el respeto por la propiedad intelectual, evitar cualquier acto de piratería y la posibilidad de acceso del usuario sin discriminación. Sin embargo, cada usuario debe saber que aunque está en sus manos cumplir o no tales principios, es indispensable que asuma la responsabilidad frente a cada acto que emprenda.
El dilema con las leyes
Es posible que hace unos meses cuando no había entrado a operar la famosa “ley S.O.P.A”, todo estuviera permitido en internet; porque de cierta manera había una libertad más amplia o evidente respecto al uso de los contenidos publicados; pero surge precisamente esta norma que pretende defender la propiedad intelectual que además se convierte en un arma de doble filo porque si bien protege la información, elimina ciertas posibilidades que los usuarios tiene porque impide el acceso a diferentes sitios, de usa la información con fines educativos o recreativos, restringe en muchos sentidos la libertad de expresión que se resalta en la declaración conjunta de la OEA[2] y permite al Estado actual como censor de la actividad en internet como lo indica The Electronic Frontier Foundation en su texto “What´s wrong with SOPA[3]; ergo, hoy no podemos decir que todo se vale en la web porque el Estado ha encontrado diferentes formas de suprimir dicha libertad.
Ahora bien; el otro lado de la moneda es la ventaja que estas medidas de control, podrían traer para aquellas personas que publican contenidos propios, que se dedican a la producción de material intelectual y académica, a quienes posiblemente se les ha plagiado o tienen riesgo de ello; aunque se supone que por ser un medio “libre”, el que publica debe conocer a qué se expone cuando lo hace. Si de ponerse en su lugar se trata, puede decirse que la misma libertad de la red, se basa en saber las posibilidades y limitaciones que tiene el medio y en saber cómo hacer uso de él; incluso hay formas de proteger la información así que si se ha de publicar algo, lo natural es tener cuidado y entender que en cada usuario está la decisión de exponer su información o no. Lo anterior incluye la información confidencial, puesto que si está en la web (aún de manera privada) está expuesta a ser encontrada por los hacker o cracker.
Cabe entonces, indagar sobre las diferencias elementales de estos dos agentes informáticos. Según Camilo García[4], el hacker es una persona que tiene amplios conocimientos sobre el funcionamiento de las redes pero hay quienes usan lo que saben para dañar, violar códigos de seguridad entre otros (es decir, los cracker), y hay quienes abordan de manera creativa, la actividad en internet. La cuestión no es si es legítima la labor de estas personas o no; el punto está en que a los usuarios no se les debe restringir desde las leyes estatales sino desde las políticas internas de cada sitio web. Pese a esto, en Colombia, se ha adicionado al código penal, una serie de artículos relacionados con el control de la información, los sistemas informáticos, la violación de datos, el uso de software maliciosos entre otros que podrían ser causal para multas e incluso para ir a prisión[5].
Control estatal, un problema de libertad
Ante todo esto, aumenta la duda sobre la real libertad en internet, si en cada país hay un determinado número de normas o leyes que determinan cómo actual o no respecto al campo informático; ¿cómo se puede hablar de libertad? y ¿qué carácter se le debe dar al ejercicio virtual?
Si partimos desde una visión cualquiera de libertad; encontramos que está sujeta a diferentes factores que van desde la concepción cultural del término hasta la aplicación gubernamental que se le da. Teniendo en cuenta que este atributo social está sustentado bajo un cuerpo legislativo, no se puede separar de las normas y de la misma forma opera actualmente en el entorno virtual. Tal es el caso de países como Cuba en donde el internet es altamente restringido o el de China en donde no se permite el acceso a determinadas páginas. Pero si entendemos al internet como una plataforma universal, ni el acceso ni su uso deben estar condicionados por las políticas internas de cada país sino por un organismo que regule ciertos elementos de dicho servicio e incluso por cada sitio web.
Dicho esto, el papel del Estado no es el de intervenir ni ejercer un control estricto sobre todo lo que pasa en el entorno virtual ni el de ver como delincuentes a los ciudadanos por lo que hagan o dejen de hacer y aunque se pretenda defender la propiedad intelectual y los derechos de autor; las medidas extremas como el cierre de sitios web y la restricción total o parcial de aplicaciones, páginas o software; solo demuestran la ambición por el poder y la falta de reconocimiento de internet como un espacio democrático y con una dinámica global. El rol del Estado debe estar limitado e ir de la mano con un ente mundial que trate estos casos; pero si es necesario que el gobierno de cada país promueva el buen uso de las redes, eduque y capacite sobre el tema y cree conciencia  sobre la ética y los principios en la web.
El periodista y los medios virtuales
El auge del uso tecnológico para el intercambio de información, la escritura de noticias y la actividad mediática en general, hace que día a día se planteen retos tanto éticos como estructurales, para los medios de comunicación tanto privados como independientes. Eso, no solo porque algunas audiencias han abandonado los televisores, radios y periódicos para consultar los sitios web que además lo contienen “todo” sino porque el tratamiento de la información a través de internet, requiere un cambio de géneros, formatos y herramientas así como la creación de nuevos perfiles profesionales que le den la talla a la inmediatez y que tengan especial cuidado con la calidad de dicha información.
Al respecto, habla Guy Riboreau en su texto, La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización[6], y revela que además de la ya creciente dependencia de los medios no digitales hacia los grandes grupos empresariales y políticos, se ve también hoy por hoy en la era digital. Los medios no han logrado una independencia ni política ni financiera por la que según el autor, deberían pasar para garantizar el ejercicio ético de su profesión. Sin embargo, se dice también, que en muchas ocasiones, esta dependencia se da por parte los periodistas porque no existe respeto frente a la libertad de prensa. “La asociación Freedom House, por su parte, estima que sólo el 22% de la población mundial se beneficia del acceso a una prensa libre. Su informe anual destaca una tendencia al incremento de autocensura: ´la presión por parte de regímenes que practican la censura ha conducido a un número cada vez mayor de periodistas a autocensurarse por temor a represalias´… ”[7] expresa el autor.
Así las cosas, el ejercicio del periodista, está limitado y lo ha estado desde siempre, a diversos intereses y es medianamente el periodista independiente quien puede realmente llevar a cabo cualquier proyecto informativo sin miedo a ser castigado por ello. Adicional a esto, es visto actualmente cómo, periodistas de todo el mundo, son despedidos de los medios para los que trabajan por comentarios en sus perfiles de Facebook o Twitter como el periodista australiano Matt Nicholls, del periódico Glenn Innes Examiner, quien fue despedido por comentar sobre un asesinato o el caso del periodista francés Pierre Salviac quien perdió su empleo tras hacer un comentario en su Twitter.
Estos casos, se suman a la larga lista de periodistas que han sido suspendidos, censurados o despedidos por expresar sus opiniones propias en sus redes sociales. Lo anterior bajo la excusa de pertenecer a un medio cuyo buen nombre queda comprometido incluso cuando el periodista se expresa por sus propios medios virtuales a nombre propio luego se ve el límite bajo el cual, una persona, dependiendo de su profesión, puede pensar o expresar ese pensamiento libremente.
Según lo anterior, el medio estaría limpiando su nombre y defendiendo al lector tal como se sugiere que debe suceder. En el contexto deontológico, es necesario que un medio de comunicación, posea políticas internas para evitar que los lectores, oyentes o audiencias, sean engañados, o reciban información no adecuada. Para esto, se traslada la figura del defensor de los medios no digitales al internet. Así lo indica Gerardo Albarrán[8] quien ve de gran importancia la creación de tal figura para el control de la información en los medios virtuales también conocido como “ombusdman” y es así como debe operar el control en la web; a través de agentes internos de los sitios o de los medios para que no sea el Estado quien tome partido de esos casos.
En suma, el mayor dilema de los entornos virtuales, es cómo se direcciona la ética en un medio tan abierto. Las fronteras y el sentido de nacionalismo, permiten a los gobiernos, pretender un control que no siempre pueden ejercer pero que el mismo internet no tiene porque no es una institución. Prácticamente, podemos decir que el internet tiene millones de dueños que deciden a voluntad propia, qué hacer con él pero aunque así debe ser, el Estado ha logrado instaurarse como un ente dominante del espacio sin que los usuarios sepan cómo defender un territorio que se consideraba de la humanidad y no de un grupo específico.



[1] Cruz, H. (2009, julio - diciembre), “La net-ética desde la perspectiva de una secuencia de investigaciones sociales”, en Signo y Pensamiento, vol. XXVIII, núm. 55, pp. 136-151.
[2] Organización de los Estados Americanos (OEA), “Relatoría especial para la libertad de Prensa” [online] disponible en http://www.oas.org/es/cidh/expresion/index.asp Consultado el 19 - 05 - 12
[3] Electronic Frontier Foundation, “What´s wrong with sopa” en [online] disponible en https://www.eff.org/sites/default/files/One-Page-SOPA_0.pdf Consultado el 19 - 05 - 12
[4] El tiempo. “Ni delincuente ni activista, esto es mucho hacker”.  [online] Disponible en http://m.eltiempo.com/cultura/libros/ni-delincuente-ni-activista-esto-es-mucho-hacker/11623342 Consultado el 19 - 05 - 12
[5] GANDINI, Isabela, ISAZA, Andres y DELGADO, Alejandro. “Ley de delitos informáticos en Colombia” [online] disponible en http://www.deltaasesores.com/articulos/autores-invitados/otros/3576-ley-de-delitos-informaticos-en-colombia Consultado el 19 - 05 - 12
[6] RIBOREAU, Guy. La deontología periodística frente  a los cambios técnicos y la globalización” En Sala de Prensa. Año VI vol. 2 Enero 2003 [online] disponible en http://www.saladeprensa.org/ Consultado 18 -05- 12
[7] ídem
[8] ALBARRÁN, Gerardo. La figura del defensor del lector en los diarios digitales En Sala de Prensa. Año VI vol. 2 Diciembre 2002 [online] disponible en http://www.saladeprensa.org/ Consultado 18 -05- 12

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