jueves, 8 de noviembre de 2012


Bajo una realidad
 “Interés informativo”
Por: Juan Sebastian Valencia Niño

El periodismo ha tenido un protagonismo exclusivo y único desde sus inicios, recolectando, sintetizando y jerarquizando información; ha sido utilizado para establecer y socializar normas básicas de supervivencia y para sobrellevar las estructuras de poder en la sociedad; dentro de este mismo contexto, un actor en los procesos históricos de cambio, de desarrollo y de aceleración de la vida social en manos de unos pocos y bajo unos mismos intereses.
La prensa, la radio, la televisión y ahora la internet, han sido los medios escogidos por excelencia de las masas, el todo y en últimas el nada; basta citar a  Flavia Pauwels quien detalla la importancia de hacer una amplia campaña de difusión sobre el derecho a la información sana, para generar confianza y credibilidad al medio, una postura que busca cambiar el paradigma de control de unos cuantos por la conciencia, la participación y la exigencia del pueblo sobre el derecho a la revisión social democrática de lo que se difunde y vende el periodismo, en pro, de una información veraz, exacta, amplia y oportuna como se cita en “El Rol de los Periodistas” de Juan Jorge Faundes.
Un “Rol” que ha sido acompañado por una serie de normas, leyes, decretos y demás acciones que buscan que los profesionales de la comunicación asuman la responsabilidad principal en la defensa de los valores, deberes y derechos de lo que se publica y a quienes se les publica;  semillas de las que se esperan buenos frutos y un periodismo trasparente que genere libertad, información de interés, de fuentes reales, sin rectificaciones y sin manipulaciones e intereses.  
Parámetros y directrices éticas que guarden y protejan la dignidad de una persona y donde se privilegie el bien común por encima del bien particular, como lo hacen expresar algunos entes no gubernamentales, entre los que encontramos: La Federación Latinoamericana de Prensa (Felap) en donde “la información, concebida como bien social, concierne a toda la sociedad”  y el “el periodismo un servicio de intereses colectivos, con funciones eminentemente sociales dirigidas al desarrollo integral del individuo y de la sociedad”; El código de la Comunidad Europea de Periodistas que constituye “Toda acción periodística debe estar dirigida al bien espiritual, social, intelectual y moral de la comunidad”  y el código de la Unesco, el cual señala “en el periodismo, la información se comprende como un bien social y no como un simple producto”.
Autores como Javier Darío Restrepo, máximo referente en asuntos de ética periodística en América Latina,  y María Teresa Herrán, presidenta del Círculo de Periodistas de Bogotá y miembro de su comisión de ética, aseguran que el periodismo debe mirarse como un cuarto poder siempre y cuando penetre las realidades sociales y sea un servicio irremplazable. “Ser periodista es tener la oportunidad de cambiar algo todos los días” afirma Restrepo haciendo mención al bienestar de la sociedad como totalidad, donde se primen los intereses generales sobre los particulares y donde el profesional del medio responda a cabalidad por lo que informa: un buen periodismo genera libertad, pero un periodismo ligado al respeto de un código ético.
Al mismo tiempo y siguiendo con los aportes del señor Restrepo, un buen periodista debe ser ante todo una buena persona, su profesionalidad se construye sobre un ser humano,  ha de estar orgulloso de su profesión, deberá tener un sentido de misión y de entrega total, será un sujeto apasionado por la verdad, por la autocrítica, lleno de conocimientos y de independencia a la hora de comunicar; es  decir, que el buen periodista mantiene intacta su capacidad de asombro, constantemente estará formulándose preguntas y nunca venderá su ética profesional por los intereses de unos cuantos.
Las personas leen los periódicos y oyen los noticieros porque quieren creer en alguien, de lo contrario no consumirían estos medios; desde esta perspectiva, un compromiso ético, moral y legal que compromete a la empresa generadora de información con sus consumidores y con la sociedad en su totalidad.

No basta con la llegada del ombudsman a la organización, ni la del periodista más reconocido, si en definitiva se tiene una persona “imagen”, sin voto, ni oportunidades de corregir las fallas y cumplir sus funciones, todo por el interés general y comercial del medio; su efectividad y su labor a desarrollar dependerá del grado de compromiso y de responsabilidad social del canal con el radioescucha o televidente, imparcialidad y precisión con lo que difunde.
Para el caso de la televisión colombiana,  es la CNTV la encargada de desarrollar y ejecutar los planes y programas del Estado en el servicio público de televisión; a la vez, la encomendada de velar por el respeto y dignidad de las personas frente a los contenido que se emiten, tanto periodísticos como de utilidad comercial. En la ley 182 de 1995 capítulo II del contenido de la televisión y artículo 30, se expone el derecho a la rectificación por parte del medio que afecte y agreda física, moral e intelectual la vida de una persona en estado de inocencia; lo que permitirá una rectificación de publicaciones inexactas o falsas que agredan públicamente su buen nombre. Para este tipo de correcciones se han establecido una serie de programas por parte de los canales públicos y privados, que parten desde sus sales de redacción hasta la emisión en vivo o en diferido del error cometido por parte del periodista.
Dentro de este mismo contexto, es inaceptable los contenidos de información periodística que los canales privados emiten durante el desarrollo de sus noticieros, dejando por fuera y por los mismos intereses de algunos, temáticas y verdades que dejarían al descubierto hechos reprochables y escandalosos, donde se vería en más de una ocasión comprometido al mismo Gobierno, a personalidades de la vida política y demás actores sociales que ponen en juego el futuro de una sociedad; es decir, actos delictivos en contra del bien común.
Del mismo modo, es sorprendente que noticieros con un “alto grado de credibilidad” emitan situaciones que no conciernen al interés general de las personas; uno de estos tantos ejemplos es posible evidenciarlo en uno de los canales privados de la televisión colombiana, cuando presentan la vida política y de farándula de nuestros gobernantes o cuando se limitan a mostrar videos descargados por la web, exactamente de www.youtube.com con informaciones erradas y que no son demostradas e investigadas por el periodista, una falta de respeto con la persona que se sienta frente a una pantalla a confiar en el medio de difusión.
En definitiva y para la televisión, la prensa, la radio y ahora la internet, es evidente que el fin ultimo de los mismos es vender publicidad y no informar la realidad de una sociedad agotada por la barbarie y las secuelas de los conflictos internos.
Valdría la pena que se preguntaran en qué situación y bajo que condiciones se encuentra hoy en día la libertad de expresión, esa misma que se plasma desde 1991 en la Constitución Política de Colombia en su artículo 20, la cual garantiza a toda persona el derecho de expresar y difundir su pensamiento y opiniones; dónde encontrar información exacta, amplia y oportuna que no este infiltrada por los intereses de unos pocos y cómo hacer para que de raíz se eliminen los monopolios informativos que ciegan la vida de la sociedad.

Bibliografía
·         RESTREPO, Javier Darío, HERRÁN, María Teresa. Ética Para Periodistas. Bogotá. Grupo editorial Norma. 2005
·         FAUNDES, Juan Jorge. El Rol de los Periodistas y su Marco ético. Disponible en http://www.saladeprensa.org/
·         RESTREPO, Javier Darío. Video Ética Periodística. Disponible en http://www.youtube.com/watch?v=YmjrpOl8kCk
·         AZNAR, Hugo. Los Códigos de ética del periodismo y la responsabilidad de los profesionales.
·         PAUWELS, Flavia. La experiencia del primer defensor del oyente en una radio pública Argentina. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art644.htm

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