LA ÉTICA PERIODÍSTICA
Por: Johanna Bustillo Ardila
¿Será que la ética periodística sirve para algo?, es un cuestionamiento
que se hacen muchos de los periodistas que por cualquier circunstancia han
vivido situaciones en donde el sentido ético juega un papel muy importante, el
de determinar lo que se debe o no hacer en el oficio periodístico. Antes de
continuar, es pertinente aclarar que ética, según el Diccionario de la Real
Academia Española, “es un conjunto de normas morales que rigen la
conducta humana” y desde la definición del Glosario Ético y Filosófico, “es el estudio de las costumbres y hábitos de
los seres humanos”; por tanto, desde
esos enunciados, la ética periodística
vendría siendo todas aquellas normas, valores, fundamentos y demás
preceptos, constituidos para regir el accionar de los periodistas hacía la
sociedad.
La ética periodística,
ha sido tema de discusión en distintos
análisis y debates, se han postulado diferentes puntos de vista y perspectivas
de autores, de acuerdo con el momento,
la situación, las condiciones y circunstancias, es decir, con el contexto, sin
embargo siempre ha surgido un factor denominador común e invariable y es el
tema de la responsabilidad por el bien común; La Asociación Latinoamericana de
Prensa define dicha responsabilidad como “tener conciencia del poder del
instrumento que usa (el periodista)”.
Por
otra parte, El código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá, dice que
el [1]periodista
tiene como principal obligación informar hechos de interés público, teniendo en
cuenta la veracidad, el respeto por la dignidad humana, promoviendo métodos pacíficos que inciten a
la tolerancia, sin embargo, en la práctica periodística los profesionales
aseguran que es imposible lograr lo que se plasma en el código a partir de los
hechos vividos y la realidad actual del país. La ética es puesta en un
trampolín y el dilema no es sí los códigos de ética sirven o no, el problema
radica en que están escritos desde contextos, tiempos y situaciones diferentes.
Por tanto, independientemente de
que haya un código de ética, lo importante es su pertinencia y funcionalidad, ó
¿de qué sirven las leyes si no se cumplen?; las reglas y normas están ahí al
alcance de todos, la cuestión es que no hay una cultura ética profesional; desde esa perspectiva es posible aseverar que
los códigos éticos sí sirven en cuanto se utilicen, pero antes de esto es
importante que los periodistas comprendan su deber para con la sociedad de
hacer periodismo responsable, su compromiso nunca será con ningún partido
político, con ninguna empresa pública o privada y demás.
Con respecto a lo anterior, David
Randall, en su libro El Periodista Universal, expresa que toda [2]“información publicada debe ser
el resultado de una búsqueda honesta de la verdad”, es decir, que es necesaria
una actitud transparente frente a los hechos;
la idea es que comprendido y apropiado esto, no haya necesidad de
códigos éticos, ya que como lo expresa Javier Darío Restrepo, los
Códigos de Ética Periodística que tienen los grandes medios no son más que
formulismos, y argumenta diciendo que un profesional de la información[3]
"tiene que tener dentro, en su condición humana, el interés de hacer las
cosas bien, buscando siempre la excelencia en su trabajo, desde esa medida,
entra a jugar como factor determinante la autorregulación, que es como esa
capacidad del ser humano para ejercer control
sobre sí mismo y las acciones que pueda realizar, es convertirse en una
especie de [4]“legislador
de sí mismo”, de esta forma lo denomina Restrepo.
Legislador
de sí mismo, pero ¿en cuánto a qué?, pues bien, no es un secreto el posicionamiento del sensacionalismo, la
prensa amarilla, el morbo y la propaganda en los principales medios de
comunicación, pero, en realidad el estilo, la forma de escribir y de presentar
los hechos aunque es una situación preocupante que se debe corregir desde la
academia y posteriormente en el equipo de redacción, no es lo más arduo, el
problema más grave es el trasfondo de todo, el por qué y para; lo que sucede es que la prensa sensacionalista
contiene una serie de problemas implícitos que ocasionalmente la sociedad
consumidora no ve y que están enmarcados en el ángulo del entretenimiento,
problemas que van desde la tergiversación de temáticas serias por situaciones
que no son de interés común; por ello, frecuentemente se publican artículos y
noticias que obedecen a la necesidad de marketing y de rating.
Por
otra parte, el problema que se menciona en el anterior párrafo, no radica tan
solo en que se publiquen hechos de la vida privada de algunos personajes,
situaciones dramáticas, tristes y demás, sino que consiste en el ¿por qué? De
dichos temas; a veces se piensa erróneamente que no hay nada más que contar,
sin embargo, lo que se busca es revestir el conflicto implícito y real, es
decir, las noticias sensacionalistas, funcionan como una “cortina de humo” para
desviar la atención de la sociedad.
Conforme
a lo anterior, es claro que la autorregulación no es un acto que esté dando
buenos resultados, la realidad social y el manejo noticioso que se le da a la
información del país es prueba de ello, los periodistas escriben notas con
intenciones puntuales que van más a allá de informar, en la búsqueda de suplir
necesidades específicas, más no correspondientes al bienestar de la sociedad en
general; María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo aseguran que en los medios
escritos,[5] las noticias sobre
asesinatos han ido perdiendo poco a poco importancia y prioridad,
convirtiéndose en sucesos comunes, lo que produce en el lector una evidente
anestesia, quizás es este el propósito del sensacionalismo y de los periodista
amarillistas, que al parecer no está muy lejos de lograr, y es provocar en el
la sociedad una sensación de llenura por el exceso de información “basura”,
hasta el punto en que trague entero todo lo que recibe a través de los medios,
es decir que crea toda la información y
no se sienta incitado a indagar e ir más allá de lo que lee, ve o escucha.
Esta
el labor de los periodistas mediocres, a los cuales no les interesa que las
cosas cambien y como dice el autor Hugo Aznar,
[6]así pueden seguir actuando
en un contexto de total impunidad, sin tener que ajustarse a reglas u obligaciones
éticas de ningún tipo; y son precisamente este tipo de personajes quienes
afirman que los códigos no sirven para nada, primero porque ignoran o están
acostumbrados a pasar por encima de las recomendaciones éticas, segundo porque
tienen un interés particular, quizás económico o de status, y tercero porque a
manera de psicología inversa, de tanto asegurar la ineficacia de los códigos la
gente termina por considerarlo cierto, de igual forma lo expresa Aznar al decir
que obviamente ellos son los primeros interesados en afirmar que los códigos no
sirven para nada ya que de este modo contribuyen con sus palabras y con su
ejemplo a que efectivamente sigan careciendo de valor y efectividad.
Finalmente
y tratando de responder a la pregunta inicial ¿será que la ética periodística
sirve para algo?, es claro que la solución al problema de falta de ética,
evidenciada con el sensacionalismo y el mal tratamiento que se le da a las
noticias por parte de ciertos comunicadores, no es sólo que exista un código ético
que rija el comportamiento y el accionar periodístico, sin demeritar su gran
utilidad, sino que también es absolutamente necesario el cambio de pensamiento
y cultura en cuanto a el verdadero rol del comunicador social y su
responsabilidad con la sociedad de buscar el bien común; desde esa medida, la
ética periodística es indispensable y su valor y eficacia se la da cada
profesional desde su experiencia y labor, por tanto, se puede afirmar que la
ética periodística sí sirve y su grado de validez depende de la aplicabilidad y uso que se le dé con
responsabilidad y compromiso.
[1]
Círculo de Periodistas de Bogotá. [En Línea] Código de Ética y responsabilidad del
periodista pdf. Disponible en:http://www.utpl.edu.ec/portaletica/images/stories/codigos/codigo%20etica%20colombia.pdf
[2]
BUITRON Rubén. [En Línea] Un Texto que se Convirtió en el Manual del
Buen Periodista. Disponible en: http://www.saladeprensa.org/
[3]
URBANEJA Fernando González. [En Línea] El
periodista de hoy no sabe distinguir qué es lo importante. Disponible en: http://ahoraeducacion.com/2010/07/30/el-periodista-de-hoy-no-sabe-distinguir-que-es-lo-importante-por-fernando-gonzalez-urbaneja/
[4]
IBID
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