La Ética
“El Talón De Aquiles Del Periodismo”
Por: Fabián Andrés Hoyos
Carvajal
Durante
mucho tiempo uno de los temas más controvertidos del mundo, ha sido la
aplicación de la ética en la vida cotidiana del individuo, esto ha hecho que se
convierta en uno de los ejes formadores más importantes de la actualidad ya que
ha abierto una brecha entre el ser y el deber ser.
Ésta
acción y relación humana permiten que se fundamente una sociedad democrática
basada en criterios y principios que direccionen a los grupos sociales humanos
a entender por qué es fundamental tener una base sólida para formarse como
individuo en la sociedad.
Sin
embargo, este fundamento no se cumple a cabalidad, ya que la sociedad está
sometida por el capitalismo, convirtiéndose ésta en una nueva fase de la
destrucción de la ética desde todo punto de vista.
Así mismo, entre los derechos humanos, tema
que se ha convertido en una referencia clave en el debate ético-político
actual, y el lenguaje de los derechos que se ha incorporado a la conciencia
colectiva de muchas sociedades, existe un problema en cuanto a su eficacia,
dado que existe una gran desproporción entre lo violado y lo garantizado
estatalmente.
Es
así, como la ética se basa en fundamentos que trascienden el ámbito de lo cotidiano.
Los medios de comunicación no son ajenos a esto y se ven expuestos a peligros
que son inducidos por los mismos productores de las noticias que se emiten. En
la prensa, el periodista enfrenta problemas éticos a la hora de adecuarse a
determinadas normas de moral civil y principios comúnmente aceptados, violando
la intimidad, la dignidad, la libertad y el pudor del ser humano.
No
se trata de estigmatizar a los medios, porque éstos no son ni buenos ni malos
sino que “Son desde el hombre y por ello, como hemos visto para el hombre, pero
el mismo hombre puede esgrimirlos contra él. Los medios se pueden utilizar para
mediar hacia la construcción del ser humano o como arma de muerte, que es la
muerte de la propia esperanza del ser” [1]
Es decir, que todo gira en torno a la conciencia del hombre, quien en la medida
que es responsable, se le pueden pedir cuentas de sus actos y está obligado a
reparar los mismos si afectan a terceros.
Ética periodística
Hablando
específicamente de la labor del periodista en los diversos medios de
comunicación y la aplicabilidad de la ética en los mismos, es importante
manifestar que “La ética del periodista
debe ser superior al promedio de los demás. El talón de Aquiles de la profesión
periodística es la arrogancia, la soberbia, creerse el dueño de la verdad. Los
periodistas revelan verdades circunstanciales” [2]
Teniendo
en cuenta esta definición, puede partirse de una base que clarifica de manera
inmediata el deber ser y el actuar del periodista. Debe estar comprometido con
la verdad ya que éste es un derecho de la sociedad, es la contribución del
periodista y es la fuente de respeto del mismo.
Sin
embargo, existen peligros a la hora de actuar de buena fe, ésta entendida como
“el elemento de autenticidad necesario para que el periodista basado en la
ética que esa buena fe supone, pueda ejercer su profesión de tal manera que se
cumpla con el propósito esencial de informar a la comunidad”[3].
Es decir, que en muchas ocasiones por actuar de buena fe, el periodista
direccione la noticia hacia el lado que no es, abriendo brechas entre la
realidad y la mentira de la información que le ofrece a la sociedad.
El
periodista debe ser un profesional responsable y aunque es claro que la
libertad de expresión está enfocada dentro del estado libre y la palabra, y el
pensamiento, la verdad y la independencia a la hora de informar un hecho deben
ser los elementos claves para construir una respuesta válida ante la sociedad.
De
este modo, si el periodista “peca” en su buena fe, inmediatamente debe
rectificar lo dicho en la información que emitió, no sólo porque es su
obligación sino también porque tiene la capacidad de hacerse una autocrítica y
evaluar el por qué de su error en el actuar de su ética profesional.
Sensacionalismo
Un
ejemplo evidente en la falta de ética, son los diarios sensacionalistas, los
cuales desde un planteamiento ético del periodista colombiano Javier Darío
Restrepo son una muestra de que “Les interesa mostrar escenas de la vida
privada, atizar el fuego del escándalo, alimentar el morbo con titulares
llamativos, suscitar polémicas intrascendentes, pero no ejercer la actividad
profesional con el objetivo de servir a la comunidad y de contribuir al bien
común”[4],
es decir, no se tiene en cuenta y es de poco interés determinar acciones que
apoyen la ética, lo que importa es presentarle al público asuntos morbosos que
atenten contra el bien común logrando desinformación en los medios.
Si
el periodista se ve sumergido en una situación bochornosa, donde esté
involucrado principalmente el sensacionalismo, el deber real del mismo debe
estar encaminado a informar objetivamente el hecho tal cual como ocurrió,
quitándole el toque sensacionalista implícito en la misma, esto con el fin de
evitar ser tildado de manera que se vea afectada su labor en dicha información.
Por ende, debe impedir que el interés particular prime sobre el general.
Así
mismo, en estos casos donde el
periodista debe regirse por parámetros éticos debe tener en cuenta que por
encima de todo debe estar la responsabilidad periodística porque no solamente
implica una reflexión individual sino una relación con los demás. En la medida
que alguien es responsable, se le pueden pedir cuentas de sus actos y su
accionar en diversos escenarios donde se desenvuelve socialmente.
Sin
embargo, cabe resaltar que muchos periodistas tienden a caer en la creencia de
que la única verdad absoluta es la que ellos publican, dejando a un lado la
consulta verídica de fuentes que así sean de poco peso ayudan a la construcción
veraz de la información.
Para el Escritor y
Periodista chileno Juan Jorge Faundes, en su libro “El rol de los periodistas y
su marco ético”, el tema de la veracidad
en el margen ético del periodismo, es consecuente con la objetividad, porque
“Se gesta de un conjunto de premisas o supuestos previos, básicos, no necesariamente demostrados
ni conscientes, que una comunidad científica o disciplinaria suele dar por hechos y compartir”[5].
A su vez, afirma que
“La verdad suele creer que el mundo objetivo está ahí, fuera de la
mente, al
alcance de los sentidos, que es
plenamente cognoscible, que puede ser objetivamente
capturado en el acto de conocer y que la verdad es dar cuenta de
ello neutral y objetivamente”[6].
Por lo anterior, los periodistas deben tener como principios esenciales, buscar
la verdad y difundirla de manera completa, clara, oportuna y amplia.
De tal manera, cada
ser humano es libre de trasmitir su propia verdad, siempre en cuando no se
violen los derechos y principios del otro, es decir, cada individuo es
independiente o autónomo de su conciencia subjetiva. También, manifiesta actos
de percepción en el entorno, así como introducir a su mente una gran cantidad
de información procedente del exterior, en donde la selecciona, jerarquiza, generaliza y distorsiona, para hacer uso de ella en el momento
que desee y considere oportuno.
Por último, subordina el conocimiento a sus
necesidades, es decir, conoce, se adapta, predice, influye, controla, legitima,
compite y se reproduce, así como lo manifiesta Faundes “Necesidades que determinan su proceso de conocer y de producir
información,
en
síntesis, lo que es objetivo es
el acontecimiento,
el hecho observado, pero desde que él es percibido, recibe del observador su valor
informativo”[7]
El
ideal ético, es ubicarnos en la realidad
donde se alcance la verdad con un
hecho noticiable y comunicarla, interpretarla, exponerla y opinarla
responsablemente, precisamente para no caer en respuestas inadecuadas,
desarrollando un enfoque que se ajuste a las realidades en las que se
desenvuelve el periodista cotidianamente.
En
conclusión, como el mismo Javier Darío Restrepo define al periodismo: “El
periodismo debe ser entendido como una disciplina que se dignifica cuando se
pone al servicio de la sociedad, de una causa común, por el contrario, la misma
se verifica cuando se pone al servicio de una causa o interés particular”[8].
Es decir, que ese potencial, del periodista, sirva para instruir, volver a las
sociedades tolerantes, y no para hacerlas crueles y superficiales.
[1] MAUMEJEAN, Argelia. Nociones éticas fundamentales
aplicadas al fenómeno periodístico”. Pág. 282-283
[5] FAUNDES, Juan
Jorge. En: El rol de los periodistas y su marco ético. Santiago de
Chile. Capítulo I. 2003
[7] FAUNDES, Juan Jorge. En: El rol de los periodistas y su
marco ético. Santiago de Chile. Capítulo I. 2003
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