jueves, 21 de mayo de 2015

La prensa ambivalente entre el marketing y su deber ser.

Por: Liliana Rocío Velásquez Hernández        

“El verdadero periodismo es intencional... Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios”[1]
El buen periodismo, el que tiene criterio, es integral y ético permite formar posiciones, reproducir conocimientos, informar y formar personas sentando principios que generan conciencia y reflexión acerca de los hechos, personajes o eventualidades que son determinantes en el contexto actual, en donde  contrastar versiones y fuentes es fundamental para tener una visión objetiva y veraz de la realidad.
En el presente, el contexto mundial apela a una globalización que afecta directamente la independencia, integralidad, criterio y compromiso profesional de los periodistas en cualquier campo de la comunicación en el que se desempeñen. Según Guy Riboreau, “la globalización es interdependencia mundial… y el control de sus flujos económicos comerciales y financieros, pero también de información, por un puñado de grupos poderosos que, en casi todos los países, representa una fuerza que puede imponer su propia visión del mundo a los políticos, poner en acción su propia estrategia... la globalización es la forma moderna del capitalismo”[2]
De lo anterior que, el capitalismo acceda a herramientas que le permitan controlar, regular y someter a los públicos receptores (en su mayoría sociedad masificada)  a partir de los medios masivos de comunicación poderosos emporios de la información cuyo único fin es el lucro y ejercer el control en el mercado mediático ante sus competidores.
Cabe agregar, que aquí el artículo en transacción es la “información”, vendida al mejor postor, también conocida como sociedad de la información en la que la creación, distribución y manipulación de datos forman parte importante de las actividades culturales y económicas, siendo así, es vista como la sucesora de la sociedad industrial. Los sectores relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), desempeñan un papel particularmente importante dentro de este esquema por eso se insiste desde la academia que estos elementos son instrumentos  no fines en la comunicación.        
Manuel Castells, dice que “Es cada vez más habitual que la gente no organice su significado en torno a lo que hace, sino por lo que es o cree ser. Mientras que, por otra parte, las redes globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan de forma selectiva individuos...  Nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno a una oposición bipolar entre la red y el yo”[3]
Por otra parte, se encuentra la sociedad de la comunicación  que responde a  una cultura de  divergencia, controvertir, debatir, interactuar, crear construcciones colectivas de significados y conocimientos, es decir formas sociales de encuentro y diálogo, en donde se fomenta la opinión pública, aquí la información se procesa, no se consume sin analizarse y confrontarse.
Desde lo anterior, los  medios de comunicación masiva  responden a las directrices del mercado global que les exige vender su producto más rentable, la información,  con características propias como la cultura, el lenguaje, la religión,..etc., llamada industria cultural,  que generan identificación y crean dependencia de las audiencias frente a los medios. De este modo, al exaltar aspectos propios del ser humano enfocados hacia una orientación comercial con el ánimo de vender se despierta en las audiencias  emociones, sentimientos, evocaciones subjetivas que mal direccionadas o manipuladas conllevan a que el hombre busque satisfacer sus deseos naturales, hedonismo, con el morbo, sin escrúpulos,  incentivando la violencia, banalizando la vida social e ignorando principios rectores de conducta como la ética y la moral.
La prensa, no está exenta de ejecutar esta “estrategia” para aumentar la demanda de artículos y las listas de lectores. De hecho desde tiempos antiquísimos,  en la antigua Roma  las “actas públicas” o “actas del pueblo” develaban sentencias con inclinaciones sensacionalistas suministradas por los “subrostami”, vendedores de información, posteriormente, con la aparición de la imprenta en el siglo XVI  se  masifica la producción de textos regulados por la Iglesia y el  Estado por su carácter “emancipador” e “inescrupuloso”; en el siglo XVI gacetas alemanas y francesas incluían notas sobre crímenes, dramas familiares y chismes reales que en la actualidad siguen manteniéndose bajo las categorías de judiciales,  sociales e  industria del entretenimiento. En Inglaterra se crea hacia 1702, siglo XVIII, el primer periódico  formal Daily Courrant.
En la contemporaneidad este medio de comunicación atraviesa por  una crisis de identidad ya que su deber ser, el que la provee de poder  para servir al interés general, contribuir y fiscalizar el bien público no se hace evidente, además, presenta problemas de forma como la falta de ejercer el periodismo con responsabilidad y objetividad, no se asesora  de expertos en temas que ameritan profundidad evitando testimonios  de familiares o allegados a los afectados que desvirtúen y despierten sentimientos morbosos, amarillistas que hacen perder la neutralidad desprestigiando y alineando los valores, el respeto y la dignidad del ser humano, aquí vale la pena preguntarse ¿dónde está la ética  cimentada en el hogar y fortalecida en la academia?
Si bien es cierto, que la dualidad de la naturaleza humana surgió en dos instintos: eros y tánatos (amor y muerte),  el deber  del periodista es dominar estas dos fuerzas mediante  su profesionalismo y  los instrumentos técnicos y humanos que posee, como citar fuentes adecuadas que  ofrezcan contraste y análisis para llegar a la verdad, mantener la objetividad, respetar los derechos de los protagonistas y la fuente (derecho a la réplica y rectificación) que propenden por la libertad de expresión  e información, verificar datos y testimonios, y no dejarse  influenciar por las esferas de poder que sesgan su ejercicio profesional en donde la ética y los códigos internos, además de las regulaciones externas como los códigos deontológicos entran a jugar un papel imprescindible en la labor  trascendental de informar y orientar a los ciudadanos.
Javier Darío Restrepo, menciona que “la capacidad de la prensa como cuarto poder no reside en su capacidad de hacer escándalo o poner en evidencia el cuarto poder, el verdadero cuarto poder es el de la gente informada que puede comenzar a pensar y actuar para formar paso a paso la sociedad en la que espera vivir”[4]
En el contexto colombiano la prensa se ve alienada, su desempeño no es el más adecuado,  por varios factores como el secretismo oficial que impide sacar a la luz pública la corrupción, la burocracia, el tráfico de influencias hasta delitos de lesa humanidad ya que quienes ostentan el poder, pertenecen a clanes políticos y económicos regionales, además de, exaltar un estilo que ahonda en la degradación de valores, lenguajes e idiosincrasias con el objeto de responder a las exigencias del mercado capitalista. Diarios  como Q´Hubo, El espacio, La chiva, Al día, Extra, La Nación, entre otros,  invaden y falsean la información propagándose como una plaga debido a sus bajos costos en venta,  simulación de noticias y su  alto contenido de lenguaje soez e imágenes que no respetan el dolor de los seres humanos afectados.
Seaton, señala que, “en las noticias sensacionalistas  aparecen sangre, cuerpos mutilados, víctimas inocentes, en resumen, un gran número de imágenes y representaciones de la violencia, que buscan generar sensaciones o, mejor dicho, emociones en los espectadores (lectores, televidentes, oyentes)...”[5]
Pero a pesar de la crisis que afronta este medio existen casos puntuales de periodismo escrito, orientado hacia la investigación periodística que a pesar de los largos periodos de tiempo en recolección de información, los altos costos,  falta de investidura y protección,  representan la formalización del concepto de periodista alejado de la industria ligera del entretenimiento y el  sensacionalismo.
Daniel Santoro en la Argentina, desde la década de los 80 ha realizado trabajos para desmantelar las ollas de corrupción de los presidentes y funcionarios públicos en donde gracias a su insistente y meticuloso trabajo logró descifrar datos  conectándose con viudas de poder (fuentes claves que conocen los contextos a investigar), llegando a denunciar y comprometer judicialmente a los involucrados haciendo  real y funcional el compromiso que se adquiere al ejercer el periodismo. Santoro, es fundador del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), quien trabaja por el mejoramiento de los estándares éticos y profesionales del periodismo argentino.
Por otra parte, el periodismo escrito de profundidad en Brasil  está siendo afectado por las agresiones   que violentan el derecho internacional humanitario según la ABRAJI, Asociación Brasilera de Periodismo de Investigación, las crecientes muertes de periodistas (5 en 2012,  8 en 2013), obedecen a las denuncias que estos hacen hacia los carteles y sus  relaciones con el Estado. Según las cifras del Comité para la protección de los periodistas, CPJ, Brasil ocupa el segundo lugar en cuanto a violencia e impunidad global. Pero a pesar de esta situación se hace evidente que la imposición de la fuerza, obedece a que algo se está haciendo bien, quieren acallar su voz, algunos colegas optan por ejercer su profesión con pasión y compromiso ético pero lamentablemente el precio a pagar es la vida. La CPJ, señaló que según “El análisis realizado la violencia contra la prensa se ha intensificado en Somalia, Pakistán y Brasil, y que las circunstancias se han exacerbado por la falta de voluntad o la incapacidad de los líderes nacionales a la hora de abordar esta problemática”[6]
Se hace importante mencionar que existen organizaciones internaciones que no sólo capacitan  si no también asesoran en procesos  de restitución de derechos en la profesión, violaciones al debido proceso y protección de los derechos a la libre expresión e información, como el Instituto de prensa y sociedad, IPYS, en Perú, Centro de investigación periodística de Chile, CIPER, Asociación Brasilera de periodistas de Investigación, ABRAJI, Centro Knight en E.U.E, y en Colombia el Consejo de redacción, CDR, la Fundación para la libertad de prensa, FLIP,  y la Fundación Nuevo periodismo.
Recapitulando, se tienen elementos invaluables para proteger la integridad profesional del periodista como las anteriores organizaciones, y elementos para autorregularse y no cometer errores que perjudiquen el bienestar común como los Códigos éticos del Círculo de periodistas de Bogotá junto con principios Internacionales de la ética profesional del periodismo de la UNESCO, estos últimos aprobados en la conferencia General de París de 1983, que según la Declaración 20C de París,  señala valores que han de orientar la actuación de los medios, resumidos en su necesaria contribución a la paz, al entendimiento internacional y a la defensa y promoción de los derechos humanos.
Para finalizar, se hace necesario plantearse como ciudadanos y profesionales de la comunicación, cuál será el rol que se desempeñará en la estructura social, que si bien es cierto esta permeada por hilos de poder  no puede ser  el caballo de batalla para no realizar éticamente lo que corresponde al periodista, no sólo en un medio escrito como la prensa que por cierto es trasversal a los demás medios de comunicación, pues,  la buena escritura, el uso adecuado de normas para titular, redactar, direccionar un enfoque específico y el  estilo constituyen el buen periodismo, el periodismo serio, de precisión, investigación, de trasfondo.  Cohen  señala que, “la prensa debe actuar como una conciencia crítica, de la sociedad frente a gobiernos, políticos que afecten toda clase de asuntos de interés público o social, tales como: temas económicos, bancarios, bélicos, internacionales, políticos y empresariales”[7]



[1] KAPUSCINSKI Ryszard, La crónica: Lección magistral, 2.012, http://elpais.com/diario/2002/12/17/catalunya/1040090841_850215.html (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[2] RIBOREAU Guy, La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización, 2003, http://www.saladeprensa.org/art409.htm (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[3] CASTELLS Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Pdf ,1996,   http://herzog.economia.unam.mx/lecturas/inae3/castellsm.pdf (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[4] RESTREPO Javier Darío  y HERRÁN Mará Teresa. Ética para periodistas, 2002 , http://futur.periodistes.org/wp-content/uploads/Ponència-Javier-Darío-Restrepo.-Col·legi-de-Periodistes..pdf (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[5] SEATON en HEIDKE Vergara Adrián. Análisis crítico del sensacionalismo.pdf,
https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=0CCkQFjAC&url=http%3A%2F%2Fjournals.iai.spk-berlin.de%2Findex.php%2Fiberoamericana%2Farticle%2Fdownload%2F793%2F476&ei=4NpLVLfML8GVgwSZx4HACA&usg=AFQjCNF2bOKuMr5WN9Nu_JYv4jdGSNxb5g&bvm=bv.77880786,d.eXY(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[6] AMÉRICA ECONOMÍA, Política y Sociedad: Brasil, Colombia y Venezuela destacan en el Índice de Impunidad de naciones con violencia letal contra la prensa,2013,  http://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/brasil-colombia-y-venezuela-destacan-en-el-indice-de-impunidad-de-nacione (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[7] Ibídem

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