POR: María Alejandra Mejía
Las
relaciones y dinámicas sociales se han trasladado al medio online, un espacio
en el que se recogen y difunden grandes flujos de información y contenidos
hacia una masa que aun se muestra ingenua e inofensiva ante dicho servicio traído por los
avances tecnológicos.
Por su parte, el Estado Nacional establece
entre sus disposiciones, a través de la Constitución Colombiana de 1991, en el
artículo 20:
“Se garantiza a toda persona la libertad de
expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir
información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.
Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la
rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”[1].
“El fenómeno de la información resulta doblemente
subjetivo si se tiene en cuenta que los sujeto opinantes son dos en el ámbito
de la misma relación y percepción de lo que es el mismo objeto de la
información”[2].
Los principios establecidos no sólo en la carta
magna, sino en los determinados por entes internacionales como la ONU, UNESCO y
la OEA en éste momento no son suficientes para controlar el ciberespacio, es
por ello que se requiere un ente especializado, cuya tarea consista en vigilar,
detectar y denunciar aquellas irregularidades, semejantes a las mencionadas
anteriormente.
Jorge Mario Quinzio, define el perfil de un ente
vigilante que defienda al pueblo frente a las opresiones y abusos del gobierno
y la administración pública, que resguarda los derechos de los seres humanos
como sociedad y como seres individuales. A ésta figura le atribuye el nombre
OMBUDSMAN[3].
La introducción de la imagen del Ombudsman a los
medios de comunicación es reciente, y lo es aún más en los medios digitales,
pero resulta pertinente introducir ésta herramienta en el mundo de las nuevas tecnologías, especializado
en vigilar y regular a través de la web.
“En un rastreo hecho para la Maestría en Periodismo de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), se ha podido determinar que en 2010 se
encontraban activas, al menos, treinta Defensorías (Ombudsmen) distribuidas en
Argentina, Brasil, México, Colombia, Ecuador y Venezuela (Pauwels, 2010)… Sin
embargo, la falta de una agrupación regional y el escaso número de Defensores
latinoamericanos que integran la Organization of News Ombudsmen (ONO) [4]“.
Y es que el Ombudsman
además podría cimentar y fortalecer la labor del periodista y del comunicador
en la sociedad, quienes han visto devaluada su
profesión por los sujetos que se hacen pasar por profesionales de éste
oficio, que demanda cuidado y precisión a la hora de construir y compartir
cualquier tipo de información.
El
mundo entero ha caído repetidamente en los perfectos montajes construidos por
quienes buscan en la información un lucro o algún tipo de beneficio propio o a
favor de un tercero, lo que a su vez reduce la credibilidad por parte de los
públicos en la información que allí se exhibe. Otro punto a considerar, es el maniqueísmo,
sensacionalismo y amarillismo, tres técnicas baratas que se han adueñado de los
contenidos informativos con el fin de conseguir mayores seguidores.
Los
medios siempre están educando a las gentes, para bien o para mal, y los nuevos
dispositivos móviles facilitan a las personas tener cualquier información en el
momento que quieran y cada vez con menor control. Por tanto, la información que
se consume a diario puede ser codificada y decodificada por cada individuo de
manera libre.
Con
base en lo anterior, no sobra agregar que hay que elevar nuevamente los
estándares de calidad de la información, teniendo en cuenta que aun no existe
una conciencia social sobre el impacto que puede tener a corto y mediano plazo
lo que oyen y ven las personas y, fundamentalmente los jóvenes y niños, quienes
en una etapa de la vida en la que su ingenuidad e inexperiencia influyen en la
toma de decisiones, la curiosidad los lleva a resolver sus dudas de cualquier
manera, y una de ellas puede ser la radio, la televisión, o la internet,
elementos anónimos, impersonales y al alcance, aparentemente inofensivos, pero
con gran flujo de información que, como se mencionó anteriormente, puede
orientar o desorientar al usuario del mismo.
Los
nuevos paradigmas empresariales plantean que el dinero es un factor importante
a la hora de generar un negocio, sin embargo, también lo son los miembros de la
organización y los consumidores de los bienes y los servicios; parte de la responsabilidad
social empresarial del gremio periodista se debe traducir en su sinceridad y
objetividad a la hora de producir noticias o cualquier otro tipo de
información, así como respetar la integridad emocional, psicológica y física de
sus seguidores.
Sentado
lo anterior, el Ombudsman puede ser esa forma representada por un periodista,
lleno de malicia y con la capacidad de observar, detallar y atender los hechos
irregulares que afecten e impugnen el mayor valor del periodismo, defender y
vigilar la sociedad.
[1] COLOMBIA. CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE COLOMBIA. Asamblea Nacional Constituyente. 1991.
[2] FATORELLO, citado por J. Gutiérrez Palacio, Periodismo de opinión,
31.
[3] QUINZIO, Jorge M. El
Ombudsman, el defensor del pueblo. 1ra edición. Santiago de Chile: Editorial
jurídica de Chile, 1992. 13-20 p.