Por: Liliana Rocío Velásquez
Hernández
“El verdadero periodismo es intencional... Se fija un
objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es
informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o
la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro,
el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el
primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios”[1]
El buen
periodismo, el que tiene criterio, es integral y ético permite formar posiciones,
reproducir conocimientos, informar y formar personas sentando principios que
generan conciencia y reflexión acerca de los hechos, personajes o
eventualidades que son determinantes en el contexto actual, en donde contrastar versiones y fuentes es fundamental
para tener una visión objetiva y veraz de la realidad.
En el presente,
el contexto mundial apela a una globalización que afecta directamente la
independencia, integralidad, criterio y compromiso profesional de los
periodistas en cualquier campo de la comunicación en el que se desempeñen.
Según Guy Riboreau, “la globalización es interdependencia mundial… y el control
de sus flujos económicos comerciales y financieros, pero también de
información, por un puñado de grupos poderosos que, en casi todos los países,
representa una fuerza que puede imponer su propia visión del mundo a los políticos,
poner en acción su propia estrategia... la globalización es la forma moderna
del capitalismo”[2]
De lo
anterior que, el capitalismo acceda a herramientas que le permitan controlar,
regular y someter a los públicos receptores (en su mayoría sociedad masificada)
a partir de los medios masivos de
comunicación poderosos emporios de la información cuyo único fin es el lucro y
ejercer el control en el mercado mediático ante sus competidores.
Cabe
agregar, que aquí el artículo en transacción es la “información”, vendida al
mejor postor, también conocida como sociedad de la información en la que la
creación, distribución y manipulación de datos forman parte importante de las
actividades culturales y económicas, siendo así, es vista como la sucesora de
la sociedad industrial. Los sectores relacionados con las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC), desempeñan un papel particularmente
importante dentro de este esquema por eso se insiste desde la academia que
estos elementos son instrumentos no
fines en la comunicación.
Manuel
Castells, dice que “Es cada vez más habitual que la gente no organice su
significado en torno a lo que hace, sino por lo que es o cree ser. Mientras
que, por otra parte, las redes globales de intercambios instrumentales conectan
o desconectan de forma selectiva individuos...
Nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno a una oposición
bipolar entre la red y el yo”[3]
Por
otra parte, se encuentra la sociedad de la comunicación que responde a una cultura de
divergencia, controvertir, debatir, interactuar, crear construcciones
colectivas de significados y conocimientos, es decir formas sociales de
encuentro y diálogo, en donde se fomenta la opinión pública, aquí la
información se procesa, no se consume sin analizarse y confrontarse.
Desde
lo anterior, los medios de comunicación
masiva responden a las directrices del
mercado global que les exige vender su producto más rentable, la información, con características propias como la cultura,
el lenguaje, la religión,..etc., llamada industria cultural, que generan identificación y crean dependencia
de las audiencias frente a los medios. De este modo, al exaltar aspectos
propios del ser humano enfocados hacia una orientación comercial con el ánimo
de vender se despierta en las audiencias emociones, sentimientos, evocaciones
subjetivas que mal direccionadas o manipuladas conllevan a que el hombre busque
satisfacer sus deseos naturales, hedonismo, con el morbo, sin escrúpulos, incentivando la violencia, banalizando la vida
social e ignorando principios rectores de conducta como la ética y la moral.
La
prensa, no está exenta de ejecutar esta “estrategia” para aumentar la demanda de
artículos y las listas de lectores. De hecho desde tiempos antiquísimos, en la antigua Roma las “actas públicas” o “actas del pueblo”
develaban sentencias con inclinaciones sensacionalistas suministradas por los
“subrostami”, vendedores de información, posteriormente, con la aparición de la
imprenta en el siglo XVI se masifica la producción de textos regulados
por la Iglesia y el Estado por su
carácter “emancipador” e “inescrupuloso”; en el siglo XVI gacetas alemanas y
francesas incluían notas sobre crímenes, dramas familiares y chismes reales que
en la actualidad siguen manteniéndose bajo las categorías de judiciales, sociales e
industria del entretenimiento. En Inglaterra se crea hacia 1702, siglo
XVIII, el primer periódico formal Daily
Courrant.
En la
contemporaneidad este medio de comunicación atraviesa por una crisis de identidad ya que su deber ser,
el que la provee de poder para servir al
interés general, contribuir y fiscalizar el bien público no se hace evidente, además,
presenta problemas de forma como la falta de ejercer el periodismo con
responsabilidad y objetividad, no se asesora de expertos en temas que ameritan profundidad
evitando testimonios de familiares o allegados
a los afectados que desvirtúen y despierten sentimientos morbosos, amarillistas
que hacen perder la neutralidad desprestigiando y alineando los valores, el
respeto y la dignidad del ser humano, aquí vale la pena preguntarse ¿dónde está
la ética cimentada en el hogar y
fortalecida en la academia?
Si
bien es cierto, que la dualidad de la naturaleza humana surgió en dos
instintos: eros y tánatos (amor y muerte),
el deber del periodista es
dominar estas dos fuerzas mediante su
profesionalismo y los instrumentos
técnicos y humanos que posee, como citar fuentes adecuadas que ofrezcan contraste y análisis para llegar a
la verdad, mantener la objetividad, respetar los derechos de los protagonistas
y la fuente (derecho a la réplica y rectificación) que propenden por la libertad
de expresión e información, verificar
datos y testimonios, y no dejarse
influenciar por las esferas de poder que sesgan su ejercicio profesional
en donde la ética y los códigos internos, además de las regulaciones externas como
los códigos deontológicos entran a jugar un papel imprescindible en la
labor trascendental de informar y
orientar a los ciudadanos.
Javier
Darío Restrepo, menciona que “la capacidad de la prensa como cuarto poder no
reside en su capacidad de hacer escándalo o poner en evidencia el cuarto poder,
el verdadero cuarto poder es el de la gente informada que puede comenzar a
pensar y actuar para formar paso a paso la sociedad en la que espera vivir”[4]
En el
contexto colombiano la prensa se ve alienada, su desempeño no es el más
adecuado, por varios factores como el
secretismo oficial que impide sacar a la luz pública la corrupción, la
burocracia, el tráfico de influencias hasta delitos de lesa humanidad ya que
quienes ostentan el poder, pertenecen a clanes políticos y económicos
regionales, además de, exaltar un estilo que ahonda en la degradación de
valores, lenguajes e idiosincrasias con el objeto de responder a las exigencias
del mercado capitalista. Diarios como
Q´Hubo, El espacio, La chiva, Al día, Extra, La Nación, entre otros, invaden y falsean la información propagándose
como una plaga debido a sus bajos costos en venta, simulación de noticias y su alto contenido de lenguaje soez e imágenes que
no respetan el dolor de los seres humanos afectados.
Seaton,
señala que, “en las noticias sensacionalistas aparecen sangre, cuerpos mutilados, víctimas
inocentes, en resumen, un gran número de imágenes y representaciones de la
violencia, que buscan generar sensaciones o, mejor dicho, emociones en los
espectadores (lectores, televidentes, oyentes)...”[5]
Pero a
pesar de la crisis que afronta este medio existen casos puntuales de periodismo
escrito, orientado hacia la investigación periodística que a pesar de los
largos periodos de tiempo en recolección de información, los altos costos, falta de investidura y protección, representan la formalización del concepto de
periodista alejado de la industria ligera del entretenimiento y el sensacionalismo.
Daniel
Santoro en la Argentina, desde la década de los 80 ha realizado trabajos para
desmantelar las ollas de corrupción de los presidentes y funcionarios públicos
en donde gracias a su insistente y meticuloso trabajo logró descifrar
datos conectándose con viudas de poder
(fuentes claves que conocen los contextos a investigar), llegando a denunciar y
comprometer judicialmente a los involucrados haciendo real y funcional el compromiso que se
adquiere al ejercer el periodismo. Santoro, es fundador del Foro de Periodismo
Argentino (FOPEA), quien trabaja por el mejoramiento de los estándares éticos y
profesionales del periodismo argentino.
Por
otra parte, el periodismo escrito de profundidad en Brasil está siendo afectado por las agresiones que violentan el derecho internacional
humanitario según la ABRAJI, Asociación Brasilera de Periodismo de
Investigación, las crecientes muertes de periodistas (5 en 2012, 8 en 2013), obedecen a las denuncias que
estos hacen hacia los carteles y sus relaciones
con el Estado. Según las cifras del Comité para la protección de los periodistas,
CPJ, Brasil ocupa el segundo lugar en cuanto a violencia e impunidad global. Pero
a pesar de esta situación se hace evidente que la imposición de la fuerza,
obedece a que algo se está haciendo bien, quieren acallar su voz, algunos colegas
optan por ejercer su profesión con pasión y compromiso ético pero
lamentablemente el precio a pagar es la vida. La CPJ, señaló que según “El
análisis realizado la violencia contra la prensa se ha intensificado en
Somalia, Pakistán y Brasil, y que las circunstancias se han exacerbado por la
falta de voluntad o la incapacidad de los líderes nacionales a la hora de
abordar esta problemática”[6]
Se
hace importante mencionar que existen organizaciones internaciones que no sólo
capacitan si no también asesoran en
procesos de restitución de derechos en
la profesión, violaciones al debido proceso y protección de los derechos a la
libre expresión e información, como el Instituto de prensa y sociedad, IPYS, en
Perú, Centro de investigación periodística de Chile, CIPER, Asociación
Brasilera de periodistas de Investigación, ABRAJI, Centro Knight en E.U.E, y en
Colombia el Consejo de redacción, CDR, la Fundación para la libertad de prensa,
FLIP, y la Fundación Nuevo periodismo.
Recapitulando,
se tienen elementos invaluables para proteger la integridad profesional del
periodista como las anteriores organizaciones, y elementos para autorregularse
y no cometer errores que perjudiquen el bienestar común como los Códigos éticos
del Círculo de periodistas de Bogotá junto con principios Internacionales de la
ética profesional del periodismo de la UNESCO, estos últimos aprobados en la
conferencia General de París de 1983, que según la Declaración 20C de París, señala valores que han de orientar la
actuación de los medios, resumidos en su necesaria contribución a la paz, al
entendimiento internacional y a la defensa y promoción de los derechos humanos.
Para
finalizar, se hace necesario
plantearse como ciudadanos y profesionales de la comunicación, cuál será el rol
que se desempeñará en la estructura social, que si bien es cierto esta permeada
por hilos de poder no puede ser el caballo de batalla para no realizar
éticamente lo que corresponde al periodista, no sólo en un medio escrito como
la prensa que por cierto es trasversal a los demás medios de comunicación,
pues, la buena escritura, el uso
adecuado de normas para titular, redactar, direccionar un enfoque específico y
el estilo constituyen el buen
periodismo, el periodismo serio, de precisión, investigación, de trasfondo. Cohen señala que, “la prensa debe actuar como una
conciencia crítica, de la sociedad frente a gobiernos, políticos que afecten
toda clase de asuntos de interés público o social, tales como: temas
económicos, bancarios, bélicos, internacionales, políticos y empresariales”[7]
[1] KAPUSCINSKI Ryszard, La crónica: Lección magistral, 2.012, http://elpais.com/diario/2002/12/17/catalunya/1040090841_850215.html
(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[2] RIBOREAU Guy, La deontología periodística frente a los cambios
técnicos y la globalización, 2003, http://www.saladeprensa.org/art409.htm
(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[3] CASTELLS Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y
cultura. Pdf ,1996,
http://herzog.economia.unam.mx/lecturas/inae3/castellsm.pdf (Consulta:
Viernes, 24 octubre de 2014)
[4] RESTREPO Javier Darío y HERRÁN
Mará Teresa. Ética para periodistas, 2002 ,
http://futur.periodistes.org/wp-content/uploads/Ponència-Javier-Darío-Restrepo.-Col·legi-de-Periodistes..pdf
(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[5] SEATON en HEIDKE Vergara
Adrián. Análisis crítico del sensacionalismo.pdf,
https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=0CCkQFjAC&url=http%3A%2F%2Fjournals.iai.spk-berlin.de%2Findex.php%2Fiberoamericana%2Farticle%2Fdownload%2F793%2F476&ei=4NpLVLfML8GVgwSZx4HACA&usg=AFQjCNF2bOKuMr5WN9Nu_JYv4jdGSNxb5g&bvm=bv.77880786,d.eXY(Consulta:
Viernes, 24 octubre de 2014)
[6] AMÉRICA ECONOMÍA, Política y Sociedad: Brasil, Colombia y Venezuela
destacan en el Índice de Impunidad de naciones con violencia letal contra la
prensa,2013,
http://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/brasil-colombia-y-venezuela-destacan-en-el-indice-de-impunidad-de-nacione
(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[7] Ibídem