jueves, 21 de mayo de 2015

La prensa ambivalente entre el marketing y su deber ser.

Por: Liliana Rocío Velásquez Hernández        

“El verdadero periodismo es intencional... Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios”[1]
El buen periodismo, el que tiene criterio, es integral y ético permite formar posiciones, reproducir conocimientos, informar y formar personas sentando principios que generan conciencia y reflexión acerca de los hechos, personajes o eventualidades que son determinantes en el contexto actual, en donde  contrastar versiones y fuentes es fundamental para tener una visión objetiva y veraz de la realidad.
En el presente, el contexto mundial apela a una globalización que afecta directamente la independencia, integralidad, criterio y compromiso profesional de los periodistas en cualquier campo de la comunicación en el que se desempeñen. Según Guy Riboreau, “la globalización es interdependencia mundial… y el control de sus flujos económicos comerciales y financieros, pero también de información, por un puñado de grupos poderosos que, en casi todos los países, representa una fuerza que puede imponer su propia visión del mundo a los políticos, poner en acción su propia estrategia... la globalización es la forma moderna del capitalismo”[2]
De lo anterior que, el capitalismo acceda a herramientas que le permitan controlar, regular y someter a los públicos receptores (en su mayoría sociedad masificada)  a partir de los medios masivos de comunicación poderosos emporios de la información cuyo único fin es el lucro y ejercer el control en el mercado mediático ante sus competidores.
Cabe agregar, que aquí el artículo en transacción es la “información”, vendida al mejor postor, también conocida como sociedad de la información en la que la creación, distribución y manipulación de datos forman parte importante de las actividades culturales y económicas, siendo así, es vista como la sucesora de la sociedad industrial. Los sectores relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), desempeñan un papel particularmente importante dentro de este esquema por eso se insiste desde la academia que estos elementos son instrumentos  no fines en la comunicación.        
Manuel Castells, dice que “Es cada vez más habitual que la gente no organice su significado en torno a lo que hace, sino por lo que es o cree ser. Mientras que, por otra parte, las redes globales de intercambios instrumentales conectan o desconectan de forma selectiva individuos...  Nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno a una oposición bipolar entre la red y el yo”[3]
Por otra parte, se encuentra la sociedad de la comunicación  que responde a  una cultura de  divergencia, controvertir, debatir, interactuar, crear construcciones colectivas de significados y conocimientos, es decir formas sociales de encuentro y diálogo, en donde se fomenta la opinión pública, aquí la información se procesa, no se consume sin analizarse y confrontarse.
Desde lo anterior, los  medios de comunicación masiva  responden a las directrices del mercado global que les exige vender su producto más rentable, la información,  con características propias como la cultura, el lenguaje, la religión,..etc., llamada industria cultural,  que generan identificación y crean dependencia de las audiencias frente a los medios. De este modo, al exaltar aspectos propios del ser humano enfocados hacia una orientación comercial con el ánimo de vender se despierta en las audiencias  emociones, sentimientos, evocaciones subjetivas que mal direccionadas o manipuladas conllevan a que el hombre busque satisfacer sus deseos naturales, hedonismo, con el morbo, sin escrúpulos,  incentivando la violencia, banalizando la vida social e ignorando principios rectores de conducta como la ética y la moral.
La prensa, no está exenta de ejecutar esta “estrategia” para aumentar la demanda de artículos y las listas de lectores. De hecho desde tiempos antiquísimos,  en la antigua Roma  las “actas públicas” o “actas del pueblo” develaban sentencias con inclinaciones sensacionalistas suministradas por los “subrostami”, vendedores de información, posteriormente, con la aparición de la imprenta en el siglo XVI  se  masifica la producción de textos regulados por la Iglesia y el  Estado por su carácter “emancipador” e “inescrupuloso”; en el siglo XVI gacetas alemanas y francesas incluían notas sobre crímenes, dramas familiares y chismes reales que en la actualidad siguen manteniéndose bajo las categorías de judiciales,  sociales e  industria del entretenimiento. En Inglaterra se crea hacia 1702, siglo XVIII, el primer periódico  formal Daily Courrant.
En la contemporaneidad este medio de comunicación atraviesa por  una crisis de identidad ya que su deber ser, el que la provee de poder  para servir al interés general, contribuir y fiscalizar el bien público no se hace evidente, además, presenta problemas de forma como la falta de ejercer el periodismo con responsabilidad y objetividad, no se asesora  de expertos en temas que ameritan profundidad evitando testimonios  de familiares o allegados a los afectados que desvirtúen y despierten sentimientos morbosos, amarillistas que hacen perder la neutralidad desprestigiando y alineando los valores, el respeto y la dignidad del ser humano, aquí vale la pena preguntarse ¿dónde está la ética  cimentada en el hogar y fortalecida en la academia?
Si bien es cierto, que la dualidad de la naturaleza humana surgió en dos instintos: eros y tánatos (amor y muerte),  el deber  del periodista es dominar estas dos fuerzas mediante  su profesionalismo y  los instrumentos técnicos y humanos que posee, como citar fuentes adecuadas que  ofrezcan contraste y análisis para llegar a la verdad, mantener la objetividad, respetar los derechos de los protagonistas y la fuente (derecho a la réplica y rectificación) que propenden por la libertad de expresión  e información, verificar datos y testimonios, y no dejarse  influenciar por las esferas de poder que sesgan su ejercicio profesional en donde la ética y los códigos internos, además de las regulaciones externas como los códigos deontológicos entran a jugar un papel imprescindible en la labor  trascendental de informar y orientar a los ciudadanos.
Javier Darío Restrepo, menciona que “la capacidad de la prensa como cuarto poder no reside en su capacidad de hacer escándalo o poner en evidencia el cuarto poder, el verdadero cuarto poder es el de la gente informada que puede comenzar a pensar y actuar para formar paso a paso la sociedad en la que espera vivir”[4]
En el contexto colombiano la prensa se ve alienada, su desempeño no es el más adecuado,  por varios factores como el secretismo oficial que impide sacar a la luz pública la corrupción, la burocracia, el tráfico de influencias hasta delitos de lesa humanidad ya que quienes ostentan el poder, pertenecen a clanes políticos y económicos regionales, además de, exaltar un estilo que ahonda en la degradación de valores, lenguajes e idiosincrasias con el objeto de responder a las exigencias del mercado capitalista. Diarios  como Q´Hubo, El espacio, La chiva, Al día, Extra, La Nación, entre otros,  invaden y falsean la información propagándose como una plaga debido a sus bajos costos en venta,  simulación de noticias y su  alto contenido de lenguaje soez e imágenes que no respetan el dolor de los seres humanos afectados.
Seaton, señala que, “en las noticias sensacionalistas  aparecen sangre, cuerpos mutilados, víctimas inocentes, en resumen, un gran número de imágenes y representaciones de la violencia, que buscan generar sensaciones o, mejor dicho, emociones en los espectadores (lectores, televidentes, oyentes)...”[5]
Pero a pesar de la crisis que afronta este medio existen casos puntuales de periodismo escrito, orientado hacia la investigación periodística que a pesar de los largos periodos de tiempo en recolección de información, los altos costos,  falta de investidura y protección,  representan la formalización del concepto de periodista alejado de la industria ligera del entretenimiento y el  sensacionalismo.
Daniel Santoro en la Argentina, desde la década de los 80 ha realizado trabajos para desmantelar las ollas de corrupción de los presidentes y funcionarios públicos en donde gracias a su insistente y meticuloso trabajo logró descifrar datos  conectándose con viudas de poder (fuentes claves que conocen los contextos a investigar), llegando a denunciar y comprometer judicialmente a los involucrados haciendo  real y funcional el compromiso que se adquiere al ejercer el periodismo. Santoro, es fundador del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), quien trabaja por el mejoramiento de los estándares éticos y profesionales del periodismo argentino.
Por otra parte, el periodismo escrito de profundidad en Brasil  está siendo afectado por las agresiones   que violentan el derecho internacional humanitario según la ABRAJI, Asociación Brasilera de Periodismo de Investigación, las crecientes muertes de periodistas (5 en 2012,  8 en 2013), obedecen a las denuncias que estos hacen hacia los carteles y sus  relaciones con el Estado. Según las cifras del Comité para la protección de los periodistas, CPJ, Brasil ocupa el segundo lugar en cuanto a violencia e impunidad global. Pero a pesar de esta situación se hace evidente que la imposición de la fuerza, obedece a que algo se está haciendo bien, quieren acallar su voz, algunos colegas optan por ejercer su profesión con pasión y compromiso ético pero lamentablemente el precio a pagar es la vida. La CPJ, señaló que según “El análisis realizado la violencia contra la prensa se ha intensificado en Somalia, Pakistán y Brasil, y que las circunstancias se han exacerbado por la falta de voluntad o la incapacidad de los líderes nacionales a la hora de abordar esta problemática”[6]
Se hace importante mencionar que existen organizaciones internaciones que no sólo capacitan  si no también asesoran en procesos  de restitución de derechos en la profesión, violaciones al debido proceso y protección de los derechos a la libre expresión e información, como el Instituto de prensa y sociedad, IPYS, en Perú, Centro de investigación periodística de Chile, CIPER, Asociación Brasilera de periodistas de Investigación, ABRAJI, Centro Knight en E.U.E, y en Colombia el Consejo de redacción, CDR, la Fundación para la libertad de prensa, FLIP,  y la Fundación Nuevo periodismo.
Recapitulando, se tienen elementos invaluables para proteger la integridad profesional del periodista como las anteriores organizaciones, y elementos para autorregularse y no cometer errores que perjudiquen el bienestar común como los Códigos éticos del Círculo de periodistas de Bogotá junto con principios Internacionales de la ética profesional del periodismo de la UNESCO, estos últimos aprobados en la conferencia General de París de 1983, que según la Declaración 20C de París,  señala valores que han de orientar la actuación de los medios, resumidos en su necesaria contribución a la paz, al entendimiento internacional y a la defensa y promoción de los derechos humanos.
Para finalizar, se hace necesario plantearse como ciudadanos y profesionales de la comunicación, cuál será el rol que se desempeñará en la estructura social, que si bien es cierto esta permeada por hilos de poder  no puede ser  el caballo de batalla para no realizar éticamente lo que corresponde al periodista, no sólo en un medio escrito como la prensa que por cierto es trasversal a los demás medios de comunicación, pues,  la buena escritura, el uso adecuado de normas para titular, redactar, direccionar un enfoque específico y el  estilo constituyen el buen periodismo, el periodismo serio, de precisión, investigación, de trasfondo.  Cohen  señala que, “la prensa debe actuar como una conciencia crítica, de la sociedad frente a gobiernos, políticos que afecten toda clase de asuntos de interés público o social, tales como: temas económicos, bancarios, bélicos, internacionales, políticos y empresariales”[7]



[1] KAPUSCINSKI Ryszard, La crónica: Lección magistral, 2.012, http://elpais.com/diario/2002/12/17/catalunya/1040090841_850215.html (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[2] RIBOREAU Guy, La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización, 2003, http://www.saladeprensa.org/art409.htm (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[3] CASTELLS Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Pdf ,1996,   http://herzog.economia.unam.mx/lecturas/inae3/castellsm.pdf (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[4] RESTREPO Javier Darío  y HERRÁN Mará Teresa. Ética para periodistas, 2002 , http://futur.periodistes.org/wp-content/uploads/Ponència-Javier-Darío-Restrepo.-Col·legi-de-Periodistes..pdf (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[5] SEATON en HEIDKE Vergara Adrián. Análisis crítico del sensacionalismo.pdf,
https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=0CCkQFjAC&url=http%3A%2F%2Fjournals.iai.spk-berlin.de%2Findex.php%2Fiberoamericana%2Farticle%2Fdownload%2F793%2F476&ei=4NpLVLfML8GVgwSZx4HACA&usg=AFQjCNF2bOKuMr5WN9Nu_JYv4jdGSNxb5g&bvm=bv.77880786,d.eXY(Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[6] AMÉRICA ECONOMÍA, Política y Sociedad: Brasil, Colombia y Venezuela destacan en el Índice de Impunidad de naciones con violencia letal contra la prensa,2013,  http://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/brasil-colombia-y-venezuela-destacan-en-el-indice-de-impunidad-de-nacione (Consulta: Viernes, 24 octubre de 2014)
[7] Ibídem

Una visión amplia de lo que involucra ser periodista.

Por Ludy Gabriela Clavijo Cobos
Son diversas las áreas en las cuales un comunicador puede ejercer su labor, una de ellas es el periodismo. En esta área, le es permitido impregna su estilo, su manera de ver el mundo y su objetividad, además le admite demostrar de qué está hecho y cuáles son sus bases éticas. No importa el medio al que se esté dirigiendo, escrito, radiofónico, televisivo o digital, ya que como lo afirma Gerardo Albarrán “la deontología periodística está por encima del medio”[1].  A pesar de  estas ventajas que posee esta profesión, al igual que otras, existe la ética, la cual se encuentra en al  ámbito personal de cada individuo.  Es por ello, que se han creado códigos dirigidos  y hechos  por periodistas que tienen como utilidad servir de guía para los profesionales que ejercen tan importante labor como lo es comunicar.  La existencia de estos códigos han traído consigo dos posturas, los que están de acuerdo por las normativas y los que no.  Por esta discrepancia, hay algunos profesionales, estudiantes y maestros de esta rama que se atreven afirmar que “Los códigos éticos no sirven para nada”[2], y se escudan en este argumento, para  “seguir actuando en un contexto de total impunidad, sin tener que ajustarse a reglas u obligaciones éticas de ningún tipo”[3], como lo asevera Hugo Aznar.
Las empresas de comunicación,  a su vez,  juegan un rol importante en la aplicación de estos códigos, ya que ellas poseen reglamentos y parámetros propios de cubrir las notas escritas o televisivas y en ocasiones se observa algunas inconsistencias que influyen en el ámbito personal del periodista.  Es común ver en los diarios o medios digitales, errores que recurren en la manera de cubrir las notas, la veracidad de la información, manejo de fuentes o replica entre otras. Puntos que se encuentran en el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá y que muchos profesionales desconocen. En los medios radiales, otro son los sucesos que abarcan las problemáticas por parte de los titulados “periodistas” con el manejo del lenguaje radiofónico.
El sensacionalismo es otro punto que influye tanto en la el medio televisivo como en el digital. Allí se exponen imágenes poco gratas que alimentan la curiosidad de otros. El Problema, no se basa tan solo en eso, el problema es que “estas cámaras son operadas por periodistas desde un cierto punto de vista, que debe ser analizado, expuesto y mediado por el mismo periodista que presenta la imagen”.[4]
Debido a todos estos hechos y a la ruptura que han provocado los periodistas a estos códigos y a su  rol como periodista, se ha generado la oportunidad  al público de exigir  uno de sus derechos como consumidor, el cual hace referencia al derecho de reclamar.
Para ello, las compañías proveedoras del servicio de la información que se han visto involucradas en estos sucesos, por los errores cometidos de sus periodistas o por los parámetros que tienen para cubrir las notas, se creó la figura del ombudsman o defensor del lector escrito, virtual y el defensor del oyente.
¿De qué se encargar el defensor?  De “representar los intereses del público ante un medio y gestionar sus quejas particulares por coberturas y tratamientos periodísticos determinados”[5] según Gerardo Albarrán.
A pesar de que esta figura está dirigida para el público, las empresas de comunicaciones en ocasiones manipulan la labor del ombudsman para beneficio propio, ignorando las quejas o sugerencias que realizan los lectores. Y como este es considerado un “oficio en construcción”[6] como lo asegura Germán Rey, no existen límites o reglamentos exactos que hable del rol  y de las funciones  que implican este cargo.
Pero si las empresas de comunicación manipulan esta labor, ¿quién las manipula a ellas? “Cada vez más medios de comunicación son controlados de manera directa o indirecta por grandes grupos empresariales que ven en los medios una suerte de palanca que podría servirles para influir en políticos.”[7]
Por otra parte, esta acción  no varía en los medios digitales y para demostrarlo Dan Fisher mientras trabajó en MSNBC afirmó que “la queja principal que recibió de los lectores fue la información política tendenciosa, seguida de reclamaciones por errores tipográficos, gramaticales y en datos duros”[8], nada diferente a las quejas realizadas por el público lector de la prensa y lo señalado anteriormente.
Además de realizar el oficio de presentar las quejas de la audiencia al medio,  “la figura del ombudsman del lector sirve no sólo como tradicional puente de comunicación entre el usuario y el nuevo medio, sino como promotor de un diálogo ético indispensable en las redacciones digitales”[9] como lo certifica Gerardo Albarrán.
En la parte radiofónica las quejas presentes por parte de los oyentes son el mal manejo del lenguaje y el trato que recibe por parte de los locutores. Un caso ejemplar fue el abuso del lenguaje por parte de los locutores de la emisora Tropicana, la cual se dirige a un público juvenil. Allí no se evidenció la figura del defensor y por ende los locutores abusaban de su poder;  debido a la presión ejercida por el público finalmente fueron despedidos. Lo mencionado anteriormente demuestra que la labor del periodista no se limita y su parte ética y profesional, tampoco. Son muchos los casos en los que se han visto involucrado los periodistas y las empresas de comunicación y por ende esto se ha vuelto el pan de cada día.
La labor del defensor del televidente en Colombia aún no se ha evidenciado, como en otros países y  a pesar que la mayoría de sus empresas afirmen lo contrario. Esto es evidente en los canales de televisión, en los horarios que tiene en su programación; en los diarios y medios digitales, por las publicaciones y los errores presentes y la omisión de errores ya cometidos.  Pero de ¿quién es la responsabilidad? Según lo planteado en este texto, todos los aquí mencionados tendría algo que ver. El punto principal es que esto es una cadena, que comienza desde la labor del periodista y termina en la audiencia. Si el periodista tuviese entre sus argumentos y conocimientos base, lo que se refiere la ética y los códigos éticos, no se dejaría manipular por lo que las empresas de comunicación desean mostrar; no se presentaría quejas o reclamos al respecto del contenido  y por ende, la figura del defensor no fuera necesaria.
Pero vivimos en un país donde la manipulación la tiene pequeños grupos con grandes ingresos financieros, que mueven grande corporaciones y pequeñas mentes.

[1] ALBARRAN, Gerardo. La figura del defensor del lector en los diarios digitales. [ En línea ] http://www.saladeprensa.org/art405.htm [Citado 24 de octubre del 2014]
[2] AZNAR, Hugo. Los códigos éticos no sirven para nada. [ En línea] http://www.saladeprensa.org/art581.htm [Citado 24 de octubre del 2014]
[3] Ibid
[4] CERBINO, Mauricio. Ética y sensacionalismo en el periódico digital. [En línea] http://www.saladeprensa.org/art950.htm [ Citado 28 de octubre del 2014]
[5]  ALBARRAN, Gerardo. La figura del defensor del lector en los diarios digitales. [En línea] http://www.saladeprensa.org/art950.htm [Citado 28 de octubre del 2014]
[6]  REY, Germán. El defensor del lector: un oficio en construcción. [En línea] http://www.saladeprensa.org/art426.htm [Citado 30 de octubre del 2014]
[7] RIBOREAU, Guy. La deontología periodística frente a los cambios técnicos y la globalización. [En línea] http://www.saladeprensa.org/art409.htm [Citado 30 de octubre del 2014]
[8] FISHER, Dan. La figura del defensor del lector en los diarios. [ En línea] http://www.saladeprensa.org/art405.htm [ Citado 1 de noviembre del 2014]
[9] ALBARRAN, Gerardo.  La figura del defensor del lector en los diarios digitales. [En línea] http://www.saladeprensa.org/art405.htm [ Citado 1 de noviembre del 2014]

La deontología periodística en la web 2.0

Por: Juan José Moreno Correa
Es innegable que los tiempos han cambiado drásticamente con el aporte de los instrumentos tecnológicos. Hoy en día, hacen parte del diario  vivir de la sociedad. Hace algunos años, Ernesto Sábato publicó un ensayo en donde manifestaba su preocupación por  el cambio repentino de las actividades físicas cotidianas de los seres humanos por las relaciones abstractas y de poco valor que eran impulsadas por las tecnologías.[1]  Al parecer, las palabras del escritor argentino no son equivocadas, la invasión digital ha penetrado a nivel global todas las esferas sociales del mundo.
Este postulado válido hace evidenciar que la Web 2.0 se ha convertido en el medio en donde la información se obtiene de forma más rápida e interactiva para los lectores. Esto conlleva a un nuevo replanteamiento en cuanto al cubrimiento noticioso por parte de los profesionales en el periodismo con el fin de brindar una información eficiente, apropiada y llamativa, pero que a la misma vez sea llamativa para los cibernautas.
Es una realidad que una de las actividades más realizadas en Internet es la búsqueda de la información, pero ante la ilimitada demanda de contenido expuesto por distintos medios digitales o por las publicaciones hechas por gestores de información -que en varias ocasiones puede resultar falsa- la audiencia se vuelve más fragmentada y es ahí en dónde nace el reto de cómo realizar y regular un cubrimiento adecuado de la información.
En ese orden de ideas, las plataformas digitales con sus innumerables contenidos exigen una regulación más adecuada por parte de los entes gubernamentales, en este caso el Ministerio de las TIC. Esto es debido a que en diversos medios periodísticos se observa un mal cubrimiento de la información, llegando a publicar imágenes sensacionalistas, ausencia de contrastación de fuentes e inclusive testimonios falsos. Gerardo Albarrán de Alba expresa que “Internet abre fuentes de información heterodoxas, introduce complejidades vinculadas a la velocidad de transmisión y reciclaje de la información e incluso presenta retos inéditos en las decisiones editoriales; todas estas variables requieren afinar los mecanismos de autorregulación”.
De esta forma, es importante que el Ministerio de las TIC adopte un seguimiento minucioso y analítico de las publicaciones de los medios de comunicación en Colombia con el fin de establecer cuáles son los errores y los aciertos que hacen las casas periodísticas.
No obstante, hay que reflexionar que los periodistas están sujetos a la ideología de la empresa por la cual trabaja, dejando por debajo los principios éticos plasmados en el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Ante esta situación Guy Riboreau manifiesta que “cada vez más medios de comunicación son controlados de manera directa o indirecta por grandes grupos empresariales”[2] entre los cuales su finalidad es la de vender a toda cuesta, subir el número de lectores y suscriptores y dejando la finalidad primordial del periodismo la cuál es el interés común. Por su parte, Manuel Castells afirma que “La revolución de la tecnología de la información ha sido útil para llevar a cabo un proceso fundamental de reestructuración del sistema capitalista”[3]
Desde el impacto de la web 2.0 como espacio esencial para publicar, el trabajo del periodista se ha involucrado en la lógica de la rapidez en el tratamiento, y a la vez, en la producción de las noticias, debido a la alta competencia de medios informativos, generado de tal forma el esquivo de algunos componentes esenciales a la hora de difundir un hecho. Riboreau acota “además del impacto de la tecnología sobre el trabajo del periodista, el contexto de producción y tratamiento de las noticias hace que la lógica empresarial y la competencia entre los medios haya cambiado completamente la relación entre los periodistas y su entorno profesional”.
Esto conlleva a una reflexión tanto para las casas periodísticas como para los mismos reporteros en cuanto a su vocación y es la del abordaje apropiado durante la difusión noticia. Es ahí en dónde entra en juego la educación en las instituciones académicas sobre cuál es la mejor forma de informar y de recibir información en los medios de comunicación. Es supremamente importante abordar los códigos de ética, las consecuencias del sensacionalismo en las publicaciones, los criterios de noticiabilidad, la selección de temáticas que estén vinculadas con el interés general, etc.
Esto no solo va para los mismos profesionales del periodismo sino también para todos los estudiantes que serán gestores de información. Esto con el fin de que posean un mayor conocimiento e interpretación en cuanto a la calidad de los contenidos en la web 2.0.
Marc Prensky en su libro Nativos e Inmigrantes Digitales afirma que “los universitarios de hoy constituyen la primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, a los que se han acostumbrado por inmersión al encontrarse rodeados de ordenadores”. Por tal motivo su plataforma por excelencia son los medios digitales en donde bucarán la información o la actividad de la cuál quieren adquirir y esto es debido al interfaz que brindan estos aparatos, su instantaneidad y la misma personalización y privacidad.
Esto hace reformular las estrategias de aprendizaje por parte de los docentes hacia los estudiantes sobre cuál es la mejor manera de manejar la información, sus ventajas y desventajas, causas y consecuencias Pero lo más primordial el conocimiento de generar y recibir calidad de información y de la reciente reglamentación de los delitos informáticos que hoy en día son muy comunes.
En definitiva, el profesional del peridismo en cuanto a su trabajo en la Web 2.0 debe arraigarse en una selección minuciosa, un abordaje profundizado y una difusión ética en el cual no se transmitan imágenes indignantes y un contenido mediocre para las audiencias.
El reportero involucrado en el mundo tecnológico y a pesar de estar regido por una ideología, debe de encontrar un equilibrio entre esas normas impuestas por la casa periodística y los mismos códigos éticos que ha desarrollado durante su proceso de formación en la academia.
Si bien el contexto de difusión de noticias en la actualidad es más rápido y competitivo gracias a la tecnología, este abordaje debe conservar los mismos parámetros al de los años anteriores. Riboreau asevera que “la globalización de los intercambios de información, gracias al avance tecnológico, plantea nuevos problemas en cuanto al tratamiento en la actualidad. Es a los periodistas de manera individual y colectiva a quienes corresponde resolverlo.”[4]
De tal forma, es importante el aporte de las academias en cuanto a la responsabilidad y la ética de los periodistas en el proceso de la transmisión de la información, así como los mismos gestores de opinión, para forjar una mejor calidad en los contenidos digitales hacia los cibernautas. Asimismo la debida regulación y seguimiento por parte del Ministerio de las TIC hacia los medios de comunicación digitales, aportará un mejor control en el abordaje periodístico.

[1] SÁBATO, Ernesto. La Resistencia. Buenos Aires: Grupo Planeta Argentina/ Seix Barral. 2000.
[2] RIBOREAU, Guy. La Deontología Periodística frente a los cambios técnicos y la globalización. Encontrado en la página web http://www.saladeprensa.org/art409.htm
[3] CASTELLS, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1 México siglo XXI 1996
[4] RIBOREAU, Guy. La Deontología Periodística frente a los cambios técnicos y la globalización. Encontrado en la página web http://www.saladeprensa.org/art409.htm

Tele (sin) visión

Por: Jorge Enrique Mayorga Serpa

De acuerdo con el título, se comienza por subestimar al poder mismo de la tv, es decir, quizás algunos arguyen que es el medio que partió la historia de la humanidad en dos, a eso se le llamará "blanco y negro", porque si le asimila al concepto que se tiene de bueno y malo, diremos que antes de la televisión todo era bueno y por consecuente, ahora todo es malo.
Se habla del poder de persuadir, de la subordinación de las clases dominantes a los que se encuentran al otro lado de la pantalla, sí, de esos que planifican todo en un sillón antes de que todo salga al aire, todo con el único fin de cambiar las actitudes de los idiotizados, perdón si se hieren susceptibilidades pero así se ven cuando están afirmados a una novela o cuando empiezan a creerse la verdad de los demás, o como suelen decir por ahí, "a tragar entero".
Para los que aún siguen sin definir que es persuadir, trataremos de ejemplificarlo en una palabra complementada, comunicación intencionada, es decir, yo premedito que voy a decir, con qué fin y para qué, para resumirlo en un ejemplo, toda la mediatización que hizo el gobierno de los Estados Unidos con el asesinato de Kennedy, argumentando que fue un solo loco, y no un poco de locos,  haciéndole creer a la gente Americana esa mentira persuadida en verdad.
Pero para ir más allá, de qué es persuadir, esta no se limita con solo argumentos que ayuden a generar actitudes, existen una serie de variables que generan mayor credibilidad en la audiencia; para no ser irónico, se planteará como el niño o la niña bonita, claro está que se necesita de buena oratoria o argumentos para llegar hacer lo que se quiere, como le dijo el presidente Nixon a David Frost - el periodista-, “Te iría bien como político, le caes bien a la gente”[1] como muchos suelen decir todo entra por los ojos.
Al fin y al cabo ha tocado vivir en la parte del mundo en que se cree en las novelas como cuentos de hadas. Por la que se asesinan presidentes para poder mantener la hegemonía del modelo económico y los privilegios de unos pocos.
En algunos momentos los seres humanos han sido deshumanizados por la visión que se refleja en la tele, ¿por qué? Nunca se sabrá el fin de transmitir tanta mediocridad junta, a veces se solía pensar que era cuestión de creatividad pero no, la creatividad va y vuelve, pero no tarda mucho, a lo que refiere esto, es a la cantidad de contenidos sin calidad, ver una novela o telenovela se ha vuelto un discurso de cómo vivir las relaciones personales e intrapersonales, esto es, cómo porque es una influencia mecanizada y repetitiva que vuelve torpe al ser humano llegando al punto de perder la capacidad de pensar.
De acuerdo con grandes teóricos y referentes que critican la televisión traigo alusión a las tímidas palabras de Groucho Marx gran humorista norteamericano. “Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación y leo un libro”[2]; tal vez esta idea dice todo y nada, pero la televisión podía estar aún mejor o ser aún mejor.
Siguiendo con la idea de Groucho, él siempre desestimó que la televisión tuviera propósitos educativos, claro está, que en su momento la televisión era más mediática que ahora, pero eso no ha cambiado mucho, hoy por hoy la televisión se utiliza más como un medio propagandístico de ideas persuadidas en verdad y realidad. Acá entra un concepto popular estudiado por varias disciplinas ¿qué es persuasión? o ¿cómo se ve que se persuade?, estos serían algunos de los tantos cuestionamientos que se deberían hacer como masa, televidentes, espectadores etc...
¿Por qué se dice que la televisión no es educativa? Según el modelo de comunicación de Shanon, la producción en comunicación es concebida como traducción y recodificación directa de mensajes existentes provenientes del mundo exterior, de la realidad. En palabras castizas, la televisión produce contenidos que presentan un fin, al producir ese contenido se recodifica los mensajes provenientes del mundo real, es decir, se está tergiversando la información y a su vez la realidad.
Dado lo anterior, se deduce que imposible que la televisión sea un medio que forme a las personas, por que educar es la transmisión de información que en su corto plazo genere conocimiento y éste sea reproducido por otros ayudando a  formar una sociedad.
Entrar en la educación tomará una extensa exploración sobre los sujetos que forman parte de la sociedad, los estudiantes de secundaria son los más afligidos con los medios y, más con la televisión, los pensamientos en ellos se vuelven instrumentalistas; la sociedad no está creando un futuro conocimiento, solo se desenvuelve con la formación de mano de obra.
Aunque… en el contraste del blanco y el negro existen la escala de grises, esa escala es la que hoy debe pretender la televisión como medio alternativo participativo e inclusivo de la sociedad para la formación y fortalecimiento de la misma. La televisión no tiene la culpa de lo que hoy es en día, simplemente fue una idea de pocos que pretendía convencer a muchos, pero nosotros tenemos la obligación de transgredir lo que ya está, reformar y fomentar el buen uso de la televisión.  Actualmente existen experiencias de grupos campesinos, mujeres víctimas y demás que presentan a la televisión como una plataforma educativa en sus espacios de interacción con la comunidad. Un ejemplo es el proyecto de una institución educativa en el departamento de Risaralda, la cual tiene como nombre “Los medios de comunicación como herramienta pedagógica en el aula para un mundo globalizado”[3]  allí ellos ya no son solo espectadores de lo que ven, se presentan más como actores sociales y productores de lo que quieren mostrar como realidad, son ellos mismo los que se involucran y toman a la televisión ya no como medio, sino como instrumento educativo.
De acuerdo con los razonamientos, y para resumir lo que se ha venido realizando,  el escritor colombiano Estanislao Zuleta, arguye: “la educación tal como está, reprime el libre pensamiento, así no se lo proponga, su acción se reduce a trasmitir datos, saberes, conocimientos, conclusiones o resultados de procesos que otros pensaron. No enseña a pensar por sí mismo a sacar conclusiones propias.[4] Por eso es primordial hacer parte de ese cambio que tanto hablaba Jaime Garzón es sus tertulias, “el cambio son ustedes, no ve que ustedes son los que quedan, nosotros nos vamos”[5]
Ser crítico, es una de las grandes fallas del modelo de educación en Colombia, por eso conviene generar nuevas formas de educación, y la televisión es una de ellas. Según Paulo Freire en la pedagogía de la liberación, el modelo implanta los procesos de los bancos, deposita información en las cabezas de los estudiantes igual que cuando consignamos dinero a una cuenta; este proceso se genera en todos los colegios de Latinoamérica, y lo realiza la televisión mediática, esto se denomina la concepción bancaria de la educación, por ende la formación de teleaudiencias críticas tiene como propósito, ir en contra de lo ya establecido, generar pensamiento crítico en los jóvenes acostumbrados a sentarse a una aula de clase y en sus ratos libres a ver una telenovela que no devengan las necesidades ni las expectativas de las nuevas generaciones.
Hacer un buen uso de la televisión, es formar una teleaudiencia crítica, sin moldes, participativa y para eso debemos empezar por los jóvenes, ¿por qué? Porque son ellos que están adheridos a ver, consumir y masificar lo que ven.

[1] Autor(es): HOWARD R (Director), GRAZER B (Productor), MORGAN P (Guionista) (2008)(FROTS/NIXON)[Pelicula]:Reido Unido, EE.UU, Francia. Universal Pictures
[2] GROUCHO M. (Escritor y Humorista) Norteamericano (1890-1977)
[3] [EN LINEA][ http://www.colombiaaprende.edu.co/html/TVeducativa/1600/article-153098.html]
[4] ZULETA. Estanislao. Educación un campo de combate
[5] [EN LINEA][ https://www.youtube.com/watch?v=uj4C4pHOLWY]

Parrillas televisivas colombianas: ¿a quiénes se dirigen: ciudadanos o consumidores?

Por HEIDY KATHERINE ESPINOSA
Para comprender la televisión en la actualidad, hay que entender las transformaciones que ha sufrido a lo largo de su historia, y por ello, se hace necesario conocer las etapas o momentos coyunturales de la misma. Humberto Eco define dos primeras etapas de la televisión. La primera conocida como Paleotelevisión, que va desde su surgimiento hasta la crisis de la tv pública en los años 80’s, posteriormente, la Neotelevisión vigente en la actualidad que ha llenado nuestras parrillas de nuevas ofertas e interacción con las audiencias.
Las contundentes transformaciones en las formas de hacer y ver televisión, se dan  posteriormente de la crisis de televisión pública, permeada por la penetración de las nuevas tecnologías de información y comunicación, así como los costos que acarreaba la producción televisiva. Sobre esta coyuntura, Gustavo Orza afirma que “la televisión que se ofrecía como servicio público hoy ha desaparecido para dar paso a una televisión de productos y con oferta homogeneizada que emerge como resultado de la lucha entre los programas por conseguir el máximo de audiencia”[1]
En Colombia durante el periodo de Paleotelevisión alrededor del año 1955, se dio paso al modelo mixto de televisión: televisión pública estatal y la empresa de televisión comercial compuesta por la Cadena Caracol y RCN, a quienes se les arrendó parte de los espacios en la televisora nacional, que más tarde pasó a llamarse Inravisión, y que es en la actualidad conocida  como Señal Colombia.
A partir de la constitución de 1991  que otorga libertad para crear medios de comunicación,  nació  la Comisión Nacional de Televisión como ente rector de los contenidos televisivos en 1995, que hoy por hoy se conoce como la ANTV; y ya en   1997 la CNTV dio licitación para los canales privados Caracol y RCN, los cuales entraron en funcionamiento en 1998, terminándose el modelo mixto de televisión para pasar a la televisión privada que se conoce hoy en día.
En esta convergencia entre televisión pública y las cadenas de televisión privada que van surgiendo y extendiéndose, se va removiendo a la televisión pública a un segundo plano, pues los nuevos contenidos de la neotelevisión ofrecen diversidad de manera que la programación es más dinámica y atractiva para los televidentes. 
Si bien con el enriquecimiento de la Neotelevisión se pensaron nuevos formatos y géneros, en las cadenas privadas se ha evidenciado en los contenidos de sus parrillas. Por un lado, la internacionalización de contenidos producidos por las cadenas en convenio con otras canales, mayormente telenovelas que han llegado a muchos lugares del mundo con nuevas versiones, así como el éxito de formatos internacionales traídos al país, tales como realities shows y programas de concurso que son producto de los nuevos formatos de la Neotelevisión.
La televisión “desde la década de los años 60 se ha convertido en el medio más importante de transmisión de representaciones sociales, también de representaciones sobre el acontecer diario.”[2] En este sentido, lo que los individuos consumen forma parte de un pequeño espejo de la realidad, un reflejo distorsionado que las industrias han creado  y que, en algunos casos, por ejemplo la niñez, pueden tomar muy a la ligera.
Así que, si se hace una pequeña exploración sobre la parrilla de los canales privados en la actualidad, se encontrará una oferta limitada de telenovelas, programas de concurso, realities, una oferta cíclica que vuelve al mismo punto, circula lo que más se vende. Desde el inicio de la televisión colombiana se ha pensado en la televisión como un consumidor-televidente, más no como un ciudadano, con capacidad crítica para discernir sobre los contenidos y sobre todo con capacidad de elección.
Esta última, la criticidad de los ciudadanos, la notó la televisión y permitió el  paso a la neotelevisión, pues aquí juega la capacidad del televidente para participar. Sin embargo, esta nueva cualidad de la televisión fue aprovechada por la industria – pues por televisión se puede hablar de los contenidos en sí mismos o de quien los produce, y en este punto me refiero a los segundos – para atraer a sus audiencias a productos mediocres de consumo masivo, en los que el televidente creyese que su opinión era importante, mientras consume televisión basura.
Así, el vote en línea, envíe un mensaje, llame ya, es una muestra inverosímil de participación. El tema de participación en la televisión tanto pública como privada, es decir, la televisión en general, es mucho más amplia que ello.
Consiste, como lo he mencionado ya, en la capacidad del ciudadano para ser crítico frente a los contenidos, su decisión de verlos o no verlos y sobre todo, de opinar sobre la pertinencia de los programas dentro de una parrilla, con argumentos válidos, claro está, a las cadenas televisivas a través de la figura no muy reconocida pero si muy necesaria, del ombudsman o defensor del televidente.
Cabe decir que los contenidos que se transmiten en la televisión colombiana, no crean ciudadanía, no entretienen, no culturizan, sin embargo, parecen ser representaciones de la realidad que pueden prestarse para formar falsos juicios sobre lo que se transmite.
Vale la pena traer a colación, el concepto sobre televisión pública que Martín Barbero, Omar Rincón y Germán Rey afirman debe asumirse “como un lugar decisivo en la construcción de los imaginarios sociales y las identidades culturales, dándose entonces como proyecto específico contribuir en el ejercicio cotidiano de una cultura democrática, y en el reconocimiento de la multiculturalidad del país y del mundo.”[3] Pues no puede ser solo tarea de la televisión pública, la construcción de identidad cultural.
Este postulado no se hace tan ajeno si se revisa la ley 335 de 1996 en su artículo 11 cuando declara que “Los operadores privados del servicio de televisión deberán reservar el 5% del total de su programación para presentación de programas de interés público y social. Uno de estos espacios se destinará a la Defensoría del Televidente. El Defensor del Televidente será designado por cada operador privado del servicio de televisión.”[4]
Sin embargo, solo hasta el 2000 apareció esta figura y no para televisión, si no para prensa escrita en El tiempo. Hoy por hoy, los canales tanto privados como públicos, pues en 2007 la CNTV aplicó la misma reglamentación para la televisión pública (resolución 01 de 2007), tienen esta figura, dada la obligación, pero no hacen un correcto funcionamiento de este recurso.
Hay que decir, que no basta con la presencia del programa de defensoría o la labor dentro de un canal, o para un programa determinado, se necesita la participación de la audiencia. Para citar un ejemplo, puedo mencionar  Control TV, programa de defensoría del televidente del canal TRO. El programa se define como “un espacio de formación ciudadana, en el que los televidentes expresan sus inquietudes o molestias sobre lo que ven en cualquiera de los programas que se emiten por el Canal TRO”[5]
No obstante, si se hace una revisión minuciosa y detallada de todas las entregas de este programa, se notará que en algunos capítulos los temas se salen del marco de responsabilidad social de la televisión en cuanto a los contenidos de la parrilla del canal TRO. Esto, probablemente porque hayan sido las inquietudes presentadas por las teleaudiencias y esto indica, que las audiencias no tienen muy claro la defensoría del televidente o están conformes con los contenidos que consumen.
Sobre este segundo aspecto, quisiera agregar que es más bien una cuestión de que los contenidos están siendo vistos por audiencias pasivas, y por tanto, retorno a mi tesis inicial, que es responsabilidad de los televidentes, que los tomen por ciudadanos o consumidores. Si se trata de teleaudiencias pasivas, estas no presentarán queja sobre los contenidos o la parrilla y por tanto, programas como la defensoría del televidente, pueden quedar como relleno o incluso sobrar en la programación por falta de vigencia e importancia.
Pero estudiando de manera concienzuda lo que se ve tanto en los canales locales como regionales o nacionales, se sabe que no es así. La televisión Colombiana necesita una revisión exhaustiva en la forma de presentar sus contenidos, y programar sus parrillas, y por tanto, programas como control TV  deben tomar más importancia en los televidentes.
La televisión colombiana  no debe quedar como medio de entretenimiento, ambas deben aprovechar la neotelevisión y la capacidad de participación de los ciudadanos-televidentes, para que se creen contenidos para la ciudadanía y el ejercicio de la democratización.
No se está obviando el factor de la televisión como industria, la contradicción entre televisión pública y privada frente a lo económico es clara. En Colombia, la televisión pública no tiene los recursos suficientes y sin embargo, se las apaña con lo poco que tiene; mientras que la televisión privada es una industria completa que ejerce en función del capital, que ve en la ciudadanía el índice monetario y están representados en rating.
Corresponde entonces a los ciudadanos que invertimos horas en la televisión, ya sea pública o privada, hacer uso de nuestros recursos, de la capacidad crítica y aprovechar los espacios de defensoría, para que seamos nosotros mismos quienes nos demos a conocer como ciudadanos más no como consumidores, a través de la construcción de identidad cultural desde lo que vemos en la televisión y esto requiere, capacidad de elección.


[1] ORZA, Gustavo. Programación televisiva. La crujía ediciones. Buenos Aires: 2002. Pp 21. 
[2] CASETTI, F. y DI CHIO, F. Análisis de la televisión. Paidós. Barcelona: 1998.
[3] BARBERO, Jesús. REY, Germán. RINCÓN, Omar. Televisión pública, cultural, de calidad. Publicado en Revista Gaceta, Nr. 47. Bogotá: 2000. Ministerio de Cultura. P 50 Disponible en: http://www.comunicacionymedios.com/comunicacion/television/textos/martin_barbero_tvpublicacalidad.htm (Consultado en: 27/10/14)
[4] Ley 335 de 1996  art. 11
[5] Disponible en web: http://www.canaltro.com/webtro/