¿Cuán
importante es la Deontología en los procesos de comunicación?
Lizeth
Báez Cataño
“El acto de comunicar es un proceso complejo
en el que dos o más personas se relacionan y, a través de un intercambio
de mensajes con códigos similares, tratan de comprenderse e influirse de forma
que sus objetivos sean aceptados de manera prevista, utilizando un canal que
actúa de soporte en la transmisión de la información”[1].
Como bien se sabe todos
necesitan dar a conocer lo que piensan y/o quieren, además de saber cuáles son
los deseos de su entorno. Es por esto que desde que nacemos, somos seres humanos
en busca de un conocimiento en lo posible absoluto, en el que se requiere un
método que permita el intercambio del mismo. La herramienta utilizada para
lograr tal fin es el lenguaje, que genera estructuras semióticas las cuales se
acoplan a un contexto específico que facilita la transmisión de diversos tipos
de sensaciones que diariamente comunicamos; Pero, ¿hasta qué punto todo lo que deseamos comunicar y como
lo estamos comunicando, es aceptado de buena forma por mi receptor y codificado
de tal manera que genere impacto en él?
Según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua, la deontología de la comunicación es: La ciencia o tratado
de los deberes; es decir que, son “principios morales que se le exigen a un grupo, o que
establecen entre ellos mismos, para actuar siguiendo una conducta ética”[2].
El dilema no es comunicar,
ni qué se quiere comunicar, sino el cómo lo comunicamos, por cuáles medios
hacemos llegar el mensaje de comunicación y qué tan provechosos y productivos son
esos procesos comunicativos que entablamos al emitir información de un tema,
dirigido a un grupo determinado.
La Teoría de la Comunicación Humana habla de
los niveles de contenido y de relación en la comunicación, donde explica que
toda comunicación poseerá un contenido (lo que se dice) y una relación (a quién
y cómo se dice). A través de la comunicación, todos podemos expresar nuestra
forma de ser y la visión de la relación con la otra persona, además una
comunicación no solo transmite información sino que, al mismo tiempo, impone
una conducta o un comportamiento[3].
No todo lo que decimos se somete
explícitamente al proceso comunicativo, puesto que el nivel de relación casi
nunca es medido o pre elaborado, la mayor parte de las veces se emite el
contenido de la información; pero, estos deben ir asociado ya que es
significativo mantener una relación de coherencia para poder entender dicha
relación.
Es importante controlar los procesos
comunicativos que mantenemos a diario, ya que oralmente se emiten muchos mensajes
en poco tiempo, es decir que, no siempre se puede tener una previa planeación
de lo que se quiere expresar. Por ejemplo en la radio que es realizada en vivo,
es pertinente contar con la presencia de un ombudsman, pues según Flavia
Powels, es él quien sirve de mediador de los contenidos que se transmiten en tiempo
real y de las inconformidades que los oyentes tienen frente a ellos.
Abordando todos los ámbitos en los cuales se
emite la radio, sea público, privado, comunitario o virtual, y teniendo presente
que la mayoría de las personas son consumidores de este medio, es preciso
analizar que los usuarios, son seres humanos que pertenecen a una comunidad
específica y que merece algún espacio, que le permita decidir qué contenidos
quiere escuchar y cuáles considera él, deben ser omitidos de las franjas.
En el texto “La Experiencia del Primer
Defensor del Oyente en una Radio Publica en Argentina”, se menciona la
autorregulación como un compromiso ético asumido voluntariamente, en donde los
medios se ajustan a algunas normas y valores impuestos desde su propio seno; Lo
que trae como consecuencia que el oyente confié en la emisora y en la calidad
de sus productos.
Iván Darío Chaín, director de la emisora “La
Cometa”, afirma que en ese espacio se puede conocer la audiencia que los
escucha y tener claro los criterios de la misma, y así aportar al bien común,
en un proceso comunicativo en el que participan tanto el emisor como el
receptor y se codifica un mensaje que ha sido preparado con tiempo y
dedicación.
También en los procesos comunicativos es
necesario medir palabras, dichos y referencias
que vayamos a utilizar en cualquier lugar, sea en conferencias, salón de
clases, debates y etc., de escenarios que permitan la retroalimentación de
temas que involucren varios protagonistas y que además de ello, se busque un
beneficio común en cuanto a conocimientos se trata.
Tener presente los derechos de la sociedad,
en pro del respeto constante en cualquiera que sea la ocasión, conlleva a que
la acción de comunicar se torne honesta para ambas partes (emisor y receptor), de
esa manera la labor se volverá autentica e incluyente por todas las partes, así la participación será
activa y educada.
Al unir la moral con la ética, se obtiene un
conjunto de normas que regulan la conciencia profesional de un informador, es
por eso que regir nuestro este acto con códigos deontológicos, crea la cultura
del respeto por la persona que me esta leyendo, oyendo o viendo, porque este
trabajo impone la responsabilidad social y la veracidad informativa. Kapuscinski afirma que:
“Un
periodista debe ser un hombre abierto a otros hombres, a otras razones y a
otras culturas, tolerante y humanitario…”
[1] PROFESOR EN LÍNEA, Elementos que intervienen en la
comunicación [online], http://www.profesorenlinea.cl/castellano/Comunicacion.htm.
[2]GONZALEZ Amarillo María, Ética y Deontología de
la Comunicación [online],
http://lastvacaciones.wordpress.com/2011/05/10/etica-y-deontologia-de-la-comunicacion/, [Mayo 10 de 2011].
[3]CIBANAL Luis, Teoría de la Comunicación Humana [online], http://www.aniorte-nic.net/apunt_terap_famil_3.htm, [24
de Julio de 2011].