viernes, 31 de mayo de 2013

El periodismo escrito éticamente orientado

Por: Andrea Valbuena

El profesional del periodismo se debe a la gran audiencia y antes que cualquier carácter de poder debe velar por el interés público, el cual debe ser su guía en la actividad profesional; de igual manera el bien común debe ser su máxima prioridad, es decir que los medios antes de publicar cualquier información debe mantener  la seguridad de la comunidad más allá del afán por publicar. Por ello es indispensable que el periodista brinde el material de información noticiosa basado en la buena fe y la objetividad de tal manera que cumpla con el propósito final de informar a la comunidad veraz, oportuna y suficientemente.
Tal como lo plantea los autores Javier Darío Restrepo y María Teresa Herrrán en Ética para periodistas, “es de suma importancia que el profesional de la comunicación presente las distintas caras de la noticia y procure que donde se presenten más de dos interpretaciones sobre los hechos aparezcan todos aquellos que sean relevantes”[1], de igual manera el contenido de la noticia debe ser exacto en los hechos y contextos en que se presenta. Todos estos aspectos son necesarios para evitar caer en el sensacionalismo, el cual el Código de Ética del CPB establece en su artículo octavo. “El sensacionalismo es una deformación interesada de la noticia, implica manipulación y engaño y, por tanto, burla la buena fe del público”. Por ello, el periodista debe evitar la divulgación de hechos de este tipo cuyo interés está fundado en la morbosidad y la curiosidad perniciosa.
Sin embargo, muchos medios de comunicación caen en el culto del sensacionalismo, “el cual tiene como maña omitir y minimizar información que vulnera los intereses particulares, así mismo la información tiende a ser neutra o aséptica y la difusión de los hechos es agobiante y detallada donde muchas veces lleva a la violación de la privacidad y a la deformación interesada de la noticia”[2].
Ahora bien, cabe resaltar que el inmediatismo es un factor que influye sumamente en la acumulación de medios en el sensacionalismo, lo cual ha llegado a inferir en que la noticia o el cubrimiento de la  información no se está realizando oportunamente, ya que los medios en su afán por publicar o transmitir han desechado temas que son de importancia como la participación ciudadana, la problematización de la ciudad  o el país. Por tanto han dejado de lado temas de interés común para cubrir temas de la farándula criolla, reinados y la vida de políticos y jugadores; tal como lo afirma Ben Bagdikian en su libro sobre el monopolio de la comunicación en los Estados Unidos, “ Los medios gastan demasiado y despilfarra dinero en costosas llamadas internacionales a personajes de farándula, que investigar y buscar soluciones a los problemas del país, la academia y las universidades solo producen temas pesados, de poco interés para el público en Latinoamérica; pero los reinados de belleza son la manifestación más importante de la cultura y por ello merecen el mayor cubrimiento”. [3]
Un caso específico fue el ocurrido en Colombia por la periodista Graciela Torres más conocida como la ‘Negra Candela’ quien público en un programa de televisión un video que contenía escenas intimas de la actriz Luly Bossa con su compañero sentimental, aquí la periodista cometió la violación del derecho  a la privacidad y a la intimidad cayendo en el culto del sensacionalismo tal vez por la falta de garantías en su ejercicio periodístico o en su afán por competir con otro medio televisivo.
Por otro lado, desde el punto de vista jurídico, en Colombia la corte Constitucional ha señalado que: “ En caso de conflicto insoluble entre ambos, la prevalencia del derecho a la intimidad sobre el derecho a la información es consecuencia necesaria de la consagración de la dignidad humana como principio fundamental y valor esencial, a la vez, del Estado social de derecho’ (CC, sentencia T 414, de junio 16 de 1992)”[4]
El respeto a la dignidad humana es fundamental en cualquier ejercicio profesional y más en el periodístico ya que este tiene mayor impacto social, otro caso pertinente de traer a discusión es el caso de la avalancha de Armero donde un noticiero grabó la agonía y muerte de un hombre al cual le realizaban preguntas absurdas mientras padecía, esto muestra que el periodismo sensacionalista hoy en día predomina netamente en el país donde prevalece el escándalo, el morbo y las polémicas dejando de un lado la actividad profesional con el objetivo de servir a la comunidad y de contribuir al bien común  y a la información que vele por intereses comunes.
Pese a la falta de ética profesional, la concentración de medios , el inmediatismo y el afán por competir de unos medios con otros existen medidas por las cuales las personas víctimas del sensacionalismo pueden quejarse y así poder hacer valer sus derechos a la intimidad y dignidad humana.
Para ello, existe la rectificación que es un deber ético y jurídico que el periodista debe acudir cuando exista este tipo de aspectos mencionados anteriormente, “Desde el punto de vista jurídico, la no rectificación oportuna y en las condiciones que exige la ley, configura al delito de calumnia o injuria”[5] , desde el punto de vista ético esta rectificación es necesaria para el deber de veracidad en cuanto  a la información que es entregada al público.
Para que la rectificación sea éticamente válida es necesario que sea “rápida es decir que el profesional debe enmendar su error apenas se haya  percatado de la existencia, otros requisitos fundamental es que se publique con el mismo despliegue  es decir que la rectificación  no se de en lugares de menor importancia que en el que se haya publicado y que tenga el carácter de rectificación”[6]
Un caso representativo es el de Télex en el cual una agencia internacional de noticias divulgó la información a sus afiliados en todo el mundo sobre una supuesta lista de periodistas que tenían vínculos con el narcotráfico, información la cual fue suministrado por un supuesto miembro de las Fuerzas Armadas. Acá se evidencia cómo la agencia no se percató de contactar las fuentes directas como entrevistar a cada uno de los aparente involucrados, si bien la directora asumió la responsabilidad de la ligereza del redactor ,acudió a la rectificación en la cual se titulaba ‘ Periodistas Niegan Vínculos con Rodríguez Gacha’ en donde cada uno de los periodistas implicados dieron testimonio de que había sido un error o que ninguno de ellos ha tenido dichos vínculos.
Sin embargo, no se evidencia en ningún punto de la rectificación haber cometido el error, sino que se acude a construir otra noticia en la cual se expone las declaraciones de los periodistas involucrados con el fin de tener un equilibrio informativo, es decir que  no se dio una rectificación como tal sino que se desvirtuó la información. En el capítulo “Rectificaciones y réplicas” del artículo segundo del Código de Ética del CPB establece: “Es obligación del periodista rectificar pronta y adecuadamente las informaciones, así no se haya exigido aclaración por parte del perjudicado”.[7]
Como lo establece anteriormente el código de Ética del CPB es de suma importancia que el periodista realice la rectificación, pero no construyendo otra información de la misma, sino que debe realizarse en condiciones propias donde las personas afectadas vean que si se está dando a da conocer la verdad de los hechos y por ende no sean acusadas o involucradas en hechos que no les atañen o que no ocurrieron en el modo en que el medio o periodista lo publica.
El bien común de las dos partes es el que finalmente lleva u orienta a la actividad profesional del periodistas teniendo en cuenta que el impacto social de los medios es hoy en día es muy poderoso y está ligado a la capacidad de reflejar lo que ocurre en un contexto determinado, este debe ser muy cuidadoso en cuanto a la información que emite y manipula para evitar caer en casos como los mencionados en el transcurro del texto.
Finalmente, el periodismo se enfrenta a una tarea rigurosa en cuanto a su ejercicio profesional donde se debe enfatizar en el bien común y los intereses comunes de la sociedad, ya que son estos aspectos lo que dan cabida al derecho de estar libremente informados y por ende abre espacios de participación en cuanto a la libre expresión de pensamiento y opinión, evitando caer en el culto del sensacionalismo y la información desvirtuada en la falta de fuentes y veracidad. Por  tanto el ejercicio periodístico deben sustentarse  en una información veraz que conlleve a la opinión pública y a los intereses particulares de una comunidad.






[1] HERRÁN, María Teresa, RESTREPO, Javier Darío. Ética para periodistas. 1ed. Bogotá: Editorial Norma S.A., 2005. p. 170-171. ISBN 958-04-8543-7.


[2] Ibíd., p. 186-187


[3] Ibíd., p. 186-187


[4] Ibíd., p. 190


[5] BUITRAGO LÓPEZ, Elker. Manual del derecho de las comunicaciones en Colombia, Edicolda. 1ed, Bogotá, 1980.


[6] Ibíd., p. 212-213


[7] Ibíd., p. 219

Periodismo y libertad


Por: Cindy Cardona David
El ejercicio del periodismo transparente se ha convertido en el reto diario de aquellos profesionales de esta área, quienes a su vez luchan por mejorar la verdadera función que desempeñan los medios en la sociedad, ya que de cierta manera el comunicador social y periodista no es solamente un emisor de información sino que a su vez debe ser un regulador y hacedor de veeduría ciudadana, al igual es el primero en ir por la defensa de la ética periodística resaltando que en la actualidad estos parámetros o criterios son cada vez mas pasados por alto, ya que la información ha pasado de ser un derecho a convertirse en un objeto de intereses económicos.
La existencia de códigos éticos como pautas a seguir en la labor periodística, también permiten señalar en qué momento el profesional está incumpliendo las normas, razones por las cuales puede llegar a la censura o evasión de su derecho a la libre expresión. Pero es claro que no solo basta con establecer una norma, esto se debe complementar con lo mencionado por Hugo Aznar en su artículo los códigos éticos no sirven “los códigos han de ser oportunamente complementados por otro elemento que no puede faltar: la conciencia ética del profesional, la conciencia de quien aplica el código a las circunstancias concretas de cada caso”[1].
Cuando se incurre en la preservación y cumplimiento de los códigos lo único que se está logrando  es degradar la imagen, la credibilidad y el compromiso tanto del medio como el periodista, retomando a Hugo Aznar en cuanto a la responsabilidad de los profesionales, estos “deben asumir la responsabilidad principal en la defensa de los valores de la comunicación social[2]”.
El periodista no es solo transmisor, es también aquel que genera espacios de opinión pública y como tal necesita propender por un equilibrio ético y profesional buscando el bien común, donde los medios como lo menciona Bill Kovach en su libro los elementos del periodismo “os han sido confiados para el bien de todos”, es decir que el comunicador no solo se debe enfocar en mostrar a la luz una verdad sino que a su vez generar un cambio que impacte colectivamente.
De igual forma esa labor de vigilancia atribuida al periodista le obliga a presentar al mundo lo que amenaza la integridad de la sociedad, donde uno de sus roles es fiscalizar, siendo objetivo, sincero, ajeno a intereses en especial de la política, consciente de su ética, mostrando la verdad, resaltando su lealtad y compromiso, como lo expresa Juan Jorge Faundes sobre la fiscalización de las amenazas y oportunidades que afecten el interés público.
Pero todo lo anterior en ocasiones se ve afectado por las negaciones de grandes empresas del periodismo que se rehúsan a publicar investigaciones que revelan la realidad que en diferentes sectores enfrenta el país, obstruyendo el derecho constitucional a la libertad de prensa y libertad de información. Afortunadamente con la nueva revolución tecnológica y la cultura digital la sociedad ha abierto una nueva puerta para difundir la información a través del uso de redes sociales, que cuenta con mayor velocidad, llegan a las masas y que a su vez ha consolidado movimientos sociales que lideran cambios.
Aunque la existencia de medios virtuales no deben convertirse en motivo para dejar debilitar los medios escritos, quienes son los que más enfrentan esa dura batalla por la libertad de expresión, libertad de prensa y libertad de información. A nivel mundial el 2 de mayo representa el día de la libertad de prensa, pero en Colombia este día no representaba una verdadera liberta, pues casualmente el día anterior el periodista Ricardo Calderón Jefe de investigaciones de la revista Semana recibió un atentado que para su fortuna fue fallido, todo a causa de investigaciones realizadas a los beneficios con los que cuentan militares recluidos en la cárcel de Tolemaida.
Es entonces claro que los primeros en querer acallar las voces de la verdad son los poderosos del país y es muy valido resaltar lo escrito en la Editorial de periódico el espectador “Los medios no podemos estar obligados a repetir lo que “debe” ser dicho. Si las verdades que exponemos molestan a algunos, hay escenarios democráticos y razonados para controvertirlas. Increíble que aún estemos rodeados de temor. Increíble que aún no podamos denunciar sin miedo a los poderes constituidos (o desviados o ilegales) de esta sociedad”[3]. Para el político, militar o autoridades gubernamentales, los medios deben limitarse a presentar lo que beneficia sus intereses, convirtiendo a una sociedad en ignorantes no por decisión propia sino por obstrucción a una información clara, veraz y suficiente.

Por otro lado, el tema de la libertad de expresión e información ha generado una nueva polémica en el país, sobre el proyecto de ley que busca regular en Colombia la parodia o imitaciones, la cual durante el mes de abril fue aprobada en la plenaria de la Cámara en su segundo debate de los 4 a los cuales debe ser sometida. Según Juan Manuel Campo, representante a la Cámara, lo que se está buscando es “flexibilizar el uso de la parodia y pasar de un acuerdo tácito a un acuerdo legal que les permita actuar libremente a quienes hacen parodia”[4]  Pero el proyecto de ley fue tomado por los humoristas  como una nueva limitación o censura a la libre expresión, ya que ellos han tomado el término limitación como una hendidura que da paso a las demandas, ya que allí cualquiera puede decir que se le está violando su derecho a la integridad o afectando injustificadamente a través de una imitación. Tal como dice el humorista Guillermo Díaz Salamanca “suena destemplado que a estas alturas le quieran poner, a través de una ley, una mordaza a los periodistas”.
Aun en medio de esta modificación o reforma a la ley 23 de 1982 sobre derechos de autor, se vale resaltar y tener en cuenta que se están firmando acuerdos o tratados de libre comercio que conllevan a participar de una justicia internacional, y esto hace necesario proteger los derechos que se poseen en el país, pero sin poner otros factores en riesgo.
Es pues la libertad de prensa una “condición básica para que la sociedad tenga conocimiento veraz, suficiente y oportuno de la realidad concreta del mundo. Por lo tanto, debe ser mantenida a salvo de la instrucción o coacción de cualquier sector público o privado”[5]. Ante lo anterior el periodista en aras de respaldar su labor y buscar un periodismo verdadero que defienda de manera ética su libertad, también debe estar moralmente vinculado a un código que no solo lo compromete a él en su función, sino que se hace necesario incluir empresarios, editores y organizaciones que se mueven en el mundo periodístico. 
Dentro de estos códigos, se encuentra el código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá,  donde se menciona la información veraz y suficiente que se convierte en derecho de la sociedad y obligación del periodista, evidenciando la imparcialidad y siendo incumplida la obligación de informar cuando se miente, omite la noticia o existe inclinación hacia alguna fuente.
Es tal vez el artículo séptimo uno de los más delicados por así decirlo, ya que menciona los favores y privilegios que van contra la ética, acciones como: recibir retribuciones económicas por parte de las fuentes, usar el periodismo como una forma de publicidad, el uso de influencias para lograr ventajas, entre otras; que ponen en juego o duda la credibilidad e independencia que todo periodista debe manejar en su ejercicio profesional.
Para cerrar cabe resaltar 10 características del buen periodista según Javier Darío Restrepo: ser un líder social, buena persona, lector empedernido, recto y audaz, capcioso y ágil, tener ojo crítico, ser investigador, ser sobrio al redactar y ser humilde; incluyendo a esto bases como el servicio al bien común, la buena fe del público y rectificación. La ética periodística respaldan la defensa por una libertad de expresión y de prensa, uniendo a esto el esfuerzo de un profesional integro que evidencie su moral y capacidades, dándole meritos y reconocimientos de una labor, que mas que informar, genera opinión y defiende la democracia.

 Bibliografía
·         AZNAR, Hugo. Los códigos éticos no sirven. Sala de prensa. [Online] Enero 2004, Vol. 3, N. 75. Disponible en: http://www.saladeprensa.org/art581.htm

·         CÍRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁ. Código de ética. [Online] Agosto 2006. Disponible en. http://pwp.etb.net.co/nuevocpb/contenidos/01-codigoetica.htm

·         EL ESPECTADOR. ¿Prensa libre? [Online] Mayo 2013. Disponible en: http://www.elespectador.com/articulo-419841-prensa-libre

·         EL TIEMPO. Imitadores no serian censurados con nueva ley. [Online] Abril 2013. Disponible en: http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12758456.html

·         EL TIEMPO. Investigan si atentado a periodista está relacionado con sus denuncias. [Online] Mayo 2013. Disponible en: http://www.eltiempo.com/justicia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12775541.html

·         FAUNDES, Juan J. El rol de los periodistas y su marco ético. Sala de prensa. [Online] Febrero 2006, Vol. 3, N. 88. Disponible en: http://www.saladeprensa.org/

·         KOVACH, Bill. ROSENSTIEL, Tom. Los elementos del periodismo. Santillana ediciones, 2012. 250 p.

·         RESTREPO. Javier D. 10 características del buen periodista. Ética segura. [Online] Disponible en: http://eticasegura.fnpi.org/2013/04/01/10-caracteristicas-de-todo-buen-periodista-segun-javier-dario-restrepo/


[1] AZNAR, Hugo. Los códigos éticos no sirven. Sala de prensa. [Online] Enero 2004, vol. 3.  [Citado 15 Mayo 2013] 
[2] Ibíd.,
 
[3] EL ESPECTADOR. ¿Prensa libre? [Online] Mayo 2013. [Citado 19 Mayo 2013]
[4] EL TIEMPO. Imitadores no serían censurados con nueva ley. [Online] Abril 2013. [Citado 19 Mayo 2013]
[5] CÍRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁ. Código de ética. [Online] Agosto 2006. [Citado 19 Mayo 2013]

EL DEBER SER EN LA RADIO: UN DESAFIO VIGENTE


Por: Pedro Alexander Gómez

La radio es unos de los medios más tradicionales y con más historia sobre las plataformas y herramientas de comunicación propuestas y que cuentan con gran vigencia en la sociedad, impulsada por la conformación de un ente que emitiera información a todos los rincones sociales que a partir de un dispositivo móvil y de un espacio y espectro electromagnético, donde permitiera la inclusión y participación social de la información, haciendo de este medio un canal vital para el proceso de comunicación y de las formas de emplear la difusión y propagación de ideas enfocadas hacia el bien común y colectivo.  A partir de esto la radio ha representado lo que es hoy por hoy una de las formas más innovadoras de comunicar y de llevar el mensaje al público, manteniendo en vigencia este medio de comunicación que a pesar de los años y de la competencia que significan las nuevas tecnologías de la comunicación e información, está presente en la realidad de las personas y de las comunidades.
El espacio radiofónico ha permitido la inclusión de cualquier cantidad de ideas para la comunidad, las cuales han promovido la participación social, la publicidad, el desarrollo comunitario, la política, la educación entre otros; sin embargo, no ha sido exenta de problemáticas que están vinculadas principalmente por la falta de una ética profesional comprometida con valores periodísticos serios, competentes, capacitados, y  enfocados hacia el buen cumplimiento de un excelente producto para el impacto y el cambio social.
En Latinoamérica y el mundo las problemáticas y deficiencias del medio, han sido evidentes en varios países donde el sensacionalismo, la superficialidad, el degradamiento del idioma y la pobreza de un discurso débil y mal articulado; han ocasionado dudas sobre el buen funcionamiento de la radio, el significado de la misma, los objetivos sociales, el direccionamiento de discursos enfocados y fundamentado bajo principios deontológicos y valores que enaltezcan las iniciativas sociales de forma clara, dinámica y eficiente.  
Latinoamérica es unos de los continentes donde más se infringe y se degrada en las ideas de la radio; tal es el caso de  la República Argentina, donde las principales emisoras, a pesar de contar con innumerables propuestas educativas, de inclusión y participación, que son destacables en la región latinoamericana y que sirven como ejemplo para la realización de una radio comprometida, se evidencia una tendencia antiética de lo que respecta al buen funcionamiento de la radio, y de valores globalizados e impuestos por dinámicas exteriores, que no fundamentan una visión social de lo que se emite, sino se enfocan en valores comerciales, distintivos, superficiales, económicos, políticos, y de intereses entre las partes.
La conformación de un ente regulador, que sirva de inspector de contenidos programáticos, frente a esta evidente problemática de fundamentación de la radio, ha contemplado la necesidad de autorregular dichas falencias, donde se genere conciencia respecto a lo que se emite, teniendo en cuenta valores personales y bajo una moral basada en el deber ser de la radio y de la responsabilidad social que se cuenta al momento de emitir cualquier información a través de este canal de comunicación, donde prevalezca lo social sobre los intereses comerciales y empresariales.
Para que se dé este cometido de conciencia colectiva y de responsabilidad social en la radio, se debe cambiar la percepción de los códigos éticos profesionales en el periodismo. Según Hugo Aznar en su artículo ‘’los códigos éticos no sirven para nada’’, presenta una serie de motivos por los cuales frecuentemente se incurre hacia este tipo de afirmaciones, que representan a los profesionales mediocres y con poca capacidad autocrítica y de conciencia colectiva frente a la labor radiofónica que se desempeñan.

          ‘’Están quienes afirman esto porque son los primeros que ignoran olímpicamente este tipo de recomendaciones éticas. Se trata de profesionales que desdeñan totalmente la ética de la comunicación. Obviamente ellos son los primeros interesados en afirmar que los códigos no sirven para nada ya que de este modo contribuyen con sus palabras y con su ejemplo a que efectivamente sigan careciendo de valor y efectividad. Quienes afirman la inutilidad de los códigos por esta ‘razón’ en realidad no están manifestando una opinión, sino defendiendo un interés que se descalifica a sí mismo: el interés suyo de que las cosas no cambien y puedan seguir actuando en un contexto de total impunidad, sin tener que ajustarse a reglas u obligaciones éticas de ningún tipo. ’’1




De la misma manera, se han implementado estrategias que permitan reglamentar un código ético que funcione y que se preocupe por velar con los intereses, derechos, principios de los oyentes en defensa de lo que se escucha. La implementación de un Ombudsman que represente a los radioescuchas ha sido una alternativa para guiar la radio hacia caminos más comprometidos con la verdadera esencia de este medio y con mayor capacidad para informar verazmente. Según la licenciada en ciencias de la comunicación Flavia Pauwells, investigadora de la figura del ombudsman o defensor del público en Argentina y en toda América Latina, presenta a esta alternativa para la radio como aun débil y segmentada hacia radios públicas.
            ´´La radio, en particular, es el medio que menos cabida le ha dado al Defensor. Pueden contarse con los dedos de la mano los profesionales que en estos momentos ejercen tal función. Pero hay una característica que estas emisoras presentan y que no es menor: se trata –en la mayoría de los casos– de radios públicas, que por el espíritu con el cual fueron creadas, el del servicio al ciudadano, parecen estar doblemente obligadas a responder a principios éticos. Radio de la Ciudad, la emisora pública de Buenos Aires Argentina, ha sido pionera en la implementación de la figura del Defensor del oyente, en un país cuyos medios no se caracterizan, precisamente, por apostar a este mecanismo de autorregulación, a partir de esta experiencia radiofónica se abren caminos hacia la participación social y ha permitido diseñar la radio de manera diferente donde el principal objetivo es el público y la creación de programas de calidad para ellos``.
Tomando como referencia de la presencia del ombudsman, la emisora Radio Ciudad en Argentina, establece que el defensor del oyente será un fiscal doméstico, su tarea esencial consistirá en mediar, actuar de buena fe; la cual presenta sugerencias sobre la labor del defensor en Radio Ciudad, aplicada a otras radios
- Formular un código ético de la radio, con normas y valores que sean conocidos por todos sus integrantes.De esta forma, las decisiones del defensor no solo estarán fundadas en su criterio personal, lo que le otorgará mayor legitimidad entre sus colegas.
- Elaborar un estatuto del defensor que establezca formalmente su duración en el cargo, sus atribuciones y sus limitaciones.
- Establecer una categoría salarial especial para el defensor.
- Este reconocimiento también prestigia el cargo y estimula otras capacitaciones
- Organizar encuentros entre el defensor y la audiencia. 3

Iván Darío Chaín, activista de radios comunitarias en América Latina, presenta una propuesta metodológica para la conformación de ideas radiales enfocadas bajo un sentido humano, tomando como referencia la ética de la profesión: ´´Una programación es mucho más que la suma de programas. Una programación implica pensar e imaginarse cada programa, construirlo y organizarlo de modo que llenemos todos los espacios de nuestras emisiones; es preguntarse cuando sale al aire; que días; a qué hora; a quienes va dirigido; y de qué forma supera a la competencia con la que se enfrenta´´.De esta manera el enfoque que se presentará en la idea radiofónica, será claro y así se promoverá el correcto uso de lo que queremos expresar al público, teniendo la capacidad de autorregular los contenidos programáticos, las formas de informar, la veracidad de lo que se emite y como eje principal comunicar de forma comprometida, competitiva y eficaz.
1.      AZNAR, Hugo, articulo ´´Los Códigos Éticos No Sirven``,  tomado página web www.saladeprensa.org 
2. PAUWELS, Flavia, articulo ´´La experiencia  Del Primer Defensor del Oyente En Radio Pública Argentina, tomado página web www.saladeprensa.org.
3. IBID. PAUWELS, Flavia.
4. CHAIN, Iván Darío, articulo ´´Metodología para funcionamiento radial``, Tomado de página web http://daniradio.wordpress.com/2009/09/30/una-metodologia-programar/.






Hola sí, probando sonido uno, dos, tres ¡ al aire!


Por: Melissa Niemann Duarte
La posibilidad de estar frente a un micrófono dentro de una cabina con la intención de difundir información de cualquier tipo, es en la modernidad  uno más de los clásicos medios masivos de comunicación como la prensa y la televisión, sin embargo la importancia de la radio no ha pasado a un segundo plano, en la actualidad el número de emisoras crece diariamente, todas dirigidas a públicos diferentes con estilos diferentes.
La versatilidad radial va desde el dial  a.m, f.m y la virtualidad  pero en esta diversidad  ¿quién regula los contenidos emitidos?  La figura encargada de regular la cantidad y calidad de programas radiales se considera como el  ombudsman el defensor de pueblo, definición  desde un principio de  la creación de este término, pero acogido  y apropiado desde la prensa radio  y la televisión, como el defensor de  los usuarios encargado de velar por los derechos de los  mismos.
Sin embargo, la radio  es el medio que menos cabida le ha dado a la defensoría del usuario, según Flavia Pauwels en su texto “ La experiencia del primer oyente en una radio pública argentina”   solo un  puñado de emisoras han tenido a bien ,regular sus contenidos por medio de un ombudsman ;Radio Canadá.  Canadá, Radio Francia Internacional (RFI). Francia, Radio y Televisión de Andalucía (RTVA).España National Public Radio (NPR) –Washington. Estados  Unidos, Radiobrás. Brasil, Radio Bandeirantes de Sao Paulo.[1]
El anterior y corto listado de emisoras con defensoría del usuario, llevan a preguntarnos  ¿qué pasa con las emisoras del resto del mundo? ¿ Acaso los contenidos de estas no requieren de la intervención  de un defensor del oyente?
Flavia Pauwels  dimensiona cinco problemas que sufre la radio en la actualidad Sensacionalismo, superficialidad, degradación del idioma, pobre debate de ideas, y  desmesurada competencia por la primicia .
A este punto estaría bien contextualizar esta temática a nivel de Colombia,  y encontrar que así como la anterior autora califica los problemas de la radio  en su texto, la realidad de nuestro país no es indiferente, la pluralidad de emisoras en dial y web permiten entrever la calidad de información transmitida a los usuarios.
La creación de contenidos debiera siempre estar regida por los códigos de ética periodística, suponiendo que el rigor informativo y la producción es realizada  desde la comunicación social y  la habilidad periodística, hecha por profesionales comprometidos a respetar los derechos de los oyentes  por medio de la autorregulación, pese a esto la radiodifusión comercial pareciera evitar entes de regulación que controlen  la calidad de sus publicaciones al aire, “Sensacionalismo, superficialidad, degradación del idioma, pobre debate de ideas, y  desmesurada competencia por la primicia” [2]
A modo de ejemplo para evidenciar estos problemas, encontramos una fuerte influencia de las  dos grandes cadenas radiales, RCN radio y CARACOL radio, cadenas que se han multiplicado bajo diferentes nombres y diferentes contenidos   con emisoras tales como La cariñosa, Olímpica stereo, La vallenata y Tropicana por mencionar las de más recordación.
Programas radiales  que trabajan bajo el tinte “amarillista” en el tratamiento de la información periodística, y en medio de la  búsqueda por ser los primeros en publicar una novedad se disminuye la calidad de información, con fuentes para apoyar la información  poco rigurosas, programas radiales   en el que el tema principal  es la sexualidad, que no tiene ningún pecado al compartirse al aire, pero que el mal uso del lenguaje hace obscenos los comentarios y se entra en una superficialidad estúpida  que no pasa de un charla hecha por los locutores  como si estuvieran en la sala de su casa, en una dinámica de recibir llamas de sus  oyentes para “ aportar” al debate de ideas, que consiste en decir ,por ejemplo, su pose favorita en la cama, cómo coquetear, su peor ‘polvo’ y pedir que su canción favorita sea programada, música que a la vez también deja mucho que desear, reggaetón principalmente que degrada la imagen femenina.
Se supone que estos contenidos debieran ser producidos  por profesionales de la comunicación y periodismo, con una formación no solo técnica sino también humanística comprometidos a respetar los códigos éticos debidos para la creación y  difusión de contenidos públicos.
El papel resiste todo, incluso las creación de códigos profesionales, en la comunicación y periodismo; pero muchas veces y acá me baso en una expersión comúnmente conocida, del dicho al hecho hay mucho trecho ya que el cumplimiento es a nivel individual de la conciencia, “la eficacia última de los códigos éticos depende en gran medida del compromiso efectivo de los profesionales y si son ellos los primeros en dudar de su eficacia y no esforzarse por conocerlos y llevarlos a la práctica, entonces estos mismos profesionales están contribuyendo a que realmente sirvan de poco.”[3]
Esta cita textual de Hugo  Aznar, invita a hacer un proceso reflexivo respecto a la calidad de profesionales ¿por qué no se cree en los código de ética periodística?  Tal vez el problema no sea no creer sino no obrar,  el problema radica en la falta, muchas veces, de oportunidades para laborar en un medio  que trabaje con el sentido de comunidad o proyección social a cambio hay una amplia oferta de medios que trabajan por la ganancia de audiencias, y en su afán por ganar aceptación dentro de la sociedad generan contenidos pobres en creatividad, calidad y rigor, lo cual pone al recién graduad en la dualidad de hacer  o no lo correcto desde los saberes de la academia y entonces es cuando los principios y estándares, son echados por el suelo, con la emisión de programas radiales colmados de publicidad, un uso del lenguaje deplorable y  con una línea de producción que no pasa de postular la mejor canción, dar la primicia de la noticia o recibir llamadas de los oyente.
Claro está que los profesionales de la comunicación y el periodismo  no siempre venden su principios por el primer avistamiento de trabajo, las grandes cadenas radiales  no solo hacen convocatoria  a estos profesionales sino también a “programadores musicales “ o sea  discjockey que si bien  tienen otros sabes no desmeritados,  no poseen lo necesarios para hacer emisiones al aire con la responsabilidad requerida y la gravedad de esta situación es que  no solo se baja el nivel de información si no que también se violan los derechos de los oyentes.
El estilo fresco y juvenil  que quieren mantener emisoras como Tropicana u olímpica stero, está basado en el uso de un supuesto lenguaje “sensual” por parte de los locutores que  se toman el atrevimiento  de referirse a sus oyentes con adjetivos tales como: “ Mamacita, mi amor, bebé, lindura” términos que estarían bien a juicio individual de cualquier ser humano para determinar a  su  pareja si es el caso, pero imperdonables cuando son utilizados en la producción radial.
La desesperante problemática de los contenidos radiales en las emisoras más populares de Colombia es la falta de  imaginación para hacer programas diferentes, ya que están basados en intereses individualistas proyectados solo a la ganancia de dinero, sin preocupación por la ciudadanía. Contenidos que  saquen a los colombianos de su zona de confort, del reggaetón, la frase de moda ej “ Tropicana está de moda niño” a  estados superiores donde puedan conocer nuevos géneros musicales, temas que lleven al oyente a reflexionar en su actuar como ciudadano dentro de la comunidad, temas que refuercen los valores morales, temas dirigidos y pensados para todos los público emitidos en los horarios respectivos, aprovechando las grandes bondades y alcances que tiene la radio como medio de difusión.
La creación de programas debe tener un concepción capaz de abarcar todos los aspectos importantes al momento de trasmitir al aire, según Ivan Darío Chaín debe haber un orden que comienza desde  identificar la competencia  y desde ahí empezar a imaginar la programación, definir la audiencia y tener criterios claros, todo en un sentido ético para la producción  un análisis de la competencia, no para dañarla sino para generar una mejor opción, imaginar contenidos ni más vulgares, ni con mas invitaciones a conciertos sino una programación diferente que genere un cambio dentro de la sociedad y con audiencias claras para hacer los contenidos indicados.[4]
El reto está en manos de los nuevos periodistas, jóvenes colmados de ideas con ganas de cambiar la realidad, para mejorar el futuro. L a creación de nuevas radios bajo la caracterización de los nuevos medios interactivos capaces de incluir a la  sociedad en acciones por cambiar su propia realidad.
Cambios que se verán reflejados en  la cultura ciudadana, en el modo de vida de muchos oyentes porque  "La radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el escritor-locutor y el oyente."[5] 


[1] Pauwels, Flavia. La experiencia del primer oyente en una radio pública argentina, noviembre 2005.año VII,Vol3. http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:ZpvMXTthJLQJ:www.saladeprensa.org/art644.htm+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=co.  Mayo 14 2013.
[2] Pauwels, Flavia. La experiencia del primer oyente en una radio pública argentina, noviembre 2005.año VII,Vol3. http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:ZpvMXTthJLQJ:www.saladeprensa.org/art644.htm+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=co.  Mayo 14 2013.
 
[3] AZNAR,Hugo. Los Códigos Éticos del Periodismo y la Responsabilidad de los Profesionales,Razón y palabra,No° 40, http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n40/haznar.html. mayo 14 2013.

[4] CHAÍN, Ivan Darío. Una Metodología para Programar Nuestra Emisora,30 de septiempre 2009, http://daniradio.wordpress.com/2009/09/30/una-metodologia-programar/ consultado 14 mayo 2013.

[5] McLuhan, Marshall, Comprender los medios de comunicación.