Por Joao Gómez
La
televisión colombiana ha sido un boom desde su creación en el siglo XX, desde
ese instante la manera en que la humanidad miraba al mundo cambió, la
información se transformó, al igual que el entretenimiento y la forma de
educar.
Este
medio trajo consigo diferentes programas y proyectos, que ligados con el estado
y con la ayuda de organismos internacionales como la UNESCO y la Universidad
Nacional de Colombia han logrado llegar a todas las partes del territorio
nacional. En 1961 se dio inicio al proyecto de educación infantil, el cual fue
un éxito ya que arrojó resultados favorables al hacer la evaluación a los niños
y jóvenes que seguían los programas.
Estos formatos que en un pasado se transmitían
y que eran efectivos cumpliendo su propósito, hoy en día se han transformado y
han adquirido nuevos enfoques. En los canales actuales prima el
entretenimiento, el lucro y por ello la publicidad, los bombardean a cada
instante con algún anuncio de marketing para ser seres compulsivos y
unidireccionales, comprando lo que ellos les muestran. Esto ha hecho que la
educación y la programación infantil sean relegadas y convertidas para educar
poco y vender mucho.
Por
todo lo anterior el Gobierno Nacional y el Congreso de la república de Colombia
anunciaron al país la sanción presidencial de una nueva ley de televisión
colombiana, la ley 1507 del 10 de enero del 2012 la cual ha de cumplir con el
objetivo de tener en cuenta los derechos y libertades de las personas en el
servicio de la televisión, el interés general, el principio de legalidad, el
cumplimiento de los fines y deberes del estado, el funcionamiento eficiente y
democrático de los contenidos, la cual define la distribución de competencias
entre las entidades del estado que tendrán a su cargo la formulación de planes,
la regulación, la dirección, la gestión y el control de los servicios de la
televisión.
Además
de esto, también es importante que los canales tengan en cuenta el contenido
emitido de programas infantiles, ya que deben ser acordes, educativos y con un
vocabulario adecuado para sus receptores.
También
se debe tener en cuenta la ley de protección al menor cuando se va a emitir la
imagen de un niño o un joven menor de edad por la televisión, ya que debe
contar con el permiso de sus padres y se debe hacer la respectiva edición del
rostro si ellos no lo permiten o si el menor está a cargo del estado.
Aparte
de esto, es esencial en un programa infantil contar con la participación de los
niños, para que sea interactivo, entretenido y así ellos aprenden y se educan
adecuadamente. Es importante hacer una evaluación de los programas para
mejorarlos y brindarles a los niños una programación de buena calidad con un
contenido de nivel educativo y cultura superior al actual, para que así
conozcan aspectos de su tierra.
Un
ejemplo de esto es el programa infantil Jugando a la TV que transmite los fines
de semana el canal regional TRO. En este programa los niños son los encargados
de realizar la labor informativa de todas notas, en donde la cultura y la
identidad de Santander se ven reflejada en cada sección que transmiten
(ecológicas, de entretenimiento y de cultura general)
Jugando
a la TV capta la atención del público infantil y juvenil por medio de
contenidos educativos y culturales, haciendo que los niños realicen y muestren
lo que ellos quisieran ver, logrando cambiar el chip de las industrias y de los
canales nacionales que crean la agenda setting para que la masa vea y consuma
lo que ellos quieren, creando un público inerte el cual recibe mensajes sin un
análisis ni cuestionamiento para finalmente asumirlos.
Es
por eso que Giovanni Sartori, un investigador en el campo de la ciencia
política y autor del libro publicado en 1997 titulado (Homo videns. La sociedad
teledirigida) afirma que “Estamos pasando
del homo sapiens al homo videns… la preponderancia de lo visible sobre lo
inteligible, lo cual nos lleva a ver sin entender y a llegar a la vida inútil”
Sartori
lo que dice con esas palabras es que la masa solo se preocupa por entretenerse
y divertirse; al igual como en la antigüedad el emperador romano le daba a su
pueblo pan y circo, para que estos se entretuvieran y estuvieran tranquilos y así
ocultar la verdad y los hechos controversiales. En la actualidad ese circo es
la televisión, un medio hegemónico que maneja al pueblo a su antojo, creando
estereotipos para vender y convertir un lujo en una necesidad innecesaria,
haciéndolos esclavos de productos y marcas que patrocinan programas y eventos
que transmite la industria para la sociedad teledirigida.
Al
igual que Sartori varios personajes critican ese medio, ese “aparatico
inofensivo”, que entretiene e informa todos los días a la sociedad. Omar Rincón
es un colombiano que ve a ese “aparatico inofensivo” cómo un ente que no
siempre dice la verdad, como una telebasura para una sociedad de
entretenimiento. Omar
Rincón es el director de posgrado en televisión en la Universidad Javeriana y
en periodismo en la Universidad de los Andes, además es crítico de televisión
en el periódico El Tiempo.
Por
esto habla de la televisión con un gran abordaje y con diversos puntos de vista
logra afirmar “Los media…son unos modos legítimos de comprensión/ explicación,
de percepción/ representación en la sociedad; que son exitosos no por sus
contenidos sino por su competencia para contar historias y entretener; que son
industrias poderosas para producir dinero e imaginarios sociales; que su
estrategia para significar es con simplificaciones, pues nivelan en contenidos
y estéticas por lo bajo; que han convertido en moda «las diferencias» pero
basadas en estereotipos. Entendí que los medias celebran el reino de la
apariencia y que las pantallas mediáticas funcionan como múltiple diván para el
psicoanálisis colectivo.”
Es por esto que en la actualidad la televisión forma
parte de cada uno de los hogares Colombianos, haciendo que la sociedad se vea
reflejada en los programas, reality show, novelas y demás emisiones que muestra
distorsionada la realidad del diario vivir de un colombiano. La televisión debe
reflejarse en la sociedad, no al contrario, para que así el pueblo tome las
riendas y rediseñe la parrilla de contenidos de los canales tanto nacionales
como regionales, adecuando el vocabulario, las acciones y las imágenes a lo que
diga la ciudadanía y la cultura.
Hoy en día eso es posible, el receptor pasa a emisor, y
el emisor pasa a receptor, mediante las nuevas tecnologías de la comunicación,
un grupo de personas puede hacer la diferencia, mediante programas culturales,
históricos y educativos, los cuales pueden ser patrocinados ya sea por
publicidad, por el sector privado o por la Autoridad Nacional de Televisión
(ANTV) la cual tiene por objetivo brindar las
herramientas para la ejecución de los planes y programas de la prestación del
servicio público de televisión, con el fin de velar por el acceso a la
televisión, garantizar el pluralismo informativo, la competencia y la
eficiencia del servicio.
Además
la ANTV tiene la función de recibir,
tramitar y dar respuesta a las peticiones, quejas o reclamos de los usuarios
y/o suscriptores del servicio público de televisión, para que así los
ciudadanos se quejen de los programas o emisiones que afecten a una persona o a
un grupo de personas, y así cambiar poco a poco la industria y el sistema de
imponer lo que tiene que ver el pueblo.
Aparte de la Autoridad Nacional de Televisión cada canal
tiene su defensor al televidente, el cual se enfoca en la programación que
emite ese canal, logrando una mayor efectividad ante alguna queja o reclamo por
parte de cualquier persona que note algún acto, lenguaje o programación
indebida.
Un ejemplo de esté es el programa Control tv, que como
dice en su página de internet es el Defensor del Televidente
del Canal TRO “Es un espacio que lleva al
aire más de tres años, donde se analizan los comentarios de la teleaudiencia
sobre lo que ven en la parrilla de programación de nuesTRO Canal. Este espacio
de participación ciudadana, brinda la posibilidad que las personas expresen sus
inquietudes sobre los contenidos y formatos que allí se emiten.”
Por
lo anteriormente dicho, es importante, necesario y acorde hacer una revaluación
para cambiar todo el sistema de la televisión, no es simplemente irse por el
lado fácil y cambiar el canal o apagar el televisor, es aportar a la sociedad
ya sea con ideas, alternativas de programación o con una llamada y una queja.
Bibliografía:
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