Por:
Diego Armando Rey
Pensar
en el ejercicio de la comunicación, en cada una de sus ramas, implica una
función tanto profesional como ética. Actualmente los encargados de este oficio
se preocupan en muchos casos sólo por sus beneficios personales, como puede
ser: lograr una buena entrada económica, obtener relaciones cercanas con
importantes personalidades públicas, asegurar puestos preponderantes en grandes
empresas, entre otros.
Si
bien en la academia fomentan la aplicación de códigos éticos o normativas en
cuanto al deber ser del comunicador, donde se pretende actuar con veracidad,
objetividad, responsabilidad social y transparencia. Es evidente que muchos
profesionales obvian esas condiciones, prestando poca importancia y respeto a
las mismas cuando ejercen su labor. Es decir, la ética no hace parte de las
consideraciones o características de quienes emiten información.
En
relación a lo anterior, el periodista Javier Darío Restrepo propone una serie
de condiciones para hacer buen periodismo: ser ante todo una buena persona, que
le apasione su profesión, que siempre busque la verdad, que sea autocrítico, independiente
y con sentido social. Así pues, es notorio el sentido humano que siempre acompaña
al ejercicio periodístico puesto que el oficio en sí, está enfocado a hechos
sociales.
Sin
embargo, no todos los medios masivos aplican dichas consideraciones, pues el
ejemplo de la televisión privada en Colombia así lo evidencia. Teniendo en
cuenta que la mayoría de personas tiene la percepción que los canales privados
como RCN y Caracol, son plenamente direccionados hacia el entretenimiento
porque así lo hacen creer sus productores en el momento que responden a
intereses económicos en su programación. Sus parrillas contienen todo tipo de
programas, como los realities, que sin importar si sus contenidos faltan a la
moral de los participantes y el público, se siguen emitiendo.
Ahora
bien, en el plano de la televisión regional se cae en la costumbre de copiar
formatos o programas de canales, privados nacionales e internacionales, pasando
por encima de las costumbres y tradiciones de determinada región. Como de igual
forma se utilizan estos canales para limpiar la imagen de los gobernantes de
turno, cumpliendo así con el papel de cómplices, tal es el caso del Canal TRO
donde en repetidas ocasiones se ha visto que resalta las labores de la
Gobernación de Santander. En lugar de cumplir con un rol fiscalizador.
De
esta manera, es notable que los principios básicos que plantea la Autoridad
Nacional de Televisión (ANTV), como son: informar, promocionar la unidad
familiar, el civismo, la educación, los derechos humanos y la cultura. No se
ven reflejados en la programación de muchos canales, en los cuales vemos
realities y demás programas centrados en el entretenimiento que en varias
ocasiones afecta los valores del público; como lo hizo Protagonistas de Nuestra
Tele en RCN o el Gran Hermano en City TV.
De
igual forma la idea de varios canales regionales es copiar y parecerse a sus similares
privados, colocando el entretenimiento sobre la educación. Convirtiéndose en
‘tele basura’ como señala, el periodista y crítico de la televisión, Omar
Rincón. Es casi nula la producción local, lo ideal sería que cada región genere
su contenido propio que represente su cultura e idiosincrasia para obtener un verdadero factor
diferenciador.
Por
otra parte, en el tema de la radio están presentes también algunos principios
fundamentales para no cometer faltas éticas que acarreen sanciones. Además hay
que tener en cuenta las leyes como el artículo 20 de la Constitución Política
de Colombia donde “se garantiza la libertad de expresión de ideas y
pensamientos, basados en la democracia,
responsabilidad social, sin discriminación ni censura”. De igual manera el
Estado exige que se promueva la
pluralidad y diversidad cultural propia de nuestras raíces.
A lo
anterior debe sumársele el uso de un lenguaje respetuoso hacia el oyente, en el
que no puede haber palabras soeces, apodos, expresiones con doble sentido o
términos despectivos que afecten la integridad moral y derechos humanos de las
personas. No obstante los medios hacen un manejo de manera irresponsable,
poniendo por encima la parte comercial como sucede desde hace varios años en
las emisoras radiales que se presentan enfocadas al entretenimiento de los
jóvenes. Allí los programas carecen de contenido y creatividad; limitándose a
lenguaje vulgar promoviendo el uso de groserías, insultos y demás, con la única
intención de obtener alto rating.
Tal
es el caso de la emisora Tropicana en Bucaramanga, donde dos de sus locutores
fueron despedidos, y su director multado, por incurrir en uso inadecuado del
lenguaje en uno de sus programas llamado El Tropishow. Esto gracias a la
presión que ejerció la comunidad indignada sobre autoridades competentes, en
este caso el Concejo de la ciudad y la Personería, para acabar con los abusos y
atropellos que sufrían los oyentes, en su mayoría adolescentes.
Pasando
al plano de la prensa, se encuentra que cada vez toman más fuerza los denominados
periódicos amarillistas, debido a los contenidos con tratamiento morboso y
sensacionalista que le dan a la información. Lejos de cumplir con los códigos
de cada casa editorial, se presentan titulares ofensivos, noticias copiadas de
otros diarios, informaciones inexactas y sin confirmar que están compuestas por
una narración llamativa para los lectores.
Para
nadie es un secreto que el mejor ejemplo de esta situación es el Q’ Hubo,
diario realmente atractivo en cada ciudad que circula, debido al
sensacionalismo con el que es construido día a día. Evidentemente está enfocado
a un público de estrato medio-bajo porque su agenda informativa está enfocada a
temas judiciales y de orden público con el tratamiento más morboso posible. Lo
que quiere decir que su objetivo es vender la mayor cantidad de ejemplares sin
importar que en sus publicaciones falten a la moral de la gente, al publicar
imágenes sin censura, o lenguaje despectivo.
Como
si fuera poco, varios periódicos caen en la complicidad de partidos políticos o
entes gubernamentales cuando realizan publicaciones haciendo énfasis en
‘maravillosas’ gestiones de funcionarios públicos o gobernantes de turno, en
lugar de ser críticos y responder a las necesidades informativas de los
ciudadanos. Se resalta la autocensura motivada tal vez por intercambio de
favores.
Finalmente
cabe señalar que los códigos éticos no se respetan, muchos periodistas están
parcializados, como es el caso de Vicky Dávila quien hace evidente su cercanía
y simpatía hacia el ex presidente Álvaro Uribe, poniendo en tela de juicio su
credibilidad y transparencia. De este modo, la mentalidad del periodista es
egoísta porque coloca sus intereses económicos y profesionales por encima de su
deber ser, obviando la responsabilidad social y la obligación de velar por los
temas de interés público.
¿Por
qué siempre esperar a que la comunidad, los veedores, o las autoridades
pertinentes tomen cartas en los asuntos para entonces actuar y rectificar las
faltas éticas cometidas?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
RESTREPO, Javier Darío. Seis
reflexiones prácticas sobre ética periodística con Javier Darío Restrepo.
Ética segura. Red de ética y periodismo. Disponible en internet: http://eticasegura.fnpi.org/2014/04/08/seis-reflexiones-practicas-sobre-etica-periodistica-de-javier-dario-restrepo/
RESTREPO, Javier Darío. Ética periodística. Disponible en internet: https://www.youtube.com/watch?v=YmjrpOl8kCk
RINCÓN,
Omar. La ‘telebasura’. La crítica dura. Disponible en internet: http://lacriticadura.blogspot.com/2010/03/omar-rincon.html
Códigos
de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Disponible en internet: http://www.angelfire.com/de/ultimahora/AP.html
CANTARERO,
Mario Alfredo. El refrito o plagio en los medios informativos. Disponible en
internet: http://www.ull.es/publicaciones/latina/20041658cantarero.htm
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