jueves, 5 de junio de 2014

EL NEGOCIO DE LA COMUNICACIÓN

Por: Diego Armando Rey
Pensar en el ejercicio de la comunicación, en cada una de sus ramas, implica una función tanto profesional como ética. Actualmente los encargados de este oficio se preocupan en muchos casos sólo por sus beneficios personales, como puede ser: lograr una buena entrada económica, obtener relaciones cercanas con importantes personalidades públicas, asegurar puestos preponderantes en grandes empresas, entre otros.
Si bien en la academia fomentan la aplicación de códigos éticos o normativas en cuanto al deber ser del comunicador, donde se pretende actuar con veracidad, objetividad, responsabilidad social y transparencia. Es evidente que muchos profesionales obvian esas condiciones, prestando poca importancia y respeto a las mismas cuando ejercen su labor. Es decir, la ética no hace parte de las consideraciones o características de quienes emiten información.
En relación a lo anterior, el periodista Javier Darío Restrepo propone una serie de condiciones para hacer buen periodismo: ser ante todo una buena persona, que le apasione su profesión, que siempre busque la verdad, que sea autocrítico, independiente y con sentido social. Así pues, es notorio el sentido humano que siempre acompaña al ejercicio periodístico puesto que el oficio en sí, está enfocado a hechos sociales.
Sin embargo, no todos los medios masivos aplican dichas consideraciones, pues el ejemplo de la televisión privada en Colombia así lo evidencia. Teniendo en cuenta que la mayoría de personas tiene la percepción que los canales privados como RCN y Caracol, son plenamente direccionados hacia el entretenimiento porque así lo hacen creer sus productores en el momento que responden a intereses económicos en su programación. Sus parrillas contienen todo tipo de programas, como los realities, que sin importar si sus contenidos faltan a la moral de los participantes y el público, se siguen emitiendo.
Ahora bien, en el plano de la televisión regional se cae en la costumbre de copiar formatos o programas de canales, privados nacionales e internacionales, pasando por encima de las costumbres y tradiciones de determinada región. Como de igual forma se utilizan estos canales para limpiar la imagen de los gobernantes de turno, cumpliendo así con el papel de cómplices, tal es el caso del Canal TRO donde en repetidas ocasiones se ha visto que resalta las labores de la Gobernación de Santander. En lugar de cumplir con un rol fiscalizador.
De esta manera, es notable que los principios básicos que plantea la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV), como son: informar, promocionar la unidad familiar, el civismo, la educación, los derechos humanos y la cultura. No se ven reflejados en la programación de muchos canales, en los cuales vemos realities y demás programas centrados en el entretenimiento que en varias ocasiones afecta los valores del público; como lo hizo Protagonistas de Nuestra Tele en RCN o el Gran Hermano en City TV.
De igual forma la idea de varios canales regionales es copiar y parecerse a sus similares privados, colocando el entretenimiento sobre la educación. Convirtiéndose en ‘tele basura’ como señala, el periodista y crítico de la televisión, Omar Rincón. Es casi nula la producción local, lo ideal sería que cada región genere su contenido propio que represente su cultura e idiosincrasia  para obtener un verdadero factor diferenciador.
Por otra parte, en el tema de la radio están presentes también algunos principios fundamentales para no cometer faltas éticas que acarreen sanciones. Además hay que tener en cuenta las leyes como el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia donde “se garantiza la libertad de expresión de ideas y pensamientos, basados en  la democracia, responsabilidad social, sin discriminación ni censura”. De igual manera el Estado exige que se promueva la  pluralidad y diversidad cultural propia de nuestras raíces.
A lo anterior debe sumársele el uso de un lenguaje respetuoso hacia el oyente, en el que no puede haber palabras soeces, apodos, expresiones con doble sentido o términos despectivos que afecten la integridad moral y derechos humanos de las personas. No obstante los medios hacen un manejo de manera irresponsable, poniendo por encima la parte comercial como sucede desde hace varios años en las emisoras radiales que se presentan enfocadas al entretenimiento de los jóvenes. Allí los programas carecen de contenido y creatividad; limitándose a lenguaje vulgar promoviendo el uso de groserías, insultos y demás, con la única intención de obtener alto rating.
Tal es el caso de la emisora Tropicana en Bucaramanga, donde dos de sus locutores fueron despedidos, y su director multado, por incurrir en uso inadecuado del lenguaje en uno de sus programas llamado El Tropishow. Esto gracias a la presión que ejerció la comunidad indignada sobre autoridades competentes, en este caso el Concejo de la ciudad y la Personería, para acabar con los abusos y atropellos que sufrían los oyentes, en su mayoría adolescentes.
Pasando al plano de la prensa, se encuentra que cada vez toman más fuerza los denominados periódicos amarillistas, debido a los contenidos con tratamiento morboso y sensacionalista que le dan a la información. Lejos de cumplir con los códigos de cada casa editorial, se presentan titulares ofensivos, noticias copiadas de otros diarios, informaciones inexactas y sin confirmar que están compuestas por una narración llamativa para los lectores.
Para nadie es un secreto que el mejor ejemplo de esta situación es el Q’ Hubo, diario realmente atractivo en cada ciudad que circula, debido al sensacionalismo con el que es construido día a día. Evidentemente está enfocado a un público de estrato medio-bajo porque su agenda informativa está enfocada a temas judiciales y de orden público con el tratamiento más morboso posible. Lo que quiere decir que su objetivo es vender la mayor cantidad de ejemplares sin importar que en sus publicaciones falten a la moral de la gente, al publicar imágenes sin censura, o lenguaje despectivo.
Como si fuera poco, varios periódicos caen en la complicidad de partidos políticos o entes gubernamentales cuando realizan publicaciones haciendo énfasis en ‘maravillosas’ gestiones de funcionarios públicos o gobernantes de turno, en lugar de ser críticos y responder a las necesidades informativas de los ciudadanos. Se resalta la autocensura motivada tal vez por intercambio de favores.
Finalmente cabe señalar que los códigos éticos no se respetan, muchos periodistas están parcializados, como es el caso de Vicky Dávila quien hace evidente su cercanía y simpatía hacia el ex presidente Álvaro Uribe, poniendo en tela de juicio su credibilidad y transparencia. De este modo, la mentalidad del periodista es egoísta porque coloca sus intereses económicos y profesionales por encima de su deber ser, obviando la responsabilidad social y la obligación de velar por los temas de interés público.
¿Por qué siempre esperar a que la comunidad, los veedores, o las autoridades pertinentes tomen cartas en los asuntos para entonces actuar y rectificar las faltas éticas cometidas?



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
RESTREPO, Javier Darío. Seis reflexiones prácticas sobre ética periodística con Javier Darío Restrepo. Ética segura. Red de ética y periodismo. Disponible en internet: http://eticasegura.fnpi.org/2014/04/08/seis-reflexiones-practicas-sobre-etica-periodistica-de-javier-dario-restrepo/
RESTREPO, Javier Darío. Ética periodística. Disponible en internet: https://www.youtube.com/watch?v=YmjrpOl8kCk
RINCÓN, Omar. La ‘telebasura’. La crítica dura. Disponible en internet: http://lacriticadura.blogspot.com/2010/03/omar-rincon.html
Códigos de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Disponible en internet: http://www.angelfire.com/de/ultimahora/AP.html

CANTARERO, Mario Alfredo. El refrito o plagio en los medios informativos. Disponible en internet: http://www.ull.es/publicaciones/latina/20041658cantarero.htm

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