Escrito por: Tatiana Ordoñez Monsalve
“Aunque las primeras civilizaciones como la romana y la china intentaron hacer una especie de prensa no fue si no hasta los años de 1450 cuando Johannes Gutenberg inventó la imprenta en Europa, los periódicos funcionaban bajo el patrón de hojas sueltas y dio origen a diversos diarios. En Colombia en el año de 1785 es cuando aparece una primera publicación en donde se notificaba “del terremoto y de la gaceta de Santa Fe”, Manuel del Socorro Rodríguez (a quien se le da el título de padre del periodismo en Colombia) fue quien editó aquel informe.
La base para fundar un periódico en Colombia el cual con el paso de los años daría lugar a nuevos diarios se da desde los pensamientos políticos de la época , los gobernantes de la Nueva Granada necesitaban tener un medio que le permitiera llegar a todo el pueblo y de esta manera dar a conocer sus pensamientos e ideologías, cabe destacar que los periódicos no era usados únicamente para publicaciones políticas si no que con el tiempo se fue implementando la introducción de artículos literarios lo cual le permitió a grandes literatos dar a conocer sus escritos y así tomar fuerza desde el periodismo.
Los periódicos eran tomados no sólo como un medio para informar a la población granadina de los sucesos de los ejércitos españoles, si no que se había convertido en una forma de expresión y en la futura escuela para formar nuevos periodistas debido a que no existía un lugar en el que se pudieran formar como profesionales de la comunicación.
A pesar de que los primeros periódicos apoyaran ideologías políticas, en el periodo del Frente Nacional se empezó a dar un giro al periodismo, ya que los miembros de los distintos partidos políticos decidieron intercalar sus gobiernos para evitar más sangre y violencia en el país, gracias a este acuerdo los periódicos se abstuvieron de publicar informes que colocaran al descubierto los pensamientos de los conservadores y los liberales.
El periodismo colombiano, en la actualidad, es dueño de un inmenso poder’’[1] pero podríamos preguntarnos ¿De qué manera estamos utilizando el dominio que tenemos sobre la sociedad? Y ¿Cómo estamos correspondiendo a la buena fe y la confianza que la misma tiene en nosotros como periodistas?
A lo mejor tenemos claro que la clave para tener un buen periodismo es luchar por dar a conocer siempre la verdad, sin importar las consecuencias, nuestro punto focal es la sociedad y la información que ellos conocerán gracias a la confianza que depositan en nosotros, tratando por todos los medios tener el mayor punto de neutralidad posible. Pero que sucede cuando ¿Empezamos a colocar los intereses económicos, políticos y hasta personales, por encima de nuestra integridad y objetivo como profesionales?
Lamentablemente aunque existen periodistas que se esfuerzan por tener claro su razón de ser, hay otros que lo olvidan por completo o lo recuerdan por conveniencia; independientemente de si pertenecemos al grupo de los íntegros o los flexibles, lo cierto es que hoy en día tenemos un problema que aunque sus inicios se dio desde la época medieval, en la actualidad ha traído grandes repercusiones en la ética periodística.
La prensa sensacionalista y amarillista cuyo objetivo no sólo es informar a la sociedad de los diversos acontecimientos que suceden en el mundo, si no a su vez despertar sensaciones a través de titulares e imágenes muchas veces sin escrúpulos que llamen la atención de la población de manera morbosa. Éste tipo de prensa aunque sea llamativa para la gente denigra el periodismo.
Así lo declara el código de ética del CPB, en su artículo 8: “El sensacionalismo es una deformación interesada de la noticia, implica manipulación y engaño, y por tanto, burla de la buena fe del público”.
María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo en su libro “Ética para periodistas” recuerda a los profesionales de la comunicación la responsabilidad que tenemos con la sociedad y ante todo el compromiso de ejercer siempre de forma correcta nuestra labor y la manera en que debemos ejecutar el poder que se nos ha impartido.
En el libro sus escritores exponen las razones más frecuentes por las cuales los periodistas olvidan a menudo su razón ser, algunas de estas son: “La falta de garantías para el ejercicio profesional, la concentración de medios, la obsesión de competir por el rating de sintonía y el inmediatismo”[2]
Es cierto que el prestigio y el reconocimiento es fundamental no sólo para la empresa periodística si no para el mismo periodista, no es malo querer ser importante ,destacarse y sobresalir ante la competencia, lo malo es en la forma en que lo estamos haciendo, es motivo de orgullo y de encomio si se es reconocido por ser íntegro, transparente ,eficaz y eficiente con la información que se imparte, es de admirar cuando el periodista se reconoce porque para él es fundamental su compromiso social, pero es algo vergonzoso y de pensar cuando se logra la sima, no solo pisoteando y viéndole la cara a las gentes que creen ciegamente en los dueños del cuarto poder si no lo más grave es que se están viendo la cara de si mismos, se están pisoteando ellos mismos y piensan que lo están logrando todo, puede que lleguen muy lejos, sobresalgan y sean reconocidos pero de manera sucia y corrupta, es bueno pensar ¿De qué manera estoy abonando o logrando mi objetivo para ser conocido en la comunidad?
Mario Alfredo Cantarero en su artículo “El refrito o plagio en los medios informativos” viene hablando de otra falencia a nivel mundial que en la actualidad es algo muy común en los colegios y en muchas carreras profesionales, pero aunque eso es un hecho preocupante, es aún más alarmante cuando los profesionales encargados de llevar la verdad y considerados como la voz del pueblo también caen en la mala costumbre de “recoger, elaborar y publicar información del presente social actual, sin reconocer responsablemente los créditos del verdadero autor intelectual o del medio difusor, como establecen las normas deontológicas y jurídicas del derecho intelectual”.[3]
En este punto se puede hacer una conexión del texto de Herrán y Restrepo con el de Cantarero ya que por el afán del inmediatismo prefieren “refritar” la información, en vez de buscar complementos para la noticia o mejor noticias distintas, completas y de calidad que marquen la diferencia y respete las normas éticas, valorando el trabajo de los colegas y obteniendo créditos propios.
Según el Código de Ética Círculo de Periodistas Bogota, “informe transparente” en el artículo 1 en el punto 2 dice que una noticia debe mostrarse por todas sus caras ,esto quiere decir que de una sóla noticia es mucha la información que se puede recopilar, aunque la tecnología es de gran ayuda para las personas, más cuando se trata del ámbito de las comunicaciones ya que ha creado una revolución en ella, se hizo fue con el objetivo de facilitar las tareas humanas no para promover la mediocridad profesional.
Aunque deberíamos respetar el intelecto ajeno, por iniciativa propia, por educación y por simple lógica, hemos caído en una decadencia ética tan grave que aún teniendo normas y reglas no nos importa pasar por encima de ellas y en muchos casos tomando en cuenta los fragmentos que más nos convengan.
Debemos despertar de ese sueño profundo en el que nos hemos emergido los periodistas, es hora de colocar los pies en tierra para asumir nuestro misión social con responsabilidad, entrega e integridad, la falta de ética es un problema serio al cual tenemos que colocarle un alto en el camino porque los daños que esta haciendo, son graves e irreversibles.
Todos los que elegimos ejercer este campo de las ciencias sociales, si no lo fuimos desde un comienzo lo aprendimos durante el camino de la formación profesional, que nuestra labor no es fácil, no es bien recompensada pero si es de mucho compromiso y entrega por los demás.
Nosotros como periodistas no tenemos que responderle a un jefe o a una empresa, si tenemos claros nuestros puntos y amamos lo que hacemos entonces entenderemos que nosotros debemos rendir cuentas es al mundo, no sólo servimos como su voz si no que también somos sus ojos ya que ellos ven lo que nosotros le permitimos ver, las gentes tienen unos derechos y la verdad y el estar informados es un derecho fundamental para ellos.
Nunca es tarde para empezar, tenemos que comenzar con respetar las normas que nos rigen a nosotros mismos, no por obligación si no por conciencia, la deontología es la esencia de la comunicación, para llegar lejos de manera correcta tenemos que recordar siempre cual es nuestro deber ser de la comunicación social.
BIBLIOGRAFÍA
María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo, Ética para periodistas, capítulo 7: El periodista y la buena fe del público, Bogotá. CO. Tercer Mundo Editores. 1991.
Mario Alfredo Cantarero, El “refrito” o plagio en los medios informativos, http://www.saladeprensa.org/art648.htm Noviembre 2005
Biblioteca virtual Luís Ángel Arango, Historia del Periodismo en Colombia, http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/periodismo/per78.htm
Código de Ética círculo de periodistas de Bogotá agosto 31 de 2006 , http://www.circulodeperiodistasdebogota.com/descargas/codigo_etica.pdf
[1] Biblioteca virtual Luís Ángel Arango ,Historia del Periodismo en Colombia, http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/periodismo/per78.htm
[2] María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo, Ética para periodistas, capítulo 7: El periodista y la buena fe del público, Bogotá. CO. Tercer Mundo Editores. 1991.
[3] Mario Alfredo Cantarero, El “refrito” o plagio en los medios informativos, http://www.saladeprensa.org/art648.htm Noviembre 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario