Por Gloria Alejandra Rodríguez González
El panorama periodístico en Colombia al estar tan convulsionado actualmente por la autocensura y otros factores antiéticos que impiden la búsqueda de la verdad a la hora de informar, se deben formar entonces desde la academia periodistas que tengan una responsabilidad ética mínima, en que ha de ser fiel a principios de la realidad y con respeto por la dignidad humana. Por lo tanto, se sabe que se realiza un acercamiento a la verdad de forma veraz, amplia, exacta y oportuna cuando los periodistas fundamentan la información con el mayor número de fuentes contrastadas y cuando se somete a crítica el discurso de las fuentes para develar el valor situacional y el valor en juego que han operado en su construcción, como lo afirma Juan Jorge Faundes.
Un comunicador que tenga principios éticos y que quiera lograr un bien inalienable debe tener presente qué es lo que comunica, la fidelidad de lo que comunica y saber conscientemente que ejerce una fuerza importante sobre la opinión pública. Todo periodista debe asumir y conocer que presta un trabajo de “carácter social”. En este sentido, las funciones que un periodista cumple o debe cumplir, según Adolfo Miguel Herrera Wehbe, en el ejercicio de su profesión son:
a) Informar
b) Prevenir
c) Crear solidaridad
d) Educar
El trabajo del periodista tiene una enorme influencia en la marcha de la sociedad, llegando incluso a crear nuevos estados de opinión o a variar los ya existentes. Por tanto, la sinceridad, la honradez y la veracidad son un mínimo ético exigible. Otro requisito indispensable a la información desde la óptica ética es desde una “ética de mínimos”, -la cual es aquella que indaga por la justicia y el acuerdo mínimo común para que la vida y la igualdad sean dignas de todos y todas-, buscando de esta manera que la información que se publique ha de ser socialmente relevante. Los ciudadanos tienen derecho a conocer noticias de interés general para toda la sociedad, las que son obviamente de ámbito público. En un segundo y tercer término deberían quedar las noticias que atañen a lo privado y a lo íntimo de las personas, ya que muchas veces, se informa sobre noticias de falso interés social que importan muchas veces sólo al ámbito de lo privado y que con frecuencia pueden llegar a crear auténticos espectáculos que atentan contra la dignidad personal.
Como afirma Rosa María Alfaro “El principio de libertad de expresión ha sido el gran “leite motive” de los medios de comunicación durante gran parte de su existencia. Es el que ha organizado de manera exclusiva toda la ética periodística, resumiéndola en dicho principio. Tal centralización ha impedido un mejor desarrollo de otras facetas éticas tan o más importantes que ella. Para otro sector periodístico, más responsable, el segundo eje estaría en su fidelidad a la verdad, tal como cada uno la entienda pues la libertad seguiría siendo el valor más importante. Pero el darle la libertad de expresión al ciudadano no constituye un principio valorado, negándoles así su sentido de derecho humano universal.”
De igual forma, existen tres posicionamientos, según Herrera Wehbe, que van en contra de la ética periodística y que ejercen una manipulación muy fuerte pero muchas veces pasan totalmente desapercibidas. La primera estrategia es la autocensura, la cual ubica a los periodistas como víctimas de intereses políticos y económicos, son muy pocos los profesionales o los medios que se arriesgan a dar informaciones que menoscaben (aunque sea estrictamente verdad), la imagen de sus clientes, que son los que pagan las inserciones. La segunda estrategia corresponde a cambio de la realidad real por una realidad virtual, la cual está apoyada en la frase de Jean Baudrillard, quien dice “el escándalo, en nuestros días, no consiste en atentar contra los valores morales, sino contra el principio de la realidad”. Se refiere a que nos encontramos en una era de simulacros en donde se mata toda perspectiva crítica sobre los hechos. Esta información es muy del gusto de los grandes medios de comunicación de masas en países como Estados Unidos. La última y tercera estrategia es el uso de un estilo exquisito y culterano, esta estrategia destruye toda posibilidad de formar opinión al ocultar la totalidad de los hechos por medio de la cortina de humo que forma. Este estilo, desde el punto de vista ético es censurable, porque destruye la razón y conlleva a la relativización de las opiniones.
Analizando entonces las anteriores estrategias, se puede poner de manifiesto que no se informan los temas con rigor llegando hasta las últimas consecuencias, no se estudian los antecedentes de un problema y tampoco se llega a aportar soluciones. Los periodistas se han limitado a informar como quien habla de un paisaje o un cuadro, haciendo creer esta “foto fija” es el absoluto. Con frecuencia en el mundo del periodismo se pretexta el ser asépticos y que se limitan a informar sin entrar en juicios de valor, pero se olvidan que tal vez son ellos los que haciendo uso de la reiteración, la abundancia de información, manipulando los sentimientos de las personas, acaban creando casos de ficción a la sociedad, partiendo solamente de algo que de manera muy parcial se corresponde con la realidad.
Entre las consecuencias que produce en las audiencias el no informar éticamente son crear una audiencia no pensante, conocida como masa, mínimamente crítica y que se mueve sólo por la emotividad y la creación de grupos de presión que se encuentran en los medios y que se encargan da maquillar y/o manipular ante la opinión pública hechos que contemplados con racionalidad y juicio crítico no pasarían la prueba.
Por lo tanto, el rol primordial de los periodistas a la luz de su marco ético es, como lo afirma Faundes, fiscalizar en función del interés público, de los tres poderes que compiten en la sociedad: el Estado, el mercado y la sociedad civil. A partir de ello se podría crear un periodismo independiente que deje a un lado la visión segmentada de los acontecimientos y encontrar una visión holística mediante las herramientas que puede brindar el periodismo investigativo, es decir, un periodismo proactivo que busca tomar la iniciativa en pro de los derechos humanos.
Para concluir, lo importante es desarrollar un proceso de concientización desde las instituciones periodística, ya sean independientes o no, en donde se incentiven las cuatro funciones que tiene el periodista con la sociedad y que son: Informar (de forma veraz, amplia, exacta y oportuna); prevenir (vigilar amenazas en el entorno que podrían afectar el interés público); crear solidaridad (a partir del carácter social y la responsabilidad que tiene el periodista con la sociedad) y educar (por medio de la transmisión de herencia social). Estos cuatro aspectos van de la mano con la autorregulación periodística, la cual trabaja en pro del cumplimiento de las normas deontológicas de la profesión, teniendo como funciones examinar, juzgar y poner en conocimiento de la opinión pública aquellos casos en los que no se cumpla con los mínimos éticos establecidos.
REFERENCIAS
· ALFARO, Rosa María. Periodismo y ética en compromiso con la sociedad.
· FAUNDES, Juan Jorge. El rol de los periodistas y su marco ético.
· HERRERA WEHBE, Adolfo Miguel. Libertad de expresión, prensa y ética.
· SAVATER, Fernando. Ética para amador.
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