Por: Laura Oviedo
En la actualidad el desarrollo que debe generarse al interior de las comunidades debe propender para que los integrantes de las mismas, puedan expandirse y ampliar la gama de posibilidades y opciones para llevar la vida que valoran. El desarrollo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es mucho más que el ingreso económico de una nación, es permitir que las personas construyan ciertas condiciones que posibiliten este desarrollo, pues es el de la gente, por la gente y para la gente. Cualquier tipo de procesos comunitarios que se implementen deben reflejar en su accionar que si de lograr un desarrollo social integral se trata, debe haber un desarrollo humano y un desarrollo económico. La comunicación constituye una parte de especial importancia para este tipo de procesos, gracias a sus funciones como fundar el sentido individual y colectivo poniendo en el centro de todo al ser humano y su capacidad innata de comunicar. De igual manera teje el lazo social en donde la comunicación permanece como nervio central y en donde se concibe a la misma como un proceso de doble vía, como un fin, un medio y una estrategia.
Si bien es cierto, todas las funciones que desempeña la comunicación son valiosas a la hora de ejecutar proyectos de desarrollo sociales o comunitarios, la cuestión ética tiene una validez igual o mayor en el transcurso de los mismos y su presencia es un imperativo en sus diferentes etapas. Generalmente cuando se inicia un proyecto de gestión social se hace un previo diagnóstico para conocer las necesidades y su nivel de importancia dentro de la comunidad, se priorizan los problemas y se trabaja con el más importante. Sin embargo, muchas veces se ignoran dichas cuestiones y se pretenden imponer soluciones incorrectas en contra de costumbres, prácticas y la propia esencia de la comunidad. Los agentes sociales que intervienen en los procesos de desarrollo tienen características variadas, pueden ser grupos de gestores sociales y voluntarios, como también instituciones políticas y económicas con intereses de por medio. En todo caso se hace urgente que los lineamientos éticos se incluyan, según Adela Cortina en su trabajo “Ética del desarrollo: un camino hacia la paz.”, “Los agentes del desarrollo intentarán encarnar unos valores morales en la sociedad, implícita o explícitamente porque no hay ninguna actividad humana axiológicamente neutral, es imposible no realizar valores. La gran pregunta al respecto es si es legítimo imponer valores, arrasando los existentes, sin dialogar con los afectados.”[1]
Por otra parte, retrocediendo un poco en el tiempo, las nociones que del desarrollo se tenían estaban íntimamente ligadas al crecimiento económico. La modernización, el fomento de la tecnología y los ingresos de los países así lo determinaban, pero es evidente que el asunto ha cambiado y no se puede pretender que si a una comunidad vulnerable, para mejorar superficial y momentáneamente su situación, se le dan bienes materiales y prebendas con el fin de que exprese su conformidad, a eso se le pueda llamar desarrollo. De igual manera desde la concepción de Amartya Sen en donde el desarrollo es libertad implica que se incluyan muchas y más variadas cosas debido a que en desarrollo se trata con diversidad de culturas, tal como lo afirma Adela cortina : “Ampliar la libertad exige mantener alternativas de vida buena, y no fomentar un solo modelo. Es preciso mantener las "comunidades vivas de cultura", como dice Goulet, ya que, en caso contrario, la libertad se restringe al destruir proyectos de vida buena.”[2]
Así mismo las acciones de quienes pretendan hacer desarrollo deben ser humanizantes, que nuca estén orientadas a la destrucción de una cultura por más grandes que sean dichos proyectos y sus beneficios a largo plazo. Según Adela Cortina, es importante siempre tener en cuenta que en el trabajo en el desarrollo se debe dejar de lado el querer incrementar el crecimiento económico de una nación que no pueda mejorar la calidad de vida de las personas, pero también se debe olvidar la instauración de un igualitarismo recalcitrante en donde la gente no pueda expresarse políticamente.
Las personas no pueden ser vistas como meros instrumentos, en este caso en los proyectos de comunicación para el desarrollo las comunidades no deberían verse manoseadas y nunca han de representar un medio, sólo un fin y el fin es ayudar a dotarlas de herramientas que les permitan mejorar sus niveles en todos los ámbitos de la vida, asunto que las hará sentirse importantes, sentirse personas que valen y que pueden aportarle a la sociedad en la que viven. Aunado a esto, el comprender la diversidad cultural será la base para un buen trabajo en desarrollo. Es de suma importancia reconocer las distintas cosmovisiones y nociones para implementar estrategias en las que las personas, se sientan plenamente identificadas y no amenazadas en su propia cultura. En lo que respecta a la participación, es evidente que un proyecto no tendría éxito sin la inclusión de la participación. La participación tiene grandes y especiales ventajas en este campo del desarrollo, si se habla de un desarrollo y de una mejora en la calidad de vida de la gente es obvio que son estos los artífices del mismo. Nunca antes ninguna herramienta como esta había dado tantos resultados en este campo, y con el valor agregado de la comunicación, los resultados superan las expectativas. Por lo tanto, dentro del marco deontológico de los comunicadores y gestores sociales es imprescindible que se garantice la activa participación de todos los involucrados en el proyecto, no sólo para buscar la efectiva ejecución del mismo, sino para darle validez a las distintas opiniones y puntos de vista que pueden enriquecerlo.
En conclusión el trabajo en proyectos de desarrollo es delicado y supone unos conocimientos éticos. El comunicador está para ayudar, colaborar y no para manipular con el fin de movilizar a la gente, sólo necesita saber motivar y entender a los sujetos en sus aspiraciones y deseos, y otorgarles el empoderamiento para que sean ellos mismos quienes mediante el diálogo y la cooperación, puedan llevar a cabo sus ideales de vida.
BIBLIOGRAFÍA
· CORTINA, ADELA. Ética del desarrollo: un camino hacia la paz. (en línea). Universidad de Valencia. 2006.
· PRESIDENCIA.gov.co. Boletín Red de Gestores Sociales. (en línea).2011.
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