martes, 24 de mayo de 2011

El amarillismo y el sensacionalismo están presentes en la prensa Colombiana

Por  Luisa Fernanda Bolívar Turizo
El termino amarillista hace referencia al sensacionalismo, a la tendencia de producir sensación, impresiones o emoción con noticias o sucesos. La prensa amarilla tiene una narración agresiva, tensionada y espectacular donde se juega con las relaciones del sector y se deja a un lado cualquier parámetro ético dentro del texto.
La prensa en Colombia actualmente ha perdido el valor de seriedad que había tenido durante mucho tiempo, ya que esta ha terminado por convertirse en una prensa amarillista donde se hace una aproximación a la realidad de la forma más elemental, recurriendo a la vulgaridad y humor de la noticia, haciendo que actualmente no se distinga cuáles son los medios serios y cuáles son los sensacionalistas ya que todos están utilizando el mismo lenguaje permitiendo que esté presente el sensacionalismo y el amarillismo en gran medida, lo que conlleva a que la prensa pierda su principal fin que es informar más no entretener. Aunque es cierto que el sensacionalismo ha formado parte de la prensa de sus orígenes se corre actualmente el peligro de que esta se establezca y más aun cuando no se tiene un cambio en los periodistas que la realizan. “El grado de superficialidad dependerá de la pretendida seriedad que quiera transmitir el periódico, pero incluso medios con una contrastada trayectoria de credibilidad están incurriendo en el error de introducirse al sensacionalismo”[1].
Es preocupante que la implementación de este amarillismo y sensacionalismo en los periódicos aumente cada día más todo con el fin de vender, pero todo esto depende de la responsabilidad que asuman estos medios, en específico los periodistas.  
El periodista es considerado un servidor del interés general y trabajador del bien común, ya que el periodismo debe comprenderse como un bien social y no como un simple producto. Muchos códigos de ética expresan que el periodista es vocero de los intereses de la comunidad “Toda acción periodística debe ser dirigida al bien espiritual, social intelectual y moral de la comunidad”[2]. El periodismo es ante todo un servicio al bien común.
En la prensa amarilla no se aplican estos códigos éticos ya que este tipo de prensa no instruye, al contrario, lesiona y hiere profundamente. Lo sensacional tiene características de vanidoso y superficial alejados de la verdad.
La buena fe es otro elemento necesario para que el periodista pueda ejercer su profesión de tal manera que cumpla con el propósito de informar a la comunidad. Estos presupuestos éticos de periodista son los que determinan que este pueda cumplir su misión de informar. En la prensa amarilla puede suscitar todo tipo de sensaciones, donde se incita a la violencia, a la pornografía y provoca asco. Pero la gran excusa para hacer esto es que la prensa amarilla es simplemente la evidencia de lo que es la sociedad sin ningún tipo de restricción.
El periodismo sensacionalista se interesa por mostrar escenas de la vida privada de las personas, incitar al escándalo, alimentar el morbo con titulares llamativos, provocar polémicas intrascendentales para no ejercer la profesión con el objetivo de servir a la comunidad y aportar al bien común. La prensa amarilla se caracteriza por teñir de rojo los titulares, publicar fotos de los hechos sin censura y mostrar la noticia con detalles coloridos.
En cuanto a la responsabilidad del periodista, las normas éticas indican que este debe responder por su trabajo y las consecuencias que estas puedan generar, por eso antes de publicar, debe ser consciente del poder que tiene y los efectos que puede provocar en una sociedad.
El código de ética y responsabilidad CPB señala: “La ética de la profesión se fundamenta en unos principios dirigidos a establecer la responsabilidad del periodista frente a la sociedad”. Pero es evidente que actualmente esta responsabilidad varíe según el medio que utiliza para difundir sus informaciones, ya que se impone la naturaleza del medio y el público al que llega como sucede en la prensa amarilla. 
Los periodistas no sólo deben estar informados sino que deben ser conscientes del impacto que tienen los medios de comunicación en la sociedad, por esto deben estar comprometidos con los derechos humanos y más cuando se trata de niños y adolescentes. Actualmente los niños en Colombia son utilizados para realizar entrevistas y tomarles fotografías pero no es respetada la vida privada de ellos ni la de su familia. La UNICEF y la convención sobre los derechos del niño, aclaran que los niños tienen derecho a la vida privada y debe ser protegido contra toda información que pueda afectar su bienestar.[3] Para esto la UNICEF creo unas pautas que todos los periodistas deben tener en cuenta en el momento de escribir y fotografiar a cualquier menor para no violar el derecho a la intimidad y la confidencialidad de la información, estas están en los “Principios éticos para informar acerca de la infancia” [4]
El sensacionalismo en la prensa en Colombia tiene su estilo propio de escribir y transmitir la información teniendo como fin establecer un grupo determinado de lectores que se identifican y quieren ser partícipes de estos periódicos amarillistas. El periodismo que se está ejerciendo en estos periódicos es escaso de información, se encamina al entretenimiento y se interesa por mostrar la vida privada y desgracias de las personas como también todo aquello que ponga en evidencia la ignorancia de la sociedad frente a acontecimientos rutinarios.
Actualmente en Colombia periódicos amarillistas como: Nuestro Diario, La chiva y Q´hubo, más específicamente este último, se han ido posicionando logrando ser los periódicos con más circulación y ser uno de los medios escritos más leídos a nivel nacional.  La llamada “Crónica roja” es lo que más se vende en el país ya que es lo que a las personas les gusta leer y estos periódicos amarillistas no dudan en ofrecer. El contenido de esta prensa que va acompañada de titulares que llaman la atención y fotografías gigantes; hace que su público se sienta identificado ya que refleja su “cultura”. El gran interrogante está en que si la prensa amarilla vende porque tiene un público que la prefiere y se siente identificada, cómo se implementarían los códigos éticos aquí para que no se vulnere a ninguna persona.
María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo plantean que el primer paso que deben dar los periodistas es “la libertad acompañada de responsabilidad en pro de estimular la participación, la objetividad, la fiscalización y la educación a la sociedad”.[5] Pero lamentablemente los periodistas se limitan a cumplir con su trabajo de manera objetiva sin importar llegar a irrespetar al lector, maltratar el lenguaje y aprovecharse de la ignorancia de muchas personas.
La prensa amarilla se ha tomado como una solución a la exclusión que se presenta en la sociedad de los sectores populares ya que aquí es evidente el protagonismo de estos grupos
Se necesita realmente la concientización de los periodistas para que estos mismos se pregunten si su trabajo está siendo realmente ético y está aportando algo a la profesión y la sociedad, porque es evidente que actualmente los medios de comunicación están cumpliendo con funciones de soporte social que antes no les correspondía, lo que hace que estos tengan que satisfacer necesidades espirituales, de la comunidad, de entretenimiento y política. Pero la prensa amarilla es una evidente muestra de que los medios de comunicación no están preparados para asumir estas funciones ya que lamentablemente sólo se están enfocando en satisfacer necesidades inmediatas sin importarles el peso cultural, social y político que tiene informar.

BIBLIOGRAFIA
ESPITIA Ordosgoitia, RODRIGUEZ Camilo Andrés, GARZÓN Diana Catalina, BUELVAS Julia. EL ABUSO DEL AMARILLISMO
FAUNDES Juan Jorge, El rol de los periodistas y su marco ético. Sala de prensa.
UNICEF, PANDI, Declaración de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989)
Principios éticos para informar acerca de la infancia. UNICEF. Consultado el 15 de mayo de 2010. Disponible en http://www.unicef.org.
Herrán María Teresa, RESTREPO Javier Darío. “Ética para periodistas”
NIETO Ana María, La prensa sensacionalista en Bucaramanga.


[1] ESPITIA Ordosgoitia, RODRIGUEZ Camilo Andrés, GARZÓN Diana Catalina, BUELVAS Julia
EL ABUSO DEL AMARILLISMO.
[2] FAUNDES Juan Jorge, El rol de los periodistas y su marco ético. Sala de prensa.
[3] UNICEF, PANDI, Declaración de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989)
[4] Principios éticos para informar acerca de la infancia. UNICEF. Consultado el 15 de mayo de 2010. Disponible en http://www.unicef.org.
[5] Herrán María Teresa, RESTREPO Javier Darío. “Ética para periodistas”

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