miércoles, 19 de febrero de 2014

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL: UN RETO ÉTICO DE LAS ORGANIZACIONES

Por: Claudia Isabel Delgado Sánchez
Las empresas desde siempre se han catalogado como parte importante de la sociedad y por supuesto de la economía, gracias a las diferentes actividades que estas llevan a cabo, con fines de satisfacer necesidades de los demás y por supuesto propias. Pero la actividad empresarial no debe limitarse a producir bienes o servicios con el fin de obtener a cambio una ganancia favorable, hoy en día las organizaciones deben apuntarle a la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
De esta forma, la RSE se constituye como un nuevo marco de gestión empresarial que aplicado adecuadamente ayuda a fortalecer el papel de la empresa en la sociedad y lo alinea con las necesidades sociales y ambientales de la misma. Para la Unión Europea, consiste en un “integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores[1].”
Por otro lado, es importante tomar en cuenta que el concepto de RSE ha evolucionado con el tiempo y a nivel internacional, en principio surgió de la filantropía, luego paso a ser parte de la inversión social, más tarde evolucionó a la inversión social estratégica, para finalmente consolidarse como gestión de la RSE, que debe estar relacionada directamente con el negocio y debe comprender el cómo de todo lo que hace la compañía.
Principalmente la RSE se encamina hacia aspectos económicos, sociales y medioambientales, y es al interior de cada empresa donde se elige el enfoque que quiere dársele, ya sea desde la ética empresarial, en los aspectos sociales o desde el desarrollo de los Recursos Humanos; y aunque lo anterior parezca sencillo, en la realidad es mucho más complejo y menos evidente, ya que las empresas no optan por aplicar el modelo de RSE voluntariamente, sino muchas veces obligados por el público, que les hace caer en cuenta de aspectos importantes que deberían tener en cuenta como empresa y que son necesarios para equilibrar su actividad económica con el daño que de alguna u otra forma le causan al medio ambiente y/o a la sociedad.
Según el Grupo Empresarial EPM, para definir las políticas de RSE al interior de la compañía y que estas se vean reflejadas a sus clientes, es necesario tener conocimiento de que la RSE debe nacer como un compromiso social directamente relacionado con el negocio, cuyo propósito es la sostenibilidad y del cual se busca obtener un crecimiento. Seguido de esto, es pertinente que la empresa busque un equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental para obtener mejores resultados y por supuesto no olvidar que la inversión social debe ser voluntaria, y llevarse a cabo desde una gestión social que termine en acción social, que debe estar debidamente planeada para no llegar a convertirse en empresas de beneficencias a los más necesitados.
En su página web, EPM afirma que la compañía entiende la RSE como “los compromisos de origen obligatorio o voluntario que EPM asume en su relación con los grupos de interés conservando como objetivo central la sostenibilidad.”[2] Pero este concepto tan bien logrado, que denota compromiso y responsabilidad,  en la vida real no es tan responsable.
En junio de 2011, un grupo de campesinos y pequeños mineros se movilizaron contra los atropellos de EPM en la construcción de represas, tomando como base las falsas declaraciones que en ese tiempo hizo EMP en contra de los campesinos y mineros habitantes de Amalfi, Antioquia, motivo por el cual la construcción de las hidroeléctricas fue interrumpida, y las afectaciones económicas y ecológicas a las que tuvieron que someterse, sin encontrar ninguna respuesta ni solución por parte de la entidad[3].
Otro caso similar tuvo lugar en septiembre del 2012, un plantón frente al edificio EPM en contra del mega proyecto Hidroituango, como forma de mostrar presencia y resistencia ante los conflictos que se han venido generando en los municipios de Ituango, Toledo, San Andrés de Cuerquia y Briceño. Esta vez, EPM tampoco atendió el llamado de las comunidades afectadas por dicho proyecto, demostrando la no voluntad de diálogo[4].
Los anteriores casos ponen al descubierto ciertas inconsistencias de la Responsabilidad Social Empresarial de EPM, que no es la única empresa en Colombia o en el mundo que profesa unas políticas responsables, y que al momento de ponerlas en práctica son los resultados y la sociedad los que tienen la palabra.
En este sentido, Adela Cortina asegura que el nuevo mantra que deben asumir los Estados y las empresas de cualquier dimensión debe ser “Proteger, respetar y remediar” ya que no sólo los individuos son responsables de sus actuaciones, sino también las organizaciones, algunas de las cuales tienen un enorme poder, y a mayor poder, mayor debe ser la responsabilidad asumida[5].
Con el fin de evitar abusos, atropellos y extralimites en el papel de las empresas con la sociedad en la que se desenvuelven, la ONU creó el Pacto Global de las Naciones Unidas, con el único objetivo de fomentar la ciudadanía corporativa e invitar al sector empresarial a ejercer un papel protagónico en temas de responsabilidad social y desarrollo sostenible,  fundamentado en la integración de diez principios que contienen respeto a los derechos humanos y laborales,  protección al medio ambiente y la lucha contra la corrupción[6].
Quizá los puntos más delicados y a los que deba prestársele mayor atención del  pacto global sean los que tienen que ver con la protección del medio ambiente, ya que la mayoría de empresas al momento de llevar a cabo su labor económica afectan casi siempre directa o indirectamente el medio ambiente, y esto termina afectando tarde o tempano a toda la sociedad, generando inconformidades y malestares en la población que se traducen en manifestaciones, plantones, marchas y demás acciones populares que perjudican la imagen, la reputación y la confianza de las organizaciones implicadas.
De esta forma, “la Responsabilidad Social Corporativa no constituye una opción adicional ni un acto de filantropía. Una empresa socialmente responsable es aquella que lleva adelante un negocio rentable, teniendo en cuenta todos los efectos ambientales, sociales y económicos –positivos y negativos- que genera en la sociedad”[7]. La responsabilidad de una empresa implica “dar cuentas”, ser más transparentes en la información que ofrecen a la sociedad en relación con sus prácticas y formas de gestionarse y por otro lado ser capaz de “dar respuestas” a las expectativas que la sociedad tiene depositadas en la empresa, tener un comportamiento ético ajustado a las normas sociales que le permitan garantizar la competitividad, la aceptación y la confianza de los grupos de interés y de la sociedad en general.




[1] Libro Verde Sobre RSE (Unión Europea); La Responsabilidad Social Empresarial Oportunidades Estratégicas, Organizativas y de Recursos Humanos. Santesmases, Mestre Miguel
[2] Página web EMP:  http://www.epm.com.co/site/home/institucional/sostenibilidadepm.aspx. Tomado el 2/11/2013 – 8:12pm
[5] Diario El País. Página web: http://elpais.com/diario/2010/02/04/opinion/1265238005_850215.html. Tomado el 2/11/2013 – 9:46pm
[6] http://www.pactoglobal-colombia.org Tomado el 2/11/2013 – 10:07pm

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