Por Harold Quintero Ardila
Los
profesionales de la comunicación son aquellos que deben conocer y respetar las
reglas básicas de la interacción humana, y además deben tener en cuenta ciertas
reglas que regulan lo que comunican y a
quien está dirigido. También deben estar
atentos a las consecuencias derivadas de su trabajo, y atender los posibles
cambios y repercusiones de sus acciones comunicativas en la sociedad; esto
significa cumplir y seguir las leyes morales y éticas.
Para
Kant la ley moral esta expresada en lo
que se conoce como el imperativo categórico, las leyes del ser humano en su
autonomía, deben ser universales, y responder
al bien común. Quiere decir que la voluntad está constituida por el interés, o
el bien empírico y se valida por medio del deber. A partir de esto Kant explica
que todos los seres humanos deben respetar y seguir unas normas máximas de la
moral, quiere decir comportarse de acuerdo a la ley general.[1]
La
libertad del ser humano depende del reconocimiento de dicha ley moral. Pese al
carácter libre y la voluntad del hombre, debe estar sujeto a su estado racional
y respetar los preceptos de la moral.[2]
En
consecuencia, el papel que cumple un comunicador en la sociedad es promover y
cuidar los derechos de los ciudadanos, respetando los máximos de la ley moral.
Pero si bien es cierto que muchos profesionales de la comunicación cumplen a
cabalidad con esta premisa, a algunos se
les olvida o no la tienen en cuenta y se conforman con tener dinero y a sus
jefes contentos; su ética profesional la dejan a un lado por preservar el bien
individual por encima del bien colectivo.
Esto
no solo pasa en las empresas o grandes medios de comunicación, sucede en todas
las áreas en las que están comprometidos los comunicadores. Las razones van
desde la simple falta de principios personales hasta el desconocimiento de la ética y los principios deontológicos
básicos que se reconocen y se aprenden desde la academia. ¿Acaso la deontología
es solo una materia más que se cursa? ¿Qué importancia real tiene en los
futuros profesionales respetar los códigos éticos?
En
primer lugar, los códigos éticos se hicieron como una medida de controlar el
papel de los medios de comunicación y su inevitable control sobre las
multitudes, pero estos códigos van más allá de normas escritas en papel, se
hicieron para ennoblecer la profesión del comunicador, de tal manera que el
deber ser de este es velar por la veracidad de la información, el respeto por
el público, no callar ante la injusticia y las denuncias, y evitar poner las
opiniones y los intereses personales por encima de la integridad y los derechos
de las personas.[3]
Asimismo, la información debe ser un bien
social, y no responder a intereses económicos. El periodista no solo tiene la
responsabilidad de transmitir datos de forma lineal, también tiene el deber de
conocer, analizar y comunicar la información al público teniendo en cuenta los
distintos factores sociales que esta puede alterar o cambiar. Y respetar los
diversos intereses sociales que dicha información representa para el pueblo.[4]
Por
otra parte, Hugo Aznar en su texto “los códigos éticos no sirven
para nada” manifiesta que la eficacia última de los códigos éticos depende en
gran medida del compromiso efectivo de los profesionales y si son ellos los
primeros en dudar de su eficacia y no esforzarse por conocerlos y llevarlos a
la práctica, entonces estos mismos profesionales están contribuyendo a que
realmente sirvan de poco.[5]
La
reflexión anterior hace referencia al
estado actual de los códigos éticos y de la deontología de la comunicación, que
son tomados por información, o textos puramente académicos, y no se les da la
importancia que realmente tienen. Los profesionales a los cuales van dirigidos
en su gran mayoría, han caído en la indiferencia y el autoritarismo, no tienen
ningún código, ni representan los valores que supuestamente deberían tener
todos los comunicadores. Venden la información, no respetan los derechos de las
comunidades, tienen como premisa la inmediatez sin importar los costos morales.
Los
códigos no son normas intransigentes y arraigadas que se deben cumplir por
obligación. Los códigos éticos, como la ley moral dependen del actuar de cada
ser humano, y de cada quien depende la validez que estos tengan. En el caso de
la comunicación es responsabilidad de los periodistas, organizacionales,
comunicadores para el cambio, y educadores llevar a la acción estas reglas, la
verdadera forma de dar a estos códigos su razón de ser es la autorregulación.[6]
Adela
Cortina sugiere que las leyes éticas y morales no tienen que ser un montón de
reglas que dirijan al ser humano a donde estas quieren, la moral debe ser
acogida desde lo natural, el deber ser de las personas sin perder su racionalidad.[7]
De
igual forma lo ha acordado el Código Internacional de Ética Periodística
propuesto por la Organización de las Naciones Unidas, proclama que la
responsabilidad del cumplimiento de estas reglas no recae sobre ningún ente en
particular, ni privado ni público; los mismos profesionales a los cuales van
dirigidos los códigos son los responsables de su observancia y su cumplimiento.[8]
Por
último, se deben tener códigos para que exista regulación en las acciones de
los comunicadores, claro está, sin
atentar contra su derecho a libertad de expresión e información. Pero este
derecho depende directamente de que los profesionales de la comunicación tengan
en cuenta y respeten los derechos de las personas y de las comunidades.
De igual forma, el deber ser del comunicador
en estos tiempos como lo sugiere el Código Internacional de Ética Periodística
de la UNESCO en sus apartados 9 y 10 es el de trabajar por la eliminación de la
guerra y de otras grandes plagas que la humanidad confronta, y la promoción de
un nuevo orden mundial de la información y la comunicación, este último sugiere
que el comunicador debe ser un agente de cambio que procure la democratización
de la información y que promueva la búsqueda de la igualdad y el respeto por la
identidad cultural.[9]
Los
comunicadores se deben caracterizar por ser aquellos profesionales que deben
estar al frente de la vigilancia y el control, los periodistas son los que ejercen
el control de lo público; los organizacionales deben implementar el control
interno, que demuestre que su trabajo es relevante, y que se debe preguntar a
ellos con antelación, antes de ejercer cualquier acción externa que pueda
afectar a la sociedad.[10]
[1] KANT, Inmanuel. Fundamentación de la metafísica
de las costumbres, edición bilingüe y notas de J. Mardomino. Barcelona:
Editorial Ariel S.A., (1996)
[2] ZAMORA, Álvaro. ¿Deontología kantiana? Rev. Filosofía Univ.
Costa Rica, XLIII (108), 147-151, Enero-Abril (2005)
[4] BARROSO, A. Porfirio. Códigos deontológicos de los medios
de comunicación. Ediciones
Paulinas,Editorial Verbo Divino Madrid (España) Primera edición: (1984)
[5] AZNAR, Hugo (1999): Ética y periodismo. Códigos,
estatutos y otros documentos de autorregulación. Barcelona, Paidós.
(2005a): Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 2ª ed.
(2005a): Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 2ª ed.
[6] Ética de la comunicación y
nuevos retos sociales. Códigos y recomendaciones para los medios. Barcelona, Paidós. Y E. Villanueva (eds.). (2005)
[8] HERRÁN, María Teresa. Restrepo, Javier Darío.
Ética para periodistas. Grupo editorial Norma. (2005)
[9] UNESCO. Código Internacional de Ética
Periodística. Apartado 9 y 10. http://www.miguelangelquintana.com/codigo_unesco.pdf publicado el 20 de noviembre de 1983.
[10] Comparaciones
Entre Los “Ética Para Amador” De Fernando Savater y Ética Para Periodistas” De
Javier Darío Restrepo. BuenasTareas.com. Recuperado 05, 2011, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Comparaciones-Entre-Los-%C3%89tica-Para-Amador/2136278.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario