miércoles, 19 de febrero de 2014

Deontología de la Comunicación, el deber ser de los comunicadores sociales.

Por Harold Quintero Ardila
Los profesionales de la comunicación son aquellos que deben conocer y respetar las reglas básicas de la interacción humana, y además deben tener en cuenta ciertas reglas que regulan lo que  comunican y a quien está dirigido. También  deben estar atentos a las consecuencias derivadas de su trabajo, y atender los posibles cambios y repercusiones de sus acciones comunicativas en la sociedad; esto significa cumplir y seguir las leyes morales y éticas.
Para Kant la ley moral esta  expresada en lo que se conoce como el imperativo categórico, las leyes del ser humano en su autonomía, deben ser universales,  y responder al bien común. Quiere decir que la voluntad está constituida por el interés, o el bien empírico y se valida por medio del deber. A partir de esto Kant explica que todos los seres humanos deben respetar y seguir unas normas máximas de la moral, quiere decir comportarse de acuerdo a la ley general.[1]
La libertad del ser humano depende del reconocimiento de dicha ley moral. Pese al carácter libre y la voluntad del hombre, debe estar sujeto a su estado racional y respetar los preceptos de la moral.[2]
En consecuencia, el papel que cumple un comunicador en la sociedad es promover y cuidar los derechos de los ciudadanos, respetando los máximos de la ley moral. Pero si bien es cierto que muchos profesionales de la comunicación cumplen a cabalidad con esta premisa, a  algunos se les olvida o no la tienen en cuenta y se conforman con tener dinero y a sus jefes contentos; su ética profesional la dejan a un lado por preservar el bien individual por encima del bien colectivo.
Esto no solo pasa en las empresas o grandes medios de comunicación, sucede en todas las áreas en las que están comprometidos los comunicadores. Las razones van desde la simple falta de principios personales hasta el desconocimiento de  la ética y los principios deontológicos básicos que se reconocen y se aprenden desde la academia. ¿Acaso la deontología es solo una materia más que se cursa? ¿Qué importancia real tiene en los futuros profesionales respetar los códigos éticos?
En primer lugar, los códigos éticos se hicieron como una medida de controlar el papel de los medios de comunicación y su inevitable control sobre las multitudes, pero estos códigos van más allá de normas escritas en papel, se hicieron para ennoblecer la profesión del comunicador, de tal manera que el deber ser de este es velar por la veracidad de la información, el respeto por el público, no callar ante la injusticia y las denuncias, y evitar poner las opiniones y los intereses personales por encima de la integridad y los derechos de las personas.[3]
 Asimismo, la información debe ser un bien social, y no responder a intereses económicos. El periodista no solo tiene la responsabilidad de transmitir datos de forma lineal, también tiene el deber de conocer, analizar y comunicar la información al público teniendo en cuenta los distintos factores sociales que esta puede alterar o cambiar. Y respetar los diversos intereses sociales que dicha información representa para el pueblo.[4]

Por otra parte,  Hugo Aznar  en su texto “los códigos éticos no sirven para nada” manifiesta que la eficacia última de los códigos éticos depende en gran medida del compromiso efectivo de los profesionales y si son ellos los primeros en dudar de su eficacia y no esforzarse por conocerlos y llevarlos a la práctica, entonces estos mismos profesionales están contribuyendo a que realmente sirvan de poco.[5]
La reflexión anterior  hace referencia al estado actual de los códigos éticos y de la deontología de la comunicación, que son tomados por información, o textos puramente académicos, y no se les da la importancia que realmente tienen. Los profesionales a los cuales van dirigidos en su gran mayoría, han caído en la indiferencia y el autoritarismo, no tienen ningún código, ni representan los valores que supuestamente deberían tener todos los comunicadores. Venden la información, no respetan los derechos de las comunidades, tienen como premisa la inmediatez sin importar los costos morales.
Los códigos no son normas intransigentes y arraigadas que se deben cumplir por obligación. Los códigos éticos, como la ley moral dependen del actuar de cada ser humano, y de cada quien depende la validez que estos tengan. En el caso de la comunicación es responsabilidad de los periodistas, organizacionales, comunicadores para el cambio, y educadores llevar a la acción estas reglas, la verdadera forma de dar a estos códigos su razón de ser es la autorregulación.[6]
Adela Cortina sugiere que las leyes éticas y morales no tienen que ser un montón de reglas que dirijan al ser humano a donde estas quieren, la moral debe ser acogida desde lo natural, el deber ser de las personas sin perder su racionalidad.[7]
De igual forma lo ha acordado el Código Internacional de Ética Periodística propuesto por la Organización de las Naciones Unidas, proclama que la responsabilidad del cumplimiento de estas reglas no recae sobre ningún ente en particular, ni privado ni público; los mismos profesionales a los cuales van dirigidos los códigos son los responsables de su observancia y su cumplimiento.[8]
Por último, se deben tener códigos para que exista regulación en las acciones de los comunicadores, claro está,  sin atentar contra su derecho a libertad de expresión e información. Pero este derecho depende directamente de que los profesionales de la comunicación tengan en cuenta y respeten los derechos de las personas y de las comunidades.
 De igual forma, el deber ser del comunicador en estos tiempos como lo sugiere el Código Internacional de Ética Periodística de la UNESCO en sus apartados 9 y 10 es el de trabajar por la eliminación de la guerra y de otras grandes plagas que la humanidad confronta, y la promoción de un nuevo orden mundial de la información y la comunicación, este último sugiere que el comunicador debe ser un agente de cambio que procure la democratización de la información y que promueva la búsqueda de la igualdad y el respeto por la identidad cultural.[9]
Los comunicadores se deben caracterizar por ser aquellos profesionales que deben estar al frente de la vigilancia y el control, los periodistas son los que ejercen el control de lo público; los organizacionales deben implementar el control interno, que demuestre que su trabajo es relevante, y que se debe preguntar a ellos con antelación, antes de ejercer cualquier acción externa que pueda afectar a la sociedad.[10]



[1] KANT, Inmanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres, edición bilingüe y notas de J. Mardomino. Barcelona: Editorial Ariel S.A., (1996)
[2] ZAMORA, Álvaro. ¿Deontología kantiana? Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII (108), 147-151, Enero-Abril (2005)
[3] Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 2ª ed. (2005)
[4] BARROSO, A. Porfirio. Códigos deontológicos de los medios de comunicación. Ediciones Paulinas,Editorial Verbo Divino Madrid (España) Primera edición: (1984)
[5] AZNAR, Hugo (1999): Ética y periodismo. Códigos, estatutos y otros documentos de autorregulación. Barcelona, Paidós.
(2005a): Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 2ª ed.
[6] Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Códigos y recomendaciones para los medios. Barcelona, Paidós. Y E. Villanueva (eds.). (2005)
[7] CORTINA Adela, Ética Minima. Introducción a la Filosofía práctica. Sexta Edición.
[8] HERRÁN, María Teresa. Restrepo, Javier Darío. Ética para periodistas. Grupo editorial Norma. (2005)
[9] UNESCO. Código Internacional de Ética Periodística. Apartado 9 y 10. http://www.miguelangelquintana.com/codigo_unesco.pdf publicado el 20 de noviembre de 1983.
[10]  Comparaciones Entre Los “Ética Para Amador” De Fernando Savater y Ética Para Periodistas” De Javier Darío Restrepo. BuenasTareas.com. Recuperado 05, 2011, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Comparaciones-Entre-Los-%C3%89tica-Para-Amador/2136278.html

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