Por:
Cindy Cardona David
El
ejercicio del periodismo transparente se ha convertido en el reto diario de
aquellos profesionales de esta área, quienes a su vez luchan por mejorar la
verdadera función que desempeñan los medios en la sociedad, ya que de cierta
manera el comunicador social y periodista no es solamente un emisor de
información sino que a su vez debe ser un regulador y hacedor de veeduría
ciudadana, al igual es el primero en ir por la defensa de la ética periodística
resaltando que en la actualidad estos parámetros o criterios son cada vez mas
pasados por alto, ya que la información ha pasado de ser un derecho a
convertirse en un objeto de intereses económicos.La existencia de códigos éticos como pautas a seguir en la labor periodística, también permiten señalar en qué momento el profesional está incumpliendo las normas, razones por las cuales puede llegar a la censura o evasión de su derecho a la libre expresión. Pero es claro que no solo basta con establecer una norma, esto se debe complementar con lo mencionado por Hugo Aznar en su artículo los códigos éticos no sirven “los códigos han de ser oportunamente complementados por otro elemento que no puede faltar: la conciencia ética del profesional, la conciencia de quien aplica el código a las circunstancias concretas de cada caso”[1].
Cuando se incurre en la preservación y cumplimiento de los códigos lo único que se está logrando es degradar la imagen, la credibilidad y el compromiso tanto del medio como el periodista, retomando a Hugo Aznar en cuanto a la responsabilidad de los profesionales, estos “deben asumir la responsabilidad principal en la defensa de los valores de la comunicación social[2]”.
El periodista no es solo transmisor, es también aquel que genera espacios de opinión pública y como tal necesita propender por un equilibrio ético y profesional buscando el bien común, donde los medios como lo menciona Bill Kovach en su libro los elementos del periodismo “os han sido confiados para el bien de todos”, es decir que el comunicador no solo se debe enfocar en mostrar a la luz una verdad sino que a su vez generar un cambio que impacte colectivamente.
De igual forma esa labor de vigilancia atribuida al periodista le obliga a presentar al mundo lo que amenaza la integridad de la sociedad, donde uno de sus roles es fiscalizar, siendo objetivo, sincero, ajeno a intereses en especial de la política, consciente de su ética, mostrando la verdad, resaltando su lealtad y compromiso, como lo expresa Juan Jorge Faundes sobre la fiscalización de las amenazas y oportunidades que afecten el interés público.
Pero todo lo anterior en ocasiones se ve afectado por las negaciones de grandes empresas del periodismo que se rehúsan a publicar investigaciones que revelan la realidad que en diferentes sectores enfrenta el país, obstruyendo el derecho constitucional a la libertad de prensa y libertad de información. Afortunadamente con la nueva revolución tecnológica y la cultura digital la sociedad ha abierto una nueva puerta para difundir la información a través del uso de redes sociales, que cuenta con mayor velocidad, llegan a las masas y que a su vez ha consolidado movimientos sociales que lideran cambios.
Aunque la existencia de medios virtuales no deben convertirse en motivo para dejar debilitar los medios escritos, quienes son los que más enfrentan esa dura batalla por la libertad de expresión, libertad de prensa y libertad de información. A nivel mundial el 2 de mayo representa el día de la libertad de prensa, pero en Colombia este día no representaba una verdadera liberta, pues casualmente el día anterior el periodista Ricardo Calderón Jefe de investigaciones de la revista Semana recibió un atentado que para su fortuna fue fallido, todo a causa de investigaciones realizadas a los beneficios con los que cuentan militares recluidos en la cárcel de Tolemaida.
Es entonces claro que los primeros en querer acallar las voces de la verdad son los poderosos del país y es muy valido resaltar lo escrito en la Editorial de periódico el espectador “Los medios no podemos estar obligados a repetir lo que “debe” ser dicho. Si las verdades que exponemos molestan a algunos, hay escenarios democráticos y razonados para controvertirlas. Increíble que aún estemos rodeados de temor. Increíble que aún no podamos denunciar sin miedo a los poderes constituidos (o desviados o ilegales) de esta sociedad”[3]. Para el político, militar o autoridades gubernamentales, los medios deben limitarse a presentar lo que beneficia sus intereses, convirtiendo a una sociedad en ignorantes no por decisión propia sino por obstrucción a una información clara, veraz y suficiente.
Por otro lado, el tema de la libertad de expresión e
información ha generado una nueva polémica en el país, sobre el proyecto de ley
que busca regular en Colombia la parodia o imitaciones, la cual durante el mes
de abril fue aprobada en la plenaria de la Cámara en su segundo debate de los 4
a los cuales debe ser sometida. Según Juan Manuel Campo, representante a la
Cámara, lo que se está buscando es “flexibilizar el uso de la parodia y pasar de un acuerdo
tácito a un acuerdo legal que les permita actuar libremente a quienes hacen
parodia”[4] Pero el proyecto de ley fue tomado por los
humoristas como una nueva limitación o
censura a la libre expresión, ya que ellos han tomado el término limitación
como una hendidura que da paso a las demandas, ya que allí cualquiera puede
decir que se le está violando su derecho a la integridad o afectando
injustificadamente a través de una imitación. Tal como dice el humorista
Guillermo Díaz Salamanca “suena destemplado que a estas alturas le quieran
poner, a través de una ley, una mordaza a los periodistas”.
Aun en medio de esta modificación o
reforma a la ley 23 de 1982 sobre derechos de autor, se vale resaltar y tener
en cuenta que se están firmando acuerdos o tratados de libre comercio que
conllevan a participar de una justicia internacional, y esto hace necesario
proteger los derechos que se poseen en el país, pero sin poner otros factores
en riesgo.Es pues la libertad de prensa una “condición básica para que la sociedad tenga conocimiento veraz, suficiente y oportuno de la realidad concreta del mundo. Por lo tanto, debe ser mantenida a salvo de la instrucción o coacción de cualquier sector público o privado”[5]. Ante lo anterior el periodista en aras de respaldar su labor y buscar un periodismo verdadero que defienda de manera ética su libertad, también debe estar moralmente vinculado a un código que no solo lo compromete a él en su función, sino que se hace necesario incluir empresarios, editores y organizaciones que se mueven en el mundo periodístico.
Dentro de estos códigos, se encuentra el código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá, donde se menciona la información veraz y suficiente que se convierte en derecho de la sociedad y obligación del periodista, evidenciando la imparcialidad y siendo incumplida la obligación de informar cuando se miente, omite la noticia o existe inclinación hacia alguna fuente.
Es tal vez el artículo séptimo uno de los más delicados por así decirlo, ya que menciona los favores y privilegios que van contra la ética, acciones como: recibir retribuciones económicas por parte de las fuentes, usar el periodismo como una forma de publicidad, el uso de influencias para lograr ventajas, entre otras; que ponen en juego o duda la credibilidad e independencia que todo periodista debe manejar en su ejercicio profesional.
Para cerrar cabe resaltar 10 características del buen periodista según Javier Darío Restrepo: ser un líder social, buena persona, lector empedernido, recto y audaz, capcioso y ágil, tener ojo crítico, ser investigador, ser sobrio al redactar y ser humilde; incluyendo a esto bases como el servicio al bien común, la buena fe del público y rectificación. La ética periodística respaldan la defensa por una libertad de expresión y de prensa, uniendo a esto el esfuerzo de un profesional integro que evidencie su moral y capacidades, dándole meritos y reconocimientos de una labor, que mas que informar, genera opinión y defiende la democracia.
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AZNAR, Hugo. Los códigos
éticos no sirven. Sala de prensa. [Online] Enero 2004, Vol. 3, N. 75.
Disponible en: http://www.saladeprensa.org/art581.htm
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CÍRCULO DE PERIODISTAS DE
BOGOTÁ. Código de ética. [Online] Agosto 2006. Disponible en. http://pwp.etb.net.co/nuevocpb/contenidos/01-codigoetica.htm
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EL ESPECTADOR. ¿Prensa
libre? [Online] Mayo 2013. Disponible en: http://www.elespectador.com/articulo-419841-prensa-libre
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EL TIEMPO. Imitadores no
serian censurados con nueva ley. [Online] Abril 2013. Disponible en: http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12758456.html
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EL TIEMPO. Investigan si
atentado a periodista está relacionado con sus denuncias. [Online] Mayo 2013.
Disponible en: http://www.eltiempo.com/justicia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12775541.html
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FAUNDES, Juan J. El rol de
los periodistas y su marco ético. Sala de prensa. [Online] Febrero 2006, Vol.
3, N. 88. Disponible en: http://www.saladeprensa.org/
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KOVACH, Bill. ROSENSTIEL,
Tom. Los elementos del periodismo. Santillana ediciones, 2012. 250 p.
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RESTREPO. Javier D. 10 características
del buen periodista. Ética segura. [Online] Disponible en: http://eticasegura.fnpi.org/2013/04/01/10-caracteristicas-de-todo-buen-periodista-segun-javier-dario-restrepo/
[1] AZNAR, Hugo. Los códigos éticos no sirven.
Sala de prensa. [Online] Enero 2004, vol. 3. [Citado 15 Mayo 2013]
[2] Ibíd.,
[3] EL ESPECTADOR. ¿Prensa libre? [Online] Mayo
2013. [Citado 19 Mayo 2013]
[4] EL TIEMPO. Imitadores no serían censurados
con nueva ley. [Online] Abril 2013. [Citado 19 Mayo 2013]
[5] CÍRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁ. Código de
ética. [Online] Agosto 2006. [Citado 19 Mayo 2013]
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