Los
estudios sobre responsabilidad social se inician desde mediados del siglo XX en
el que se consideraba que las empresas debían tomar en cuenta las consecuencias
sociales se sus decisiones. Investigaciones hechas por la facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, evidencian la manera en que
“las empresas en Colombia desde sus comienzos, han tenido algún tipo de
estructura que les garantiza el orden y el manejo; en el que se resalta
respecto a los beneficios que ofrecen a los trabajadores y la comunidad que las
rodea son aspectos que se hacen más
significativas en el país desde el año 1980 cuando comienzan a replantear
sus políticas de orden social, centrando su atención en la integridad del
trabajador”.
En
los últimos años, el comportamiento de las organizaciones ha evolucionado hacia
una competitividad basada en obtener no sólo beneficios económicos, sino además
en entablar acciones que favorezcan su entorno social y ambiental, por medio de
políticas de mejoramiento de las condiciones de los empleados, respeto a los
derechos humanos, programas de recuperación de los entornos naturales, entre
otros. En la actualidad, el término «responsabilidad social corporativa» ha
sido utilizado de forma generalizada para identificar el compromiso de las
empresas frente a las necesidades e intereses de la sociedad.
La
empresa, como una institución social, tiene un papel específico que cumplir;
pero las repercusiones de sus acciones trascienden los aspectos económicos, y
abarcan otras esferas de la vida de los individuos. La responsabilidad social debe asumirse como “una obligación a escala planetaria por consecuencia de las acciones colectivas, por los hombres en la ciencia y la tecnología, así como en la construcción de lo político y económico” (PERDIGUERO, Thomas)..
A su vez, la responsabilidad social empresarial es un factor estratégico que aporta ventajas competitivas a las compañías. “Su estrategia es unificar los distintos procesos: manejo del recurso humano, relación con la comunidad, accionistas, proveedores, clientes, en una misma dirección”.
Alguno autores han demostrado que en grandes empresas se busca mantener en la mente de los Stakeholders la “buena imagen institucional” a cualquier precio. Este concepto sería definitivo si se estuviese cumpliendo con los principios éticos, sociales y humanos de la RSE, pero en la realidad es que sólo se aprovechan de ella, para hacer lo que le convenga a sus organizaciones. “La reconstrucción corporativa realizada por la publicidad son verdaderas puestas en escena de naturaleza teatral de las pretendidas intensiones y objetivos altruistas de las empresas” (PERDIGUERO, Thomas).
La responsabilidad social corporativa RSC, es una actividad voluntaria y activa que tienen una empresa o negocio, frente al mejoramiento social ambiental y cultural de una comunidad, sus empleados y todo el público que se vea relacionado con la actividad y en el contexto de la organización AECA (2004, 21). Según el Worl Business Council For Sustainable Development, la RSC es un compromiso permanente de las empresas, de comportase éticamente, que logre contribuir al desarrollo económico y a la calidad de vida de la sociedad.
La responsabilidad social es utilizada como gestores de grandeza, para mostrar la buena voluntad y la sensibilidad, pero en estos escenarios la apariencia, la conveniencia y la evasión tributaria entre otros, contribuyen al mejoramiento de la “imagen” corporativa mediante la publicidad.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo de proyectos de RSC al interior de una organización puede ser un elemento clave para lograr la sostenibilidad de la misma, ya que según lo plantea la WBCSD, “Una empresa socialmente responsable contribuye a enriquecer su imagen institucional” así mismo la RSC representa el fortalecimiento de la marca y reputación de la empresa, logrando con ello indudablemente una mejora en la rentabilidad del negocio a largo plazo.
La responsabilidad social corporativa debe comprender todos los grupos de interés (empleados, clientes, proveedores y comunidad), que permita que la organización alcance sus objetivos a través de aspectos económicos, sociales y ambientales, así como lo afirma Emilio Sierra Montoya, generar valor a los Stakeholders a través de proyectos específicos.
Ante este panorama, las empresas han integrado comportamientos morales por parte de sus componentes entre sus principales estrategias de mercado (Trevi-ño, 2002, 226). La construcción de una reputación sólida mediante actuaciones socialmente responsables se ha convertido no sólo en deseable, sino en obligatoria para hacer frente a la fuerte competencia para captar a los grupos de interés y convertirlos en consumidores.
El papel del comunicador organizacional se justifica al generar estrategias de comunicación y a su vez de responsabilidad social empresarial, que permita establecer valor en la empresa y en la reputación en conjunto. Justo Villafañe es directo al plantear “A mayor valor, y a mayor responsabilidad social, mayor valor de las compañías”.
Es evidente que el profesional de la comunicación no hace parte de los directivos de una empresa, pero sí puede representar un mediador entre la empresa y el público objetivo. El comunicador debe ser eficaz haciendo viable su labor al interior de la empresa, garantizar la equidad y el bienestar, pero también no debe desentenderse de las circunstancias sociales en las que se encuentre.
Se debe partir de la idea que toda riqueza es social, la sostenibilidad y rentabilidad de una empresa es posible dentro de un contexto social o una sociedad determinada, es preciso que el comunicador incorpore ésta justificación en su labor, de tal forma el empresario y directivos, se interesen por la RSC como elemento trascendental para el éxito de una compañía. Ya que es deber ético buscar que las empresas respeten los principios del Pacto Global, los cuales buscan que las organizaciones contribuyan a generar un mundo sostenible.
Elementos cómo los derechos humanos, la libertad de asociación sindical, la protección al medio ambiente y la anticorrupción, hacen parte del pacto, lo cual representa una guía para la generación de proyectos de RSC. Finalmente es indispensable qe el comunicador asuma su papel como garante para el bien común y la preservación de los derechos del hombre, por lo tanto es decisión individual seguir por un camino de mentiras y manipulación del sistema, o generar trasparencia y verdad en nuestro futuro laboral.
La responsabilidad social corporativa implica responder a los criterios éticos, demandados de la actuación sujeta al deber ser. Específicamente basada en Aura Mora “el deber ser obedece un carácter integra, es el esfuerzo por cumplir con acciones debidas en todas sus implicaciones, más allá de los protocolos establecidos y de las normas existentes”.
La responsabilidad social implica “el juzgarse así mismo frente a su conciencia, aludiendo la rendición de cuentas y el deber ser ante el compromiso asumido”(Schvarstein en el 2003)
Según Aura Mora “no posible entender la RSE como una cuestión meramente voluntaria y privada; sino que involucra deberes y obligaciones solidarias para con los problemas de la sociedad puesto que las consecuencias de su actividad son fundamentalmente públicas”. El papel de las organizaciones en la sociedad actual, especialmente es encontrar ese equilibrio armónico que debe existir mediante la articulación de las prácticas internas externas del entorno social al cual impacta
Como se ha señalado a lo largo del desarrollo de este texto, la responsabilidad social corporativa ha empezado a ocupar un importante espacio en las relaciones entre los distintos agentes económicos. En este sentido, la transparencia en la actuación de las empresas y en la información clara, veraz y oportuna sobre la misma se ha convertido en un factor relevante. Como hemos visto, el comportamiento moral en la empresa suele utilizarse como estrategia y estar acompañado de una mejora en los resultados, pero no existe regulación sobre la elaboración y presentación de esta información. Sin embargo, existen importantes esfuerzos en este sentido, especialmente en cuanto a la valoración de intangibles y a los efectos medioambientales. Pero si realmente se pretende que la información sobre actuaciones morales en las empresas sea de utilidad para los usuarios, debe valorarse e integrarse en el sistema contable, de forma que las cuentas anuales sirvan no sólo para reflejar la imagen fiel de su patrimonio, su situación financiera y sus resultados, sino también sus actuaciones en materia medioambiental y social.
Según Aura Mora “la responsabilidad social no se puede amparar en conveniencia mezquinas, ni en espejismos, así como tampoco en fanatismos y asuntos triviales”. La RSE como corriente de pensamiento libre que permita la convivencia con calidad, exija un esfuerzo apasionado de las empresas y de la sociedad civil, que garantice no sólo el cumplimiento de una norma, sino que integre cada elemento de la vida del hombre, direccionado hacia un mejoramiento pleno bajo la ética y la moral del individuo que la ejecute.
BIBLIOGRAFÍA
ASOCIACIÓN
ESPAÑOLA DE CONTABILIDAD Y ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS (AECA) (2004): Marco
conceptual de la responsabilidad social corporativa, Documentos AECA, Serie
Responsabilidad Social Corporativa, Documento número 1, Madrid.
Revista
Dinero – Construir país. “Por el bien común”. Junio de 2004, pág 46. Señor
gerente de ISA en Colombia, encargado de la distribución de energía
MORA,
Aura y ÁVILA, Guillermo. Abordajes de la responsabilidad social. Reflexiones
sobre responsabilidad social. Asociación colombiana de facultades de administración.
Primera edición. 2010. Pag 56. ISBN 978-958-99621-2-1.
SCHVARSTEIN,
L. La inteligencia social de las organizaciones: Desarrollando las competencias
necesarias para el ejercicio efectivo de la responsabilidad social. 2003.
México, Ed. Paidós.
PERDIGUERO,
Thomas. La responsabilidad social de las empresas en un mundo global. 2003 pag
15. ANAGRAMA. Barcelona.
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