martes, 11 de junio de 2013

De la prensa comercial a un periodismo ético


Por: María Fernanda Arbeláez Méndez
Como uno de los medios más importantes dentro de los medios de comunicación masiva, la prensa durante años se ha abanderado como el medio tradicional con mayor credibilidad entre la percepción colectiva, asumido todo esto desde su bagaje histórico y la relación intrínseca entre el poder político, así mismo, las casas periodísticas más importantes en nuestro país, están relacionadas directamente con un periódico, pero aun así, a pesar de ser uno de los medios más respetados y consolidados en el paso de los años, ¿Qué pasa con la prensa escrita en Colombia?
Surge está pregunta, con la intención de evidenciar el panorama comercial en el que se encuentra el medio de comunicación tradicional, y la masificación de prensa sensacionalista amparada dentro de las mismas casas editoriales de los periódicos más respetados en éste país.
Cabe resaltar que la gran importancia que han adquirido los medios sensacionalistas en nuestro país es abrumadora, por ejemplo el diario Q´hubo, circula por 11 regiones del país, y se denomina así mismo un periódico popular, este medio supera en venta a todos los periódicos tradicionales de los departamentos colombianos, a pesar de que tiene una corriente notablemente amarillista, expresado en cada uno de sus contenidos.
Bajo estos referentes, que vislumbra la realidad actual, cabe referenciar a  Javier Darío Restrepo, experto y referente en la ética periodística, que afirma: “No es suficiente que el periodista actúe de buena fe en el cumplimiento de su misión de informar, es necesario además que en su ejercicio profesional no defraude al público que ha depositado su confianza en él. Una manera de hacerlo es el sensacionalismo, que lleva a consecuencias tan graves como la trivialización de los derechos humanos y la ‘cretinización del público”.[1]

Sí bien, la propagación de medios amarillistas es una realidad, ¿qué se puede hacer cómo periodistas, para modificar ese panorama?, las reflexiones pueden ser varias más aun cuando el ejercicio periodístico, muy pocas veces se asume con el rigor que se debería hacer, todo sacrificado por la instantaneidad mediática y la postura notablemente económica que asumen los directores y dueños de empresas periodísticas, es allí cuando empieza a jugar como salvavidas y herramienta esencial para todo periodista los códigos éticos.

Códigos éticos, una herramienta

Desde la aparición de los códigos éticos periodísticos en 1918 en Francia, este elemento ha ofrecido herramientas claves, para desempeñar efectivamente la labor periodística, ya que fija estándares de lo qué se debe hacer, protegiendo la integridad de los contenidos y exigiendo la rigurosidad, en el desarrollo de cubrimientos informativos, más allá de la instantaneidad.  De esta manera el Círculo de Periodistas de Bogotá, en su código ético, incluye “La libertad de prensa es condición básica para que la sociedad tenga conocimiento veraz, suficiente y oportuno de la realidad concreta del mundo. Por lo tanto, debe ser mantenida a salvo de la intrusión o coacción de cualquier sector público o privado”.[2]
Por consiguiente desde los medios escritos se debe fortalecer la libertad de los contenidos, salvaguardándola de cualquier interés personal o particular, así mismo dentro de los códigos éticos, busca la publicación de información veraz y suficiente cubierta así misma desde el principio de objetividad, abarcado principalmente desde el ejercicio de buena fe.

De esa forma el periodista también debe hacer uso adecuado de las fuentes, desde varios elementos; una actitud crítica frente a ellos, su variedad y complementariedad y verificación de la información, ya que desde esta premisa se hace una labor más completa, que brinde a los lectores una información integral que le permita a ellos sacar juicios de valor frente a los datos publicados.  Dentro de esta postura, es pertinente tener en claro que es fundamental para los medios poseer una independencia, que le permita al periodista la libertad de manejar los contenidos, sin ninguna presión externa, esto está ligado a su obligación moral  de actuar de acuerdo a su conciencia.  Este último elemento le permitirá obtener credibilidad y objetividad, que generaran un mejor acercamiento a la realidad, por consiguiente un mejor ejercicio profesional que ayudará a través de sus contenidos a fortalecer la labor y la visibilización correcta de la realidad que se escribe.

Función ética de la prensa

Teniendo en cuenta las premisas anteriores y dibujando el medio periodístico en una realidad permeada y manejada desde los avances tecnológicos que le brindan a la prensa escrita plataformas diferentes de publicación de contenidos e instantaneidad de la información, cabe fortalecer el concepto de la Deontología en la comunicación y elaboración de contenidos eficaces que sean útiles para representar las realidades concretas que experimentamos.
En primer lugar, se debe entender el rol moral que juega en cada uno de los periodistas en la actualidad, permitiendo desde ese elemento personal, fijar estándares propias que permitan informar veraz, exacta, amplia y oportunamente desde los establecimientos generales de la ética, que establecidas conjuntamente elaboran un paradigma socialmente conjunto que integre un ejercicio soñado y responsable.

Desde ese punto hay que establecer una primera premisa desde el concepto del individuo y su propia concepción de realidad dependiendo del ámbito en el que interactúe, por consecuencia cada ser humano, tiene percepción que está formada desde su conocimiento particular que le permite establecer su accionar social.  Así mismo se debe incluir que el estar informado correcta y eficazmente, permite una apropiación de la realidad, por consecuencia brinda elementos de interpretación de las problemáticas sociales que afectan de manera directa el entorno del individuo.
Llevándolo en un ejercicio casi soñado de la veeduría ciudadana, que permite una fiscalización social de los poderes del estado, la economía y la sociedad civil en general, modificando el paradigma de  una población estática sujeta a las premisas únicas de los entes de control. Convirtiéndose, todo a través del ejercicio ético comprometido de la prensa y del periodismo, en una sociedad consciente que es capaz de accionar la labor compleja de la opinión pública y el control social integral.  Por consiguiente, la ética permite una difusión comprometida de la información de la realidad compleja del espacio en que se presente, en el que con la utilización adecuada de las técnicas y la modelización exacta en la utilización de los sentidos y el complejo elemento investigador que se fusione con el valor moral, comprometiendo un ejercicio capaz de alejarse de las presiones externas que usan a los medios solo como entes difusores de sus beneficios personales.

De la prensa sensacionalista a una prensa popular

 Con respecto a todo los elementos anteriormente planteados cabe soñar con una transformación de la prensa actual, en el que se permita acercar el concepto de prensa popular y hacerla igualmente atractiva que la prensa sensacionalista ya que como lo plantea María Teresa Herrán en Ética periodística el uso del periodismo sensacionalista  permite  “La competencia desenfrenada por la sintonía que repercute sobre la calidad periodística, porque lleva a buscar noticias que entretengan, más que a seleccionar aquellas que reflejen la realidad social”.[3]
Por consiguiente, sería importante acercar los modelos eficaces de prensa popular que se vienen desarrollando en toda Latinoamérica como es el ejemplo del portal web La Prensa popular, en Argentina, en el que se tiene un acercamiento vivencial  y personal de la realidad social del país, sin lineamientos ni influencias políticas, pero sí lo suficientemente atractivo para lograr un consumo sostenible de este tipo de contenidos, logrando en cada una de sus publicaciones una aproximación del objetivo máximo de informar y generar veeduría ciudadana.
Así mismo los contenidos representan a la población civil en general desde todas sus posturas y niveles, permitiendo hacerla tan atractiva como cualquier medio que se escude en la prensa amarillista para lograr reflejar cada una de los círculos sociales.
Por consiguiente, la prensa en este momento tan cambiante, pero tan confiable, debe comprometerse a pasar del factor económico a una conciencia ética que permita durante muchos mantener a este medio de comunicación como el modelo de confiabilidad con el cual se propagaron los medios masivos.


[1] RESTREPO, Javier D, HERRÁN, María T. Ética para periodistas. Ed 3ra. Bogotá, Febrero 2002.
[2] CÍRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁ. Código ético, Preámbulo.
[3] RESTREPO, Javier D, HERRÁN, María T. Ética para periodistas. Ed 3ra. Bogotá, Febrero 2002.

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