martes, 7 de junio de 2011

LA ÉTICA DE LOS CRITERIOS PERIODÍSTICOS: ¿Qué es noticia en la actualidad?

Por José Luis Parada Sierra.

En el periodismo, todo puede ser blanco o negro. Todo depende desde dónde se mire. Así las cosas, que un medio publique o no un hecho dependerá de lo que considere noticia. Dependerá de los criterios deontológicos que sus periodistas tengan…y de su audiencia. Esto adquiere más relevancia en la medida del cúmulo de información cada vez más abrumador: millones y millones de datos. Hay que seleccionar. ¿Pero cómo hemos hacemos esto? En un contexto de creciente globalización, donde el mercado parece engullirlo todo y dictar las leyes de las diversas interacciones, (todo es mercancía, la información: una de ellas); además, un elemento constitutivo de la labor periodística ha sido exacerbado hasta los límites de lo inmanejable: la extremada importancia de la inmediatez. No hay tiempo.
De otra parte, se necesita márgenes de ganancia. Los medios hacen parte de los grupos hegemónicos, de los grandes conglomerados económicos e ideológicos. Según Joseph R. Dominick ―en la actualidad la industria está controlada por un mayor número de corporaciones y poderosas cadenas periodísticas, los puestos ejecutivos son ocupados por empresarios y no por periodistas. Los temas que más interesan a esta nueva generación de directivos son las encuestas de mercado, los planes de presupuesto… no la obtención de las noticias‖i
En este contexto, la autopromoción y la imposición de estereotipos, la elaboración de mensajes sin importancia que sólo distraen, se ha convertido, al parecer en norma, ejemplo de ello son los noticieros que se ven en la pantalla de los canales privados en Colombia. Hacen noticia los avances de sus telenovelas y diversos programas. En estas condiciones, Mario Lamo, coeditor de La Hojarasca, señala que ―Generalmente lo esencial lo vuelven superficial y lo superficial lo vuelven esencial. De esa manera los verdaderos conflictos quedan ocultos. Uno de los mecanismos para hacer esto –es lo que el autor llama— ―información impresionista‖, te dan una cantidad de puntos borrosos que forman una visión distorsionada de la realidad y de esos puntos borrosos sólo te muestran una fracción del cuadro. El resultado es que el ―consumidor‖ de información nunca puede conectar los puntos y formarse una imagen correcta de lo que está pasando en el mundo.‖ii Entonces, la información es desinformadora. Es confusión. Los medios, desde los impresos hasta los digitales ofrecen todo y nada. Es tanta la información que el consumidor (utilizando un termino de mercado) no tiene tiempo de entender y el periodista que sí debería hacerlo, tampoco lo logra.
Claro que no toda la culpa es de los medios. También lo es, de quienes se ―informan‖ a través de ellos. A veces se cae en la tentación de culpar a los medios de todo lo malo que pasa en el mundo. Pero en esto, como en otros
aspectos que tienen que ver con la comunicación humana, se necesita de dos partes como mínimo para que tal ―interacción‖ se dé, de lo contrario no hay tal. Es decir, si los medios de información, publican lo que publican, si los contenidos desinformadores, la autopromoción, la propaganda están donde están. Si generan rentabilidad, fin último de muchos medios, es porque las audiencias han aceptado pasivamente esos contenidos, o peor, los reclaman. Es decir, que dichos contenidos no están ahí, por la simple voluntad de los directivos, productores o editores de estos medios sino por decisión de los ―consumidores‖ que resolvieron acceder a esos contenidos. Entonces, ¿exoneramos a los medios de cualquier culpa?: ¡por supuesto que no! Ellos tienen una responsabilidad social que se les olvidado o no han querido asumir, porque la única preocupación que tienen en mente es satisfacer a los anunciantes con altos ratings, y por supuesto: sus cuentas bancarias. Como bien señala Albarrán de Alba ―la información es un bien que pertenece a la sociedad, no a los periodistas como gremio profesional ni mucho menos a una empresa que finalmente lucra con ella.‖iii
Entonces… ¿Qué hay que hacer? Construir espacios desde la escuela, impulsar la adopción de códigos de ética, tal es el caso del Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Aplicar mecanismos de autorregulación, como expone Albarrán de Albaiv como son: la línea editorial, los códigos de ética y el defensor de lector (o televidente o radioescucha o internauta), y los comités de ética. Al igual, estamentos encargados de regular a los medios y de educar a la sociedad
en la adopción de criterios a la hora de acceder a la información. Que no sólo seamos receptores, sino productores –gestores—, de los contenidos informativos. La audiencia puede establecer parámetros periodísticos de calidad ética. Y debe hacerlo. Todo lo anterior, teniendo en mente que el periodismo debe ser un periodismo comprometido: con la sociedad y el bien común. Comprometido sin ir al extremo de enjuiciar. Así lo creo. Tal como Pastora Moreno Espinosa dice: el periodismo es subjetivo ―Desde el momento en que se selecciona qué información se incluye en un medio y cuál se excluye, hay una opinión por parte del periodista, así como en la ubicación de esa información en el medio, qué espacio se le dedica... Todo ello son selecciones que se realizan de acuerdo a unos criterios subjetivos y que dejan entrever la opinión del periodista con respecto al hecho del que pretende informar o, a veces, desinformar.‖v Por ello, eso de que ―el periodismo sólo informa‖ es una excusa para no apropiarse el rol que le compete: asumirse responsable socialmente. Ese ha de su principal criterio periodístico para establecer qué es noticia y qué no. De lo contrario, tendremos un periodismo comprometido con los grandes ejes del poder, que no responde a las necesidades del bien común, sino a los intereses de unos pocos.
En definitiva un periodismo ético debe ser aquel que siempre tenga en cuenta la dignidad humana, que su medida sea esa dignidad y no los índices de audiencia (muy necesarios sin duda), pero jamás superiores, al fortalecimiento de la democracia, al respeto por el otro, el bien común y la verdad.


i DOMINICK, Joseph R., ―La Dinámica de la Comunicación Masiva‖, McGraw-Hill/Interamericana Editors, S.A., México, 2001.
iiORTIZ CLAVIJO, Gustavo Enrique. Ética vs. encantamiento en medios masivos. http://www.escritoresyperiodistas.com/NUMERO24/gustavo.htm (en línea, 22 de mayo de 2011)
iii ALBARRÁN DE ALBA, Gerardo. El caso Aristegui y el derecho a la información de la sociedad. Sala de Prensa. www.saladeprensa.org/art1051.htm (en línea, 22 de mayo de 2011)
iv ALBARRÁN DE ALBA, Gerardo. La figura del defensor del lector en los diarios digitales. Sala de Prensa. www.saladeprensa.org/art405.htm (en línea, 22 de mayo de 2011)
v MORENO ESPINOSA, Pastora. Rasgos diferenciales de los géneros periodísticos de opinión. Sala de Prensa. www.saladeprensa.org/art501.htm (en línea , 22 de mayo de 2011)

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